8. Troll in the dungeon

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TROLL EN LAS MAZMORRAS


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Annie estaba molesta con ambos. Esa no era forma de tratar a alguien. Aunque, había excepciones, como Malfoy por ejemplo.

Pero aún así, los esperó en la sala común leyendo un libro. Pero estaba tan cansada que se terminó durmiendo con la cabeza sobre uno de los resposabrazos del sillón de dos plazas.

A las once y media, Ron y Harry bajaron del dormitorio con sus varitas. Vieron a Annie durmiendo hecha una bolita. El azabache sonrió un poco. No le gustaba que estuviera molesto con él.

—Ron, espera un momento —le dio su varita y corrió hacia su dormitorio. Tomó una cobija y bajó rápidamente. La desdobló y cubrió a Annie con ella. Sonrió.


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Harry, Ron, Hermione y Neville entraron corriendo a la sala común, haciendo ruido provocando que Annie despertara. Estaban sudorosos y agitados.

—¿Qué pretenden, teniendo una cosa así encerrada en el colegio? —dijo finalmente Ron—. Si algún perro necesita ejercicio, es ése.

Hermione había recuperado el aliento y el mal carácter. Annie no entendía absolutamente nada.

—¿Es que no tienen ojos en la cara? —dijo enfadada—. ¿No vieron lo que había debajo de él?

—¿El suelo? —sugirió Harry—. No miré sus patas, estaba demasiado ocupado observando sus cabezas.

—No, el suelo no. Estaba encima de una trampilla. Es evidente que está vigilando algo.

Se puso de pie, mirándolos indignada.

—Espero que estén satisfechos. Nos podía haber matado. O peor, expulsado. Ahora, si no les importa, me voy a la cama.

Ron la contempló boquiabierto.— No, no nos importa —dijo— Nosotros no la hemos arrastrado, ¿no? —Y se fué subiendo las escaleras directo al dormitorio.

Annie miró a Harry exigiendo una explicación. No era de todos los días ver a esos cuatro llegar como si hubieran corrido un maratón.

Harry suspiró. Annie seguía molesta con él. Y tal vez lo estaría más al contarle lo que había pasado. Se acercó al sillón y se sentó a su lado.

Le explicó como terminaron Neville y Hermione acompañándolos, le contó del perro de tres cabezas y como casi los atrapa Filch. Annie escuchaba atenta.

Cuando terminó de contar se quedó mirándola. Esperando una respuesta. Ella veía hacia la chimenea en donde quedaban las brasas, pensando.

—Me imaginé que sería una broma de Malfoy, es demasiado gallina para ir por la noche en el castillo Y, apuesto a que fue él quien le dijo a Filch que habría gente en el salón de trofeos.—Harry la miró molesto.

—No hace falta que me recalques lo obvio, gracias Annie. —habló. Annie rodó los ojos. Sabría que diría eso. Recargó su cabeza en su hombro.

—De nada. Pero ahora la pregunta es ¿qué hace ahí ese perro? O ¿qué está cuidando? —dijo. Más preguntándose así misma.

Annie y la Piedra Filosofal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora