6. Classes

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CLASES



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Annie se levantó alrededor de las 6:50 a.m. del día siguiente, las clases comenzaban a las 8. Fue al baño a tomar una ducha. Al terminar se colocó su bata y salió al cuarto. Se percató de que Hermione ya no estaba, pero no le tomó mucha importancia.

Tomó su uniforme y volvió al baño. Se colocó su blusa blanca, la falda gris, sus calcetas, y se anudo su corbata roja con dorado. Se colocó sus zapatos y salió al cuarto.

Se desenredó su cabello castaño-miel y lo dejo que se secara por si solo, ya que se le hacían unas pequeñas ondas en el pelo y le gustaban. Vio el reloj y eran las 7:25, así que se apresuró a acomodar su mochila, se colocó su túnica y bajó a la sala común.

Se preguntó si Harry y Ron ya estarían despiertos. Así que sin pensarlo mucho subió a su habitación y tocó un par de veces la puerta. Nadie respondió. Giró el pomo y se adentró en esta.

La habitación era igual a la suya, pero más grande y con más camas. Sólo había dos camas ocupadas, y como buena amiga, se dio la tarea de despertarlos.
Fue hacia la ventana, y corrió las cortinas, mientras gritaba

—¡Buenos días, dormilones! —Harry gimió y se tapó hasta la cabeza con las cobijas. Ron no se había inmutado. Annie suspiró y se propuso a levantar a Harry para que no llegaran tarde. Se acercó a su cama y lo movió.

—Harry —susurró— Ya es tarde, levántante —el azabache hizo un sonido de queja y se destapó sin abrir los ojos.

—¡Levántate! —dijo un poco más alto. Harry busco a tientas sus lentes en la mesa de noche y cuando los encontró se los puso y se sentó en la cama.

—Buenos días —dijo con una sonrisa inocente. Annie entrecerro los ojos.

—Quiero ver sus traseros en el Gran Comedor, falta media hora para que inicien las clases —se levantó y caminó hacia la puerta.
Salió y antes de cerrarla gritó.

—¡Y no te vuelvas a dormir, Potter! —la cerró e hizo su camino al Gran Comedor.

Llegó y McGonagall estaba repartiendo los horarios, pidió el suyo además de los de Harry y Ron, porque sabía que no llegarían a desayunar.

Encontró a Hermione sentada y fue a hacerle compañía.

—Buenos días —saludó mientras tomaba unas tostadas y jugo de calabaza.

—Buenos días Annie, ¿te quedaste dormida? —preguntó Hermione

—No, sólo fui a despertar a Harry y Ron, sabía que no se levantarían —rió negando— apuesto a que llegan tarde a clase.

Faltando diez minutos ambas se levantaron y emprendieron camino a clase de Transformaciones, se perdieron algunas veces pero llegaron con el tiempo justo. Se sentaron en el mismo banco y atendieron a clase. Harry y Ron no llegaban. Lo sabía.

Cuando estaban escribiendo los objetivos del curso, la puerta del salón se abrió y unos agitados Harry y Ron entraron. Annie negó con una sonrisa y siguió escribiendo.

Los siguientes días fueron casi igual, a Annie le parecían fascinantes las clases, incluso Historia de la Magia, aunque le daba sueño. Siempre desayunaba con Hermione e iba a levantar a los chicos.

El viernes no fue muy diferente. La única diferencia es que Harry y Ron le hicieron caso cuando los fue a levantar, y no se perdieron de camino al Gran Comedor ¡Aleluya!

Annie y la Piedra Filosofal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora