1. La carta de Hogwarts

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Once años después del fatídico suceso del 31 de Octubre de 1981, tiempo durante el cual la vida de los Black había cambiado, una alborotada niña de cabello castaño cobrizo bajaba a toda prisa las escaleras de la casa de sus abuelos para compartir una muy agradable noticia que acababa de llegarle por carta.

- ¡Mamá, mamá, abuelos! – gritó la niña entusiasmada una vez llegó al salón principal donde se encontraba el resto de su familia- ¿A que no adivináis lo que me acaba de llegar?

Por la felicidad en la cara de su hija, Ámbar intuyó que el sobre amarillento que tenía Emerald en sus manos no era otra cosa que su carta de aceptación de Hogwarts. Desde que su hermano Leo había ingresado al colegio dos años atrás Emerald se moría de ganas por hacer lo mismo.

- No tenemos ni idea cariño- alegó Stefan, el abuelo de la niña- pero seguro que nos sacas de dudas ahora mismo.

Sonriendo, la pequeña Emerald se sentó en una de las elegantes butacas de la estancia, y aclarándose la garganta procedió a leer el contenido de la carta:

- Querida señorita Black:

Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Le adjuntamos la lista del equipo y los libros necesarios.

Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su búho antes del 31 de julio.

Muy cordialmente, Minerva McGonagal, directora adjunta. ¡Ja, y Leo decía que era una squib!

- ¡Qué contenta estoy, mi princesita ya va a ir a Hogwarts! ¿Cuándo has crecido tanto?- preguntó la elegante Ágatha Malfoy mientras apachurraba a su nieta.

- Eres una exagerada abue - rió Emerald mientras abrazaba de vuelta a su abuela. – Oye ma, ¿crees que Draco tenga ya su carta también?

- Seguro que sí Emy, deberías mandarle una lechuza para averiguarlo.

- Tienes razón mami, por cierto, ¿cuándo vas a traer a Harry? Podríamos ir a comprar los materiales juntos. Estoy deseando verlo, ¿crees que se acuerde de mí?

- Tranquila hija, que no tardaré mucho en ir a por Harry, nada más el profesor Dumbledore me dé el visto bueno iré a recogerlo a casa de sus tíos. Y si no se acuerda de ti no te preocupes, recuerda que erais muy pequeños la última vez que os visteis.

- Tienes razón. En fin, debería ir a escribirle esa carta a Draco y esta tarde cuando Leo vuelva de casa de los Weasley podríamos ir a comprarle un regalo de cumple a Harry. ¡Hasta lueguito!

Tras decir aquello la niña salió a paso rápido del salón para escribirle la carta a su primo y pensar ideas para el regalo de Harry. Su familia siempre le enviaba un regalo a Harry por su cumpleaños acompañado de una felicitación, pero por desgracia el profesor Dumbledore no les permitía ir a verlo por cuestiones de seguridad. Sin embargo, ese año todo sería diferente, ya que Harry por fin sabría del mundo mágico y podría quedarse con la familia de Emerald durante algunas festividades, y quizás, con un poco de suerte, el profesor permitiría a Ámbar pedir la custodia de Harry para que se fuese a vivir con ellos permanentemente.

ღღღ

Mientras tanto, lejos de allí, en el número cuatro de Privet Drive todos los habitantes de la casa oyeron un ruido procedente del buzón que indicaba que el correo acababa de llegar.

- Trae la correspondencia, Dudley- Dijo Vernon Dursley desde atrás de su periódico.

- Que vaya Harry.

Emerald Black y la Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora