capítulo 9 Pelear para morir.

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-¡Golpeame, maldita basura!. Gritaba Maryon frente a mi con espada en mano.
Habíamos vuelto de Atlantida hace unas horas y mi determinación de llegar a Bajo Tierra me había llevado a estar en esta situación.
De vuelta en combate, tomé mi espada con ambas manos y tiré una estocada con todas mis fuerzas. Como nunca había sido buena guerrera, tan solo el peso de la espada hacía que doliera fuertemente mis muñecas.
Trate de levantar la espada que si bien no toco a Maryon, si quedo incrustada en el piso.
-¡Ahora entiendo por que te exiliaron, eres una maldita inútil!. Me escupia con furia.
Retrocedi ante el cansancio que debilitaba mi cuerpo. Habíamos estado ya mas de una hora en estas condiciones y nada parecido a una batalla había logrado.
Si tan solo fuera mas fácil llegar al infierno.

Una hora y media antes.

- ¿¡No hay otra forma!? Grité levantandome de un salto, ante la idea de morir en combate.
-No muchacha, no hay otra forma. La única entrada de llegar ahí es morir traicionando a tu propia sangre.
Lo decía tan fácil, tan sencillo, como si llegar y dejarme matar fuera algo tan normal como respirar.
-No permitiré eso. Dijo Alex, viendome preocupado.

-Entonces tendrás que conformarte con lo que yo te he contando.

Se levanto dandonos ya, la despedida.

-Bien, lo haré...

De vuelta a la actualidad.

Aquí estaba peleando contra mi sangre, Quebrantando toda ley de mi reino y luchando por morir contra una atlantiana terrana, ya que Alex no quiso ser el autor de mi asesinato... bueno aunque complice no me parecía mucho mejor.
-Kyra, creo que ya es mejor que lo dejemos. Suplicaba Alex al costado de nosotras.
Habíamos ido a escondidas en medio del bosque, aunque no muy lejos de Atlántida ya que no sabíamos dónde terminaba el territorio de este, si no así mi muerte seria en vano.
Después de discutirlo por varios minutos con Alex, decidimos darle la oferta a Maryon, aunque ella sin mucho pensarlo acepto rápidamente. Alex saco prestadas dos espadas y nos dirigimos los tres al bosque.
Si bien el plan no era tan malo al decirlo, si era complicado hacerlo. Se suponía que tenía morir peleando contra mi reino y como ya había roto la primera regla, ya que no estaba en mi reino y ahora estaba a punto de infractar la segunda regla al pelear en contra un atlantiano, eso me convertía en una traidora.
Levante mi espada nuevamente ignorando a Alex y corrí hacía Maryon, ésta me esquivó con un movimiento tan lento como mis pies, di media vuelta y ataqué contra su espalda pero ella solo se agacho esquivandome nuevamente.
-¿Segura que eran guerreros en tu area? Decía, tratando de hacerme enojar, E increiblemenete lo estaba logrando. Recordé los ataques sorpresa que Nicolás y yo habíamos practicado muchas veces así que arrematé contra ella lentamente sabiendo que lograría esquivarme y cuando lo hizo, di vuelta rápidamente tirando la espada al suelo y pegandole una patada precisa en la pantorrilla, haciendola caer.
-Así que la princesa no puede con espadas, pero si con garras.
Aproveche que ella se encontraba en el suelo y le lanzé un puñetazo en la cara, rodo y me golpeo con sus pie en el vientre una y otra vez.
-¡Basta! gritaba Alex al ver la sangre que salía de mi nariz y labio.
Maryon se levantó tomando mi cabello en su mano y levantandome con ella, escupiendo en mi cara.
-Con razón ni tu familia te acepta... aparte de bruja, inservible.
Algo en mi mente se quebró. Tantos años pasando malos ratos se propagaron por mi mente. De un momento a otro sentía como mis manos se prendían y por mas que trataba de controlarlas no lo logré. Me solté de su agarre alzándome nuevamente contra ella, pegandole una y otra vez contra la armadura que tenía colocada.
Pegué fuertemente contra su pecho, logrando hundir la armadura, justo en medio de su corazón. Un grito de dolor salio de su boca, que prendió nuevamente en mi.
Golpee contra la abolladura otra vez. Maryon solto otro grito de dolor, mirandome fijamente a los ojos.
-¡Basta Kyra, por favor!
El grito de Alex apagó mis manos y mi mente al mismo tiempo. Aprovechando el momento, Maryon tomó la espada que se encontraba en el piso y la clavo fuertemente en mi espalda. Me levanté con dificultad, tambaleandome de un lado a otro. Alex se aproximó rápidamente a mi para tomarme entre sus brazos y sollozaba.
-Lo hiciste Kyra.
Maryo se ubicó a mi lado, tomando fuertemente mi mano. Al sentir su tacto sentí como algo corria de ella... mi propia sangre.
-Lo siento tanto. Dijo mientra las lágrimas caían rodando por su rostro. Vi fijamente la abolladura de su pecho y en lo mortal que hubiese terminado todo esto a no se por Alex.
-Perdóname a mi por eso. Dije mientras sentía que la sangre escurria de mi boca. Alex se acerco a mi, depositando un beso en mi frente, mientras yo cerraba los ojos para concentrarme en su olor y no al de la muerte.
El dolor de la espada atravezada desde mi espalda saliendo por delante de mi pecho. Ya no se sentía, ya que el frío envolvia mi cuerpo dejandome casi sin aliento. Deje de sentir mis piernas y mis manos tiritaban por la falta de presión. Ya no sentía la mano de Maryon ni el cuerpo de Alex sosteniendome entre sus calidos brazos, ya no sentía nada y entregando a los brazos de la muerte, suspire mi último aliento donde sentí como se desprendía mi alma, sin mas me fui... ahí en medio del bosque, peleando por mi propia muerte.

Reino Bajo Tierra

805 años desde la creación de la humanidad.

Desperté con un palpitante dolor que atravesaba mi pecho hasta la parte alta de mi espalda y el duro suelo en el cual me encontraba tendida no ayudaba mucho. Traté de levantarme extendiendo una mano hacía las tablas que estaban bajo de mi, provocando un balanceo de un lado a otro.
-¡que carajos! Grite aferrandome a lo único que encontre, una tabla que sobresalía del suelo. Observé a mi alrededor y me percate que me encontraba en una balsa.

-Despertaste.
Me sobresalte al escuchar una grave y terrorífica voz que provenía de cerca. Observe que no me encontra sola en la balsa y que una persona de espaldas con capucha negra, que cubría desde su cabeza hasta sus pies, se encontraba frente a mi sentado.
- ¿Dónde estoy? Pregunte asustada al sujeto, mientra que me desabrochaba un poco el abrigo. -Que calor hacía en este lugar.
El sujeto se dio media vuelta mostrando su rostro y cuerpo, que no era mas que una horrible calavera sin rastro alguno de organos ni piel.

-Bienvenida a Bajo Tierra querida.

Trono de fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora