CAPITULO 6: Se acabo la tranquilidad.

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Me había puesto el despertador antes, para no tener que encontrármelo, me había metido en la ducha, me había enfundado unos vaqueros negros y una sudadera y había recogido todo lo necesario. Bajé a desayunar una de las primeras o eso pensaba yo…
- Buenos días.- me sorprendió alguien por detrás, haciendo que pegara un bote en el sitio.
- ¡Que pretendes matarme!- le repliqué encarándole con el bote de cola cao en la mano.
Estaba más guapo que ayer… Esos vaqueros, esa sudadera… ¡Alex! Me regañé mentalmente.
- No grites.- me tapó la boca con la mano.- Todavía están todos dormidos.
Aparté su mano y pasé a la cocina.
- ¿Quieres café?- le pregunté de malas maneras.
- Si no te importa.- se había vuelto a posicionar justo a mi lado.
- Mira.- me volví hacia él y me quedé perdida en sus ojos verdes…
- ¿Si?- preguntó con media sonrisa.
Me había quedado embobada mirándolo.
- Hazme el favor y procura que el aire corra entre nosotros ¿sí?- Hice una línea imaginaria entre nosotros, este se echo hacia un lado.- Más.-le indiqué y este obedeció.- Un poco ¡MÁS!
Cuando vi que estuvo lo suficiente lejos, cosa así como casi fuera de la cocina, le indiqué con los pulgares hacia arriba que así estaba perfecto.
- ¿Y cómo pretendes que tome el desayuno?- me soltó apoyándose en el marco de la puerta.
- Muy fácil, cuando yo terminé de desayunar tú entras.- le guiñé un ojo, había sido una victoria.
Me tomé el cola cao y puse en funcionamiento la cafetera, en cuanto se despertaran todos vendría a por él, comí algunas magdalenas ante su atenta mirada que se me clavaba en el cogote. Tras acabar todo, lo guarde y me dispuse para salir al hall.
- Ahora puedes desayunar.- le indiqué con la mano.
Subí de nuevo para ir al baño y asearme.
De vuelta abajo mis hermanos ya se habían despertado y estaban desayunando.
- Dani ¿vas a ir hoy a la uni?- pregunté asomando la cabeza.
- Sí, pero quede con Clau…
Eso significaba una cosa, iba a llegar más tarde.
- No te preocupes, ¿Adán?- le pregunté.
- Que va enana, tengo caso ahora mismo.- vi como se levantaba y subía corriendo hacia su habitación.
- ¿Gab?-le miré suplicante
- Me encantaría, pero tengo que llevar las últimas fotos al jefe.
- Imposible enana.- me contestó Tony antes de que pudiera decir nada.
- ¿Entonces como suponéis que voy a ir?
- Iras con Cameron, os llevareis el Passat.- me explicó Adán mientras me daba las llaves.- Conduce Cameron ¡Eh!
- Sí, sí.- le confirmé.
Eso no se lo creían ni ellos, la que tenía las llaves era yo, pues yo conducía.
- ¿Pretendes que lleguemos tarde?- le solté a Cameron que bajaba por las escaleras.- Te espero en el coche, si en cinco minutos no estás te vas andando.-le amenacé sin dejar de mirarle.
Tras eso fue hacia el garaje, saqué el coche y le esperé enfrente de casa.
Conté los minutos y justo cuando iban a pasar los cinco apareció por la puerta.
- ¿No se suponía que yo conducía?- dijo subiéndose al asiento del copiloto.
- ¡JA!- arranqué pisando fuerte el acelerador.
La velocidad me relaja, no sabía por qué, pero este chico me sacaba de quicio.
El camino fue silencioso, aunque sus ojos no se separaban de todos mis movimientos.
Tras entrar en la facultad, aparqué en el primer sitio que vi. Tras salir del coche, mire por si veía a mi hermano, pero no había rastro de él.
Comenzamos a andar hacia la facultad, uno al lado del otro, y pude observar como todos nos observaban, o más bien lo miraban a él.
- ¿Te acuerdas de lo que te dije sobre lo de que corriera el aire?- me paré en seco nada.- Aquí también sigue vigente.
- Clarito.- me contestó obediente a la vez que se alejaba un poco de mí, y sin saber porque me arrepentí. ¿Qué era bipolar?
En la puerta divise a Nico, ya estaba esperando.
- ¡Buenos días!- le saludé animadamente, no iba a dejar que Cameron me chafara el día.
- Buenos días, cielo.- me plantó dos besos.- ¿Perdona? ¿Quién es ese hombre?-no quise girarme…pero lo hice y a quien se refiera era a Cameron.
- No sé, debe ser nuevo.- mentí, intentado hacer como que no le conocía.- Vamos dentro.- le arrastré hasta la clase, alejándome de mi pesadilla con patas.
Nos sentamos en nuestro sitio de siempre. Al rato vi entrar a Cameron, todas las chicas se quedaron embobadas, entre las que me incluyo. ¡Mierda! Es que hasta andaba con cierto glamour ¿Eso era posible?
- Que ojos tiene, se ve tan sexy.- seguía comentando Nico mientras sacábamos nuestros materiales.
- Déjalo ya.- le pedí volviéndome hacia delante.
- Me tengo que enterar si le van los hombres.- suspiró como una enamorada.- ¡Uy! Que se acerca aquí.- me dio un codazo.
- Hola, Alex.- ¿Pero qué parte no había entendido este tio?
- Hola, Cameron.- le sonreí de forma falsa, a ver si así pillaba que no era bienvenido.
- ¿Le conoces?- ale otro más.
- Sí, soy su huésped.- le dijo a Nico, mientras le fulminaba con su preciosa sonrisa.- Soy Cameron.- le ofreció la mano y Nico no tardo en estrechársela.
- Yo Nico.- rió por lo bajo sin soltarle la mano.- Que manos más suaves tienes… ¿De dónde eres?
- Vengo de California.- vaya eso no lo sabía yo.- ¿Te importaría?- señaló su mano algo incomodo, y no pude evitar reír.
- Nico.- le llamé y este obedeció, al momento le soltó la mano.
- ¿Por qué no te sientas con nosotros? Al lado de Alex hay sitio…
- ¡No!- exclamé haciendo que media clase me mirara.
- Claro, gracias.- y se sentó a mi lado más que divertido.
Mataría a Nico en cuanto tuviera oportunidad.
Antes de que empezara la clase apareció Clau algo sofocada…No me quiero imaginar de donde venía.
La clase comenzó, pero fui incapaz de centrarme en ella, por lo que arranque una hoja.
“¿Qué pretendes?”
Se la pase a Cameron, esperando una explicación ante su falta de obediencia.
“¿Yo?”
“¿Si, tú?”
“Te quejas mucho enana”
“Tú no puedes llamarme así”
“¿Siempre tienes que ser así?”
“Es lo que tu provocas”
“Yo creo que provoco otras cosas jajaja”
- Señores, si tienen cosas que hablar vayan se fuera, pero creo que somos lo suficiente mayores como para enviarnos notas.- nos había pillado la de Economía.
Esa mujer era una bruja, le quedaba un año para jubilarse y estaba decidida a fastidiarnos.
- Lo siento, pero es que la señorita, me estaba apuntando unas palabras en castellano, soy extranjero y no domino muy bien el idioma.- le explicó con convicción, hasta yo me lo había creído.
- ¡Ah! Entonces perdonen.- se disculpó la mujer, parecía que había caído bajo el influjo de Cameron.
¿Era cosa mía o me había ayudado?
Las siguientes clases terminaron y por fin tocaba el descanso, desde primera hora no había vuelto a hablar con Cameron.
Recogimos todo y nos dirigimos a la cafetería.
- Esto…Gracias por lo de economía.- le dije poniéndome a su altura.
- De nada.- me sonrió y me quedé prendada de nuevo por esa sonrisa, debería tener prohibido sonreír.- Pero que sepas que yo me cobro todo.
¿Qué había dicho?
- No me mires así Alex, no hago las cosas porque si.- me revolvió el pelo y se adelanto.
¡Había vuelto a jugármela! ¡Estúpido extranjero!
- ¿Te pasa algo, amor?- esa voz…Pablo.
- No nada.- le dije mientras me acercaba a él y le besaba.- Te he echado de menos.
- Y yo, princesa.- me dio otro beso y nos encaminamos hacia la cafetería.
Nada más llegar vi que mi hermano y Clau se habían sentado con Cameron. Pablo y yo fuimos a coger algo de comer y más tarde fuimos hasta ellos.
- ¡Hola, chicos!- saludé pegándome más a Pablo, vi como Cameron pasaba su mirada de Pablo a mí y vuelta.
- ¡Hola! ¿Cómo fueron las clases?- preguntó Clau tomando un sorbo de su batido.
- ¿Esas a las que tenias que haber ido?- le solté con ironía, lo que hizo que me mirara mal.- Bien, ya te pasaré los apuntes.
- ¡Oh! Espera que no os presente.- comentó Dani.- Pablo, este es Cameron mi nuevo huésped.
- Encantado.- se estrecharon las manos.
Durante todo la comida Cameron no apartó su mirada de mí, comenzaba a cansarme. ¿Qué pretendía?
Ya de vuelta a las clases y después de haberme despedido de Pablo, Cameron me alcanzó.
- Es muy mono tu novio.- me soltó con demasiada amabilidad, cosa que me dio cierto miedo.- Aunque pienso que tu eres demasiado para él.
- ¿A qué viene eso?
- A nada, nada.- se metió las manos en los bolsillos y me acompañó hasta mi asiento.- Por cierto que no se te olvide que me cobraré el favor.
Al rato aparecieron Clau y Nico. Nico venía eufórico, había quedado para comer con el chico del que nos había estado hablando toda la semana o más bien todo el mes, se llamaba David, a ambos les encantaba el rock e ir de compras, ambos eran charlatanes, era como si hubiera encontrado a su media naranja y realmente me alegraba por él.
Las últimas clases terminaron,
¡Por fin!
Vi como Cameron salía uno de los primeros, en la segunda mitad de las clases, se había puesto atrás, sé que no me había portado muy bien, pero ¿A qué venía
esa actitud? ¿Y a dónde iría? Me quedé un rato más hablando con Clau y Nico y al momento apareció Pablo, me lancé hacia él besuqueándole.
- ¿Nos vamos?- otra vez él.- Me dijiste que fuera puntual.- había cortado nuestro beso, desde luego que cuando estuviéramos en el coche lo mataría, luego limpiaría el coche y listo, mentiría a mis hermanos…- ¿Qué si nos vamos?- volvió a preguntar.
- Ya nos vamos impaciente.- le di el último beso a Pablo.- Te quiero.
- Y yo, princesa.- me volvió a dar otro beso.- Te llamo luego.
- Chicos, nos vamos, mañana nos vemos.- les dije a los demás.
- ¡Recuerda que mañana salimos por Moncloa!- me recordó Clau, eso se me había olvidado.
Desde hacía semanas habíamos quedado para salir de fiesta, realmente lo necesitábamos, bailar, beber…
- Ok, ok, luego lo hablamos.
Anduvimos hasta el coche como habíamos quedado, uno separado uno del otro.
- Eres un mete prisas.- le dije cerrando de golpe la puerta.
- Y tú una empalagosa.- me soltó poniendo la radio.
Decidí ignorarlo, esta vez no me molesto con sus incesantes miradas, por lo que me pude concentrar más en la carretera, en quince minutos estábamos en casa.
- ¡Ya estamos aquí!- grité al entrar y deje las llaves en el bol de la entrada.
No se escuchaba ningún ruido, estábamos solos. ¡Mierda! Volvía a estar en tensión. ¿Qué narices me pasaba con él? Yo estaba enamorada de mi novio, quería muchísimo a Pablo, pero ¿Por qué me ponía tan nerviosa?
- Me voy a dar un baño relajante.- le dije, hacia mucho que no me daba uno y lo necesitaba.- Ya sabes lo que significa.- enarqué una ceja avisándole si se le ocurría entrar.
- A sus órdenes.- se puso firme y me despidió con el saludo de los militares.
Imbécil.
Preparé todo, eché las sales y en cuestión de segundos estaba relajándome.
- Alex.- la voz de Cameron al otro lado de la puerta.- Te llaman al teléfono.- me avisó.
No si encima iba a ser servicial.
- Un momento.- le pedí tras un largo suspiro.
Salí de la bañera y tome la toalla morada que tenia colgada en uno de los percheros.
Segundos después abría la puerta.
- Creo que es tu amigo Pablo.- ¿Amigo? ¿Por qué había dicho eso?- Dice que no le coges el móvil.
- ¡Ah! Vale, gracias.- estiré la mano para cogerlo pero me lo quito.- Dámelo, por favor.- le pedí para mis sorpresa cuando fui otra vez a cogerlo ¡Me plantó un beso en los labios! Dejándome helada en el sitio.
- Ahora ya te lo puedo dar.- me colocó el teléfono en la mano y desapareció con una sonrisa picarona.
- ¿Alex? ¿Amor?- la voz de Pablo me llamaba, pero me había quedado sin palabras.
¿Qué acababa de pasar? Me toqué los labios sin poder creerlo, me había pillado tan de sorpresa que no me había dado tiempo a reaccionar.
- Sí… sí, aquí sigo.- todavía no podía creérmelo.
- ¿Te paso algo?- preguntó algo preocupado.
- No, para nada.- le mentí, lo que faltaba que se enterara.- Dime ¿qué querías?
- Hablar un rato contigo, amor.- tan cariñoso como siempre, me encantaba, pero la imagen del puñetero beso de Cameron me volvió a la mente.- Y preguntarte si te apetece ir a dar una vuelta.
- Claro.- dije encantada al a vez que movía la cabeza a ambos lados para borrar la imagen de mi cabeza.
- Ni hablar.- esa voz…
- ¿Quién es?- preguntó Pablo.
- Cierto gilipollas se ha metido en la conversación.- no cabía duda, Cameron había cogido el otro teléfono.
- Hola, Pablito, soy Cameron el nuevo invitado de tu novia, la cual por cierto besa de muerte.- el teléfono se me cayó al suelo sin que pudiera evitarlo.
¡Ahora sí que iba a morir! Volví a recoger el teléfono.
- ¿Alex, que ha querido decir?- notaba el nerviosismo de Pablo al otro lado.
- Yo que sé, este payaso no hace más que inventar, creo que lo mataré.- eso último iba dirigido para el intruso.- Amor, te llamó en quince minutos, le hare picadillo por decir mentiras como esas.- enfada en mi estado de ánimo era quedarse corto, estaba furiosa.- Te quiero mucho, ahora te llamó.
- Y yo princesa.
Deje el teléfono encima mi cama y baje al piso de abajo, donde me lo encontré tirado en el sofá con su detestable sonrisa.
- ¡Te has divertido!- le grité fuera de mis casillas, desde el marco de la puerta.- ¡¿Que pretendes acabar con mi relación?!- seguía mirándome sin decir nada.- ¡Eres gilipollas!- agarré lo primero que pille y se lo tiré, creo que era un ambientador.
- Y tú te ves realmente sexy así.- me señaló.
¡Mierda, iba aún con la toalla!
- ¡Como te odio!- le solté mientras me acercaba a él.
- Del odio al amor hay un paso, creo que estoy más cerca de mi objetivo.- su sonrisa se hizo más amplia y acabo agarrándome para caer justo debajo de él.
- ¡Que te crees que haces!- le puse las manos en el pecho, por si se le ocurría volver a besarme, esta vez no me pillaría desprevenida.
- Creo que deberías haber bajado con más ropa…- fue un susurró.
Sus ojos estaban clavados en los míos y destilaban deseo, comenzaba a ponerme nerviosa, otra vez.
- Cameron, quítate…- le pedí de buenas, cosa que le hizo gracia.- Cameron…-intentaba sonar amenazante pero el tenerle tan cerca… solo me quedaba una
escapatoria, levanté la rodilla y le di en sus partes, en el acto cayó al suelo.- Te lo avise.- le dije incorporándome y recolocándome la toalla.
- ¡Joder!- se agarraba sus partes dolorido, mientras rodaba por el sofá.
- Recuerda que conmigo no se juega.- salté del sillón y subí a mi cuarto cerrando de un golpe la puerta.
Notaba aún como la sangre se concentraba en mi rostro. Ahora necesitaría otra ducha.
Cuando salí busqué el móvil, pero no había ningún rastro de él ¿lo habría perdido?
Marqué el número de casa de Pablo, a través del teléfono de casa, mas tarde buscaría mi móvil.
- Hola, ojitos.- dije cuando estuve segura de que sería él.
- Hola, princesa ¿acabaste con pinocho?- preguntó más serio de lo que me hubiera esperado.
- Por supuesto, se llevo una patada en sus partes…- noté como se quedaba en silencio al otro lado.- ¿No te creerás lo que te dijo?
- Amor…yo…- se lo había creído, y no era para menos, en realidad era cierto lo que el mamón ese había dicho.
- No te engañaría, te quiero demasiado.- le dije para convencerle.- Yo jamás besare a nadie que no seas tú.- y eso era cierto, Cameron me había besado, sí, pero en contra de mi voluntad.
- Ok, te creo, pero no me gusta nada ese tio.- dijo algo más tranquilo.- Si te hace algo…
- Si me hace algo, ya me encargo yo.- me reí ante mi comentario al recordarlo tirado en el suelo del salón.
- ¿De qué te ríes?
- De nada, de nada.
- Bueno te dejo, me tengo que ir a trabajar, luego te envió un whatsapp o algo, amor.
- ¡Oh! No puedes, creo que perdí el móvil.- le dije, aún no había confirmado mis sospechas, pero si mañana no aparecía lo daría por perdido.
- Vaya… Bueno, pues si eso mañana hablamos. Te quiero, princesa.
- Y yo.

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