4. Road to Hogwarts

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CAMINO A HOGWARTS


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Annie y Harry estaban hablando, cuando la puerta del compartimiento se abrió. Ambos voltearon y se encontraron con el menor de los pelirrojos.

—¿Hay alguien sentado ahí? —señaló el asiento de enfrente de ellos. Annie negó.

El pelirrojo entró y se sentó, les lanzó una mirada a ambos, especialmente a Harry, pero volteó rápidamente hacia la ventana. Annie y Harry compartieron una mirada.

La puerta del compartimiento se volvió a abrir, está vez mostrando a los gemelos pelirrojos.

—Eh, Ron —habló uno de ellos.

—Nosotros vamos a la mitad del tren, porque Lee Jordan tiene una Tarántula gigante y vamos a verla —continuó el otro.

—De acuerdo —murmuró Ron.

—Chicos —habló uno de ellos— ¿les hemos dicho quienes somos? Fred y George Weasley, y él es Ron nuestro hermano, nos vemos después— Annie sacudió la mano en forma de despedida. Harry asintió.

—¿Eres realmente Harry Potter? —preguntó Ron, el azabache asintió.— Bien, pensé que sería una broma de Fred y George... Y ¿tienes la.. ya sabes..?

—¿Cicatriz? —completó Annie. El pelirrojo asintió y Harry se levantó el flequillo. Ron la miró con atención.

—Excelente —dijo con fascinación. Volteó hacia Annie— y tú ¿Como te llamas?

—Annie Roberts —dándole una sonrisa. Él asintió.

Comenzaron a hablar de las familias de magos, de los trabajos de los hermanos de Ron. Annie escuchaba atentamente. En un punto de la conversación Annie se desconectó mirando el paisaje a través de la ventanilla.

—... y hasta que Hagrid me lo contó, yo no tenía idea de que era mago, ni sabía nada de mis padres o Voldemort...

Ron bufó y Annie volvió a prestar atención.

—¿Qué? —dijo Harry. 

—Has pronunciado el nombre de Quien-tú-sabes —dijo Ron, tan conmocionado como impresionado—. Yo creí que tú, entre todas las personas...

—No estoy tratando de hacerme el valiente, ni nada por el estilo, al decir el nombre —dijo Harry—. Es que no sabía que no debía decirlo. ¿Ves lo que te decía? Tengo muchísimas cosas que aprender... Seguro —añadió, diciendo por primera vez en voz alta algo que últimamente lo preocupaba mucho— seguro que seré el peor de la clase.

Annie colocó su mano sobre la de él. Ella también se sentía así, pero de todas maneras trató de consolarlo.

—De seguro aprenderemos rápido, Harry, y —añadió— si eres el peor de la clase, seremos los peores juntos —sonrió intentando subirle el ánimo. El azabache sonrió y le agradeció silenciosamente aquel gesto.

—No será así. Hay mucha gente que viene de familias muggles y aprende muy deprisa. —habló Ron.

—Pues yo seré una de ellas —dijo con orgullo. Ambos chicos sonrieron.

Siguieron conversando. A eso de las doce y media se produjo un alboroto en el pasillo, y apareció una mujer sonriente con hoyuelos.

—¿Quisieran algo del carrito?

Harry se levantó de un salto seguido por Annie, mientras Ron murmuraba que había traído el almuerzo. Eran las cosas más raras que había visto Annie. Compró 4 empanadas de calabaza, un zumo, y unas varitas de regaliz, mientras que Harry compró un poco de todo.

Annie y la Piedra Filosofal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora