80 dias para enamorarte |A.G|

"cuatro"

Estaba haciendo un trabajo cuando llamaron al timbre, es raro que alguien viniera a mi casa a las 9 y media, que yo sepa no he quedado con nadie, pero bueno. Me estiré en mi asiento, ya llevaba bastante aquí sentada, debería dejarlo ya. Bajé perezosamente abajo y abrí la puerta medio adormilada. No puede ser. ¡¿Cómo se sabía mi dirección?!

-¿Se puede saber que haces aquí? -estaba muy enfadada con él, esto no se me iba a pasar tan pronto.

-Eh eh relájate -me guiñó un ojo, gilipollas.

Resoplé. Puse una mano en mi cuello, me dolia un poco.

-Me he mudado aquí, a esa casa.

Señaló la casa que de mi izquierda, genial, para un vecino que tengo tiene que ser este, además de que ahora lo iba a tener todos los días al lado. Insoportable.

-Estupendo, ¿quieres algo más? ¿No verdad? Adiós. -estaba cerrando la puerta ya cuando él la empujó y no me dejó cerrarla.

-Yo...

-¡Que me dejes en paz ya!

Cerré la puerta de un portazo. Vi por la ventana como se iba... ¿triste? no sé porque está así, puede que ahora no me haya echo nada pero si me lo ha hecho muchos otros dias y sinceramente, se merece eso y más. Subí otra vez a mi habitación y me metí en la cama dispuesta a dormir, se me habian quitado las ganas de cenar.

***

Era ya viernes y la mayoria de dias he visto al grupo de Dani en casa de Alvaro, o a Dani solo, parecia que Dani vivia ahi, dios. Cuando le conte el jueves a Carlos y a Laurya que era mi vecino se quedaron de piedra. Ahora habia quedado con el rubio en el starbucks. Hacia frio asi que me abrigué, me tocaba ir andando, aunque mi casa de la de Carlos quedara de camino no ha podido venir a recojerme. Despues de una media hora llegué, helada pero llegué allí y entré, pude divisar a Carlos entre la gente. Me senté en la mesa en la que él estaba y ya había pedido.

-Siento no haber podido ir a buscarte.

-No pasa nada, ¿podras llevarme, no? -Asintió.- Mejor, porque vengo congelada.

-Pues tomate el café. -Rió.

Estuvimos hablando de cosas sin importancia durante un rato hasta que salió un tema que hubiera preferido apararlo.

-¿Que tal con tu nuevo vecino? -Resoplé.

-Siempre están alli sus amigos, no hay día que no les oiga.

-Que incordio. Di que es mejor eso que no oir gemidos... -Puse los ojos en blanco.

-Si los he oído, si. ¿Por que tendrian que haber echo las casas casi pegadas? Asqueroso constructor.

Álvaro solia tener cada noche una chica en su cama, de las faciles, que asco me daba el chico, jugar con las mujeres es de cobardes. Si tan solo alguien pudiera demostrarle lo que se siente al ser utilizado cuando estas enamorado... En ese momento se me encendio una bombilla.

-Apuesto lo que sea a que soy capaz enamorarle en menos de ochenta dias. -Carlos abrió los ojos como platos.

-¿Es esto una apuesta como la de Willy Fogg?

-Quiero hacer que se de cuenta de lo que hace con cada chica que se acuesta. Además esto servirá de venganza por todo lo que me ha hecho. -Dije muy segura.

-Noelia, tu no eres como esas guarras. -Me miró a los ojos.

-Y no quiero serlo. -Le mantuve la mirada.

-Esta bien, tienes ochenta dias para enamorarle si no me compras unas entradas para ver a Katy Perry. -Sonrió. Ugh, son caras.

-Y si gano yo... -Tengo que elegir algo que de verdad quiera.- Un billete de ida y vuelta en avión para Londres. -Quiero ver a Blas. Le echaba muchisimo de menos, no se cuántos años llevo sin verle.

-Tu hermano. -Asentí aunque no fuera una pregunta.- ¿Trato echo? -Extendió su mano derecha y se la di en un apretón de manos.

-Trato hecho. -Repetí.

Salimos del starbucks y fuimos al coche. Sonará extraño pero me siento distinta a como entré, como si pudiera conseguir lo que me propongo, más fuerte. Iba a ganar esta apuesta, ir a ver a mi hermano, pero lo mejor iba a ser que daría una lección a Álvaro.

Álvaro.

Estaba preparando todo para la fiesta de esta noche, era viernes y queria "inaugurar" la casa, y quien sabe, tal vez consiga un polvo, salir ganando. Eran las once y en mas o menos media hora (un poco mas) empezaria a venir la gente.

-Marcos, conecta las luces a ver si funcionan. -Dijo Dani en un tono algo frío.

-Voy a repartir la comida en platos. -Dije.

-¿Voy poniendo ya la música?- Preguntó Iván.

-Si la pones que no sea muy alta.- Dije.

-¿Creeis que molestaremos a la vecina?

Preguntó Dani en tono de burla. Me encoguí de hombros. Sabían que Noelia era la vecina de al lado.

-¿Y que si la molestamos? Me importa una mierda que no pueda dormir.

Llamaron al timbre, pero aún era pronto para que llegara la gente, aún asi abrí. Jeniffer y sus dos amigas, también nas guarras, era la chica a la que me habia tirado ayer, tal vez hoy vuelva a tenerla entre mis sábanas. Pasó a mi caswa sin ni siquiera invitarla, que educada, nótese la ironía.

Sacamos las bebidas y subimos el volumen de la música, no tardó en entrar gente a mi casa, otra se quedaba afuera, pero no había persona que no estuviera bebiendo o bailando.