Reinado Maldito. [Fanfic Dramione] 🌟

23. Noche de dos.

Capítulo pesado.

Ronald salió de Hermione de la manera mas cruel y la tiró a propósito al suelo.

Hermione sollozó.

—Apurate sangre sucia. ¿No acabas de escuchar? O Quieres  que te ayude con la ropa. —sonrió malicioso mientras se colocaba un pantalón.

Aún indignado, se sentó en la cama con la mirada posada en Hermione.

—¿Te pienzas quedar allí idiota?

Hermione no tenía ropa, nuevamente Ronald la había destrozado toda antes de poseerla.

—No tengo ropa. —susurró.

—¿Acaso ese es mi problema? No, obvio no. Pídele al hurón desteñido que te de, ahora estas a cargo de él. Ahora vete, largo. Me das asco. —la tomo con fuerza del brazo y la sacó de la habitación, Draco la esperaba al pie de la puerta. Al verla desnuda en el pasillo le entro un coraje en todo el cuerpo.

—¿Tu ropa? —preguntó de mala gana.

Ella no dijo nada. Tan solo agacho la cabeza para que su cabello tapara su vergüenza.

Draco entendió y entro por Ronald.

—¿Ahora que imbécil? —pregunto de mala gana él pelirrojo.

Draco se acerco a él y le tomo del cuello, lo levanto y le hablo con un tono amenazador.

—Eres un imbécil Weasley, la sangre sucia no andará desnuda por todo el castillo. Dame ropa ahora mismo o te la quito yo a ti y te hago andar desnudo al lado del lago negro en la madrugada.

Ronald, como todo miedoso, acepto y fue en busca de pantalones y camisas.

Draco lo tomo, le empujó y salió de allí para tapar rápidamente a Hermione.

Ella no dijo nada más.

***

Blaise llego a su recamara, estaba exhausto.

¿Nott en las filas?

Cuando se enterara Luna...

Alguien toco su puerta, golpes leves, casi ni se escuchaban.

—¿Si? —pregunto él moreno confuso de que si fuera alguien.

—Soy Luna.—se anunció al otro lado.

—Pasa. —ordenó Blaise.

La pequeña rubia entro en la recamara, grandisima, por supuesto. Era la primera vez de ella aquí. Siempre era Zabini el que estaba en su recamara.

Se perdió en todas las cosas que habían, que olvido a Blaise.

—¿Luna? —le llamó él moreno.

Nada cambia... Pensó.

—¡Ah, si! —recordo ella y luego se puso rojisima en menos de un segundo.

—¿Que paso?

Lo difícil no fue llegar a su cuarto, ni pensar mas de mil veces en su mente como verlo y mantener la compostura.

Lo difícil era decir lo que en su mente no sonaba tan retorcido, pero que si alguien escuchaba en voz alta, cambiaría el rumbo de las cosas.

—Luna habla. —pidió Blaise intentando mantener su compostura.

—¿Me dejas dormir contigo? —soltó ella.

Blaise la miró rara.

¿Ella quería dormir con él?

¿En la misma cama? O en el sofá, o a él le tocaría en el suelo y ella en la cama. O ambos en el sofá...

—Contigo. —enfatizó.

—¿Para que o qué? —intentó sonar lo menos cruel, pero aveces las palabras salen de nuestra boca precipitadas.

—Solo... Quiero.

—Bien. Ven. —Blaise palmeo un lado de la cama. Luna llego cual niña pequeña y subió en ella, su pijama blanca dejaba expuesta gran parte de su piel, Blaise intentaba mirar al techo y pedirle a merlín que le ayudara.

Con suma Delicadeza, bajo las sabanas, Luna se introdujo y se le puso la piel de gallina.

Ya ambos debajo de las sabanas, quedaron mirando al techo, ninguno se movía por no incomodar al otro, ninguno hablaba, pero ambos suspiraban en silencio.