El entrenamiento: ¿Qué son los shamanes?

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Algunos meses antes de los sucesos actuales, nos ubicamos en un pequeño pueblo, el cual se encontraba en el territorio fronterizo entre el país de México y los estados Unidos.

El pueblo, había sido fundado hacía ya mucho tiempo, la mayoría de sus casas eran de solo un piso, solo una parte de sus calles estaban pavimentadas, un antiguo molino marcaba el inicio del pueblo y solo había unas cuantas tiendas de comestibles, su tienda con más producto, era una que se ubicaba en una gasolinera, también el pueblo contaba con una comisaria y una compañía de bombero, no había hospital, solo una pequeña clínica, así que la gente que tenía problema de salud, acudía a un curandero nativo, el cual vivía a algunos kilómetros a las afueras de la ciudad.

El curandero nativo, era algo extraño, ya que se decía que al momento de realizar curaciones, se ponía en una especie de transe, y su actitud cambiaba, como si un espíritu entrara en su cuerpo.

El curandero, vivía con otra persona, una joven mujer de ascendencia latinoamericana, la cual se encargaba de ir al pueblo para comprar víveres, no se sabe muy bien qué relación tienen. En el pueblo alguno dicen, que es su discípula, pero no parece tener las habilidades del curandero, otros dicen que es su hija adoptiva, otros que es solo alguien que cuida de él, y otro especula qué es su amante, pero hay personas, que han visto aquella chica, en estado de trance, cuando practicaba con sus pistolas.

Era un día caluroso en aquel pueblo, como siempre el lugar estaba tranquilo, el molino daba vuelta aunque había poca brisa y la gente vivía su día a día.

El silencio del pueblo, era interrumpido por el sonido de una moto, de color azul y estilo clásico, la cual era conducida por una joven mujer de piel canela, tersa y firme, cuerpo esbelto y curvilíneo, ojos verdes oscuros, cabello largo y lizo que le llegaba hasta la espalda, vestida con una cambia blanca y sin manga, unos pantalones jeans cortos, unas botas cafés al estilo vaquero que le llegaba hasta las rodillas, unos guantes negros y llevaba puesto un sombrero al estilo old west y una gabardina de color café oscuro.

La mujer, condujo su moto hasta la estación de gasolina del pueblo, la conductora, bajo la palanca de la moto, y se desmonto de su vehículo, u se dirigió a la tienda de la estación de gasolina.

Cuando la mujer, entro a la tienda, una chica que atendía de cajera, saludo a la motociclista.

—Buen día, señorita Piety—Saludo la cajera a la recién aparecida.

—Muy buenos días —Piety, le respondió a la cajera, para luego preguntar— ¿Ha llegado el último número de la revista Hell street?

—Tiene suerte hace poco acaba de llegar—le respondió la cajera, que le mostró la revista a la mujer motociclista.

Piety, tomo la revista, y observo la portada, la portada mostraba a una chica en bikini, sobre una moto, y arriba el nombre de la revista y el número.

—Me gustaría, que en vez de una chica fuese un joven bien dotado que estuviese montado en la moto—suspiro Piety, y hablo con la cajera—Gracias, cuanto es.

—Son unos 6 dólares—le contesto La cajera a Piety.

—Bien, agrégales también dos cajetilla de cigarros—Piety, le dijo a la cajera y agregó

La cajera, agregó en la máquina registradora el valor de la cajetilla, mientras hacía la operación, la joven Piety, observaba el local, estaba muy tranquilo.

—Vaya, está más tranquilo que hace algunas semanas atrás—Comentó Piety a la joven cajera y agregó—Hace alguna semanas atrás, este sitió estaba lleno de pandillas de motociclistas.

—Sí, gracias a usted—La cajera, contestó a Piety, mientras esbozaba una sonrisa y agregó—Cuando usted ahuyento a esa pandilla que estaba causando problema en el local, se extendió el rumor que este lugar, estaba siendo protegido por alguien fuerte, y las pandillas de motociclistas temen parar en este sitio, inclusos le pusieron un apodo, Bloody Calamity.

De sukebanchou a ShamanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora