La puerta se abrió de inmediato. Una bruja alta de cabello negro y túnica verde esmeralda, esperaba allí. Tenía un rostro muy severo, tanto Emerald como Harry pensaron que se trataba de alguien a quien era mejor no contrariar.
-Los de primer año, profesora McGonagall- dijo Hagrid, y en ese instante Emerald comprendió que aquella mujer era la jefa de la casa de su hermano, Gryffindor, y que aquel aspecto severo que aparentaba se debía a que ella se tomaba muy enserio sus responsabilidades y esperaba lo mismo de sus alumnos.
-Muchas gracias Hagrid. Yo me ocupo de ellos.
Abrió la puerta. El vestíbulo de entrada era tan grande que a Harry pensó que hubiese sido posible meter toda la casa de los Dursley en él. Las paredes de piedra estaban iluminadas con resplandecientes antorchas, el techo era tan alto que apenas se percibía y una magnífica escalera de mármol, frente a ellos, conducía a los pisos superiores.
Siguieron a la profesora McGonagall a través de un camino señalado en el suelo de piedra. Podía oírse el ruido de cientos de voces que salían de un portal situado a la derecha, allí debían de encontrarse el resto de los alumnos del colegio. Sin embargo la profesora los llevó a una pequeña habitación vacía fuera del vestíbulo. Se reunieron allí, más cerca unos de otros de lo que estaban acostumbrados, mirando con nerviosismo a su alrededor.
-Bienvenidos a Hogwarts- dijo la profesora McGonagall-. El banquete de comienzo de año de poco, pero antes de que ocupéis vuestros lugares en el Gran Comedor deberéis ser seleccionados para vuestras casas. La selección es una ceremonia muy importante porque, mientras estéis aquí, vuestras casas serán como vuestra familia en Hogwarts. Tendréis clases con el resto de la casa que os toque, dormiréis en el dormitorio de vuestra casa y pasaréis tiempo en la sala común de la casa. Las cuatro casas se llaman Gyffyndor, Hufflepuff, Rvenclaw y Slytherin. Cada casa tiene su propia noble historia y cada una ha producido brujas y magos notables. Mientras estéis en Hogwarts, vuestros triunfos conseguirán que vuestra casa gane puntos, mientras cualquier infracción de las reglas hará que los pierda. Al finaliza el año, la casa que haya obtenido más puntos será premiada con la Copa de las Casas, un gran honor. Espero que todos vosotros seáis un orgullo para la casa que os toque. La ceremonia de selección tendrá lugar dentro de pocos minutos, frente al resto del colegio. Os sugiero que mientras esperáis, os arregléis lo mejor posible.
Los ojos de la profesora se detuvieron un momento en la capa de Neville, que estaba atada bajo su oreja izquierda, y en la nariz manchada de Ron. Con nerviosismo, Harry trató de aplastarse el cabello, gesto que causó la risa de Emerald, ya que domar el cabello de Harry era misión imposible, y tras aquel gesto por parte del niño, empeoró su estado.
-Volveré cuando lo tengamos todo listo para la ceremonia. Por favor, esperad en silencio-. Dijo la profesora antes de abandonar la estancia.
Harry tragó con dificultad, encontrándose aún más nervioso que antes. Emerald por su parte parecía estar totalmente tranquila.
-¿Cómo funciona exactamente la selección?- preguntó a sus amigos.
-Creo que es una especie de prueba. Fred dice que duele mucho, pero creo que era una broma.
-Para nada Ronald, Fred no te mentía. Cuando Leo me lo contó yo también pensé que era mentira, pero mamá y el señor Lupin lo corroboraron.- mintió descaradamente Emerald, disfrutando de las caras de espanto de sus amigos.
El corazón de Harry dio un terrible salto. ¿Una prueba? ¿Delante de todo el colegio? Pero él no sabía apenas de magia... ¿qué haría? No esperaba algo así justo en el momento en que acababan de llegar. Miró temblando a sus alrededor y vio que todos los demás, excepto Emerald y el insoportable de Draco Malfoy, también parecían aterrorizados. Nadie hablaba mucho, salvo la chica de espeso cabello enmarañado, Hermione Granger, que susurraba muy deprisa todos los hechizos que había aprendido de sus libros y se preguntaba cuál necesitaría. Harry intentó no escucharla, ya que lo único que conseguía era ponerse todavía más nervioso. Mantuvo los ojos fijos en la puerta, en cualquier momento la profesora regresaría y los llevaría al gran comedor.
Entonces sucedió algo que provocó varios sustos y gritos entre los alumnos. Unos veinte fantasmas atravesaron de repente la pared. De un coló blanco perla y ligeramente transparente, se deslizaban por la habitación, hablando unos con otros, casi sin mirar a los de primer año. Parecían estar discutiendo. Harry apenas creía lo que sus ojos veían. Los fantasmas existían, y eso le hizo preguntarse si quizás sus padres estarían en algún lugar en forma de fantasmas.
-Perdonar y olvidar. Yo digo que deberíamos darle una nueva oportunidad....
-Mi querido Fraile ¿acaso no le hemos dado ya a Peeves todas las oportunidades que merece? Nos ha dado mala fama a todos y usted lo sabe, además ni siquiera es un fantasma de verdad...un momento...¿y vosotros que hacéis aquí?- preguntó entonces el fantasma dándose cuenta de la presencia de los alumnos. Nadie respondió.
-¡Alumnos nuevos!- dijo el Fraile Gordo, sonriendo a todos- estáis esperando la selección ¿no?- algunos alumnos asintieron, Harry y Ron entre ellos-. ¡Espero veros en Hufflepuff! Mi antigua casa.
-Poneos en fila y en marcha- dijo la profesora McGonagall apareciendo por la puerta- la selección va a comenzar.
Uno a uno los fantasmas se marcharon flotando a través de la pared opuesta. Con la extraña sensación de que sus piernas se habían vuelto de plomo, Harry se puso detrás de Emerald, con Ron detrás de él. Salieron de la habitación y volvieron a cruzar el vestíbulo, pasaron por una enorme y ornamentada puerta sobre y entraron en el famoso Gran Comedor.
Tanto Emerald como Harry se quedaron boquiabiertos. Ni en sus mejores sueños se habían imaginado un lugar así, tan extraño y espléndido al mismo tiempo. Estaba iluminado por miles y miles de velas que flotaban en el aire por encima de sus cabezas y de cuatro amplias mesas, donde los demás estudiantes estaban ya sentados. En las mesas habían brillantes platos y capas de oro. Al fondo del comedor había otra gran mesa, ante la que se sentaban los profesores. La profesora McGonagall los condujo hasta allí y los hizo colocarse frente a los demás estudiantes, con los profesores a sus espaldas. Todos los demás habitantes de la sala los observaban con atención. La profesora McGonagall colocó entonces un taburete de cuatro patas frente a los de primer año, y sobre este puso un sombrero puntiagudo de mago. Dicho sombrero estaba remedado, raído y muy sucio.
Tal vez tendrían que intentar sacar un conejo del sombrero, pensó Harry. Sin embargo, al darse cuenta de que la atención de todos estaba sobre el sombrero, Harry también lo hizo. Durante unos pocos segundos, se hizo un silencio completo en el comedor,. Entonces el sombrero se movió. Una rasgadura cerca del borde se abrió, ancha como una boca y el sombrero comenzó a cantar, causando de nuevo el asombro de Harry.
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Emerald Black y la Piedra Filosofal
FanfictionEmerald Black comienza su primer año en el colegio de Magia y Hechicería más famoso de todo Reino Unido. Allí aprenderá encantamientos, nuevos sortilegios para defenderse de la magia oscura y el arte de elaborar pociones, es decir, todo lo necesario...