Habían pasado un par de semanas desde el cumpleaños de Harry. Semanas que el niño había disfrutado mucho y en las que había conocido un poquito mejor a la familia de su madrina y al mundo mágico. Harry se había enterado de que Ámbar era medimaga y que trabajaba en San Mungo, el hospital de magos más importante de Reino Unido. Por este motivo, muchos días Remus iba a la mansión a cuidarlos, o ,en su defecto, iban a casa de los Tonks. Los Tonks eran una familia encantadora, y la verdad, a Harry y a Emerald les gustaba mucho ir a quedarse con ellos, sobre todo los días que Nimphadora estaba. Nimphadora era una chica muy divertida, siempre hacía a los niños reír transformando su cara de formas graciosas. Dora o Tonks, como a ella le gustaba que la llamaran, era metamorfomaga, una maga capaz de cambiar su apariencia a su antojo. Harry se había quedado flipando el día que la conoció y la vio transformar su cara en la de su madre mientras la imitaba tras haberle reñido. El mundo mágico seguía siendo todavía algo muy nuevo para él y se sorprendía con mucha facilidad.
Aquel día Harry, Leo y Emerald se encontraban desayunando tranquilamente en el jardín, se habían levantado algo tarde porque la noche anterior habían trasnochado viendo una saga de películas muggles que a Harry le gustaba mucho. Ámbar, que acababa de llegar de su turno en el hospital, se apareció ante ellos.
- Niños, daos prisa en terminar el desayuno. Tenemos que ir a comprar vuestros materiales para el colegio. Empezáis en tres días y Harry ni siquiera tiene su varita.
- ¡Es verdad! Ya decía yo que se nos olvidaba algo para estar listos para Hogwarts- dijo Emerald, que para ser sinceros, había estado tan entretenida con Harry que ni se había acordado de que todavía tenía que comprar sus útiles escolares.- Corre Harry, termínate rápido el zumo que todavía nos tenemos que vestir.
Emerald devoró lo que quedaba de su bizcocho de chocolate y comenzó a beber su zumo de calabaza rápidamente. Harry, por su parte se había quedado pensativo. Le hacía mucha ilusión ir a comprar las cosas para el colegio y conocer otro lugar exclusivo de los magos. Sin embargo, había algo que le preocupaba bastante y que le impedía disfrutar al completo de la experiencia.
- Umm... ¿madrina?
- ¿Sí, cariño?- dijo Ámbar mientras tomaba asiento al lado de su primogénito.
- Yo no tengo dinero, y ya oíste a mi tío Vernon, no va a pagar nada para que vaya a aprender magia.
- No te preocupes por eso tesoro- le dijo Ámbar con una sonrisa- ¿No creerás que tus padres no te dejaron nada?
- Pero... ¿Su casa no fue destruída?
- Sí, pero el dinero no se guarda en las casas, Harry. Al igual que los muggles, los magos tenemos bancos donde guardar nuestro dinero. El nuestro se llama Gringotts y lo dirigen los duendes. – explicó la bruja- De todos modos Harry, no vamos a tocar ni un knut de tu cámara. Hasta que cumplas la mayoría de edad yo me haré cargo de tus gastos. Por algo soy tu madrina. Y ahora, apresúrate. En diez minutos os quiero a todos listos para salir.
ღღღ
Una vez que todos estuvieron listos, Ámbar los llevó hasta un coche de aspecto lujoso. A Harry le sorprendió mucho que su madrina supiera conducir, él pensaba que los magos solo se transportaban con magia, de la forma que él mismo lo había hecho cuando la bruja fue a recogerlo. Sin embargo, pudo comprobar que los magos también hacían uso de los inventos muggles. Mientras viajaban Harry se dedicó a mirar por la ventana. Pasaron ante calles llenas de librerías, tiendas, hamburgueserías y cines, pero ninguna de ellas parecía tener algo fuera de lo normal. Unas cuantas calles más adelante, Ámbar aparcó el coche al lado de un bar pequeño y de aspecto mugriento con un cartel maltrecho en el que ponía: <<El Caldero Chorreante>>.
ESTÁS LEYENDO
Emerald Black y la Piedra Filosofal
FanficEmerald Black comienza su primer año en el colegio de Magia y Hechicería más famoso de todo Reino Unido. Allí aprenderá encantamientos, nuevos sortilegios para defenderse de la magia oscura y el arte de elaborar pociones, es decir, todo lo necesario...