Annie y la Piedra Filosofal

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La semana parecía eterna. La noche del miércoles estaban Annie y Harry solos en la sala común, muy entrada la noche. Esperaban a Ron y Hermione quienes estaban en la cabaña de Hagrid. 

Estaban sentados en el sofá enfrente del fuego. Annie recargaba su cabeza en el hombro del azabache, mientras que él recargaba su cabeza en la de la castaña. A Annie le encantaban esos momentos con Harry. Quedarte al lado de tu mejor amigo, en silencio o hablando de cualquier cosa. A la castaña le daba ese sentimiento de tranquilidad que tanto añoraba. 

Esperaron un rato más hasta que dieron las doce, cuando el retrato se abrió. Ron y Hermione surgieron de la nada, sentándose en el suelo frente a ellos. Ron encontraba raro que Annie y Harry siempre estén juntos. Siempre se encontraban en la posición en la que actualmente estaban o como en la cabaña de Hagrid. En cambio Hermione tenía una idea acerca de ellos dos. Y aquella idea le fascinaba, por lo que siempre que estaban juntos como en ese momento, no podía evitar sonreír.

—¡Me mordió! —exclamó Ron enseñándoles la mano ensangrentada, envuelta en un pañuelo. Annie se separó de Harry y observó más de cerca la mordida.

—Deberías ir a la enfermería —opinó la castaña con preocupación.— Eso no se ve nada bien.

—Bueno, gracias por el apoyo Annie —habló Ron sarcásticamente. Ella se encogió de hombros.

—Y el apoyo es gratis —dijo con una sonrisa inocente.

Se oyó un golpe en la ventana.

—¡Es Hedwig! —Harry corrió a abrir la ventana para que la lechuza entrara. Antes de que la cerrara Maya entró y fue directo a Annie buscando cariño.

—Hola, Maya —le acarició las plumas y su cabecita.

—Annie, ven —habló Harry para que los cuatro leyeran la carta. Juntaron sus cabezas para poder leer.

Querido Ron:

¿Cómo estás? Gracias por tu carta. Estaré encantado de quedarme con el ridgeback noruego, pero no será fácil traerlo aquí. Creo que lo mejor será hacerlo con unos amigos que vienen a visitarme la semana que viene. El problema es que no deben verlos llevando un dragón ilegal. ¿Podrían llevar al ridgeback noruego a la torre más alta, la medianoche del sábado? Ellos se encontrarán contigo allí y se lo llevarán mientras dure la oscuridad. Envíame la respuesta lo antes posible.

Besos,

Charlie

Los cuatro se miraron.

—Tenemos la capa invisible —dijo Harry—. No será tan difícil... creo que la capa es suficientemente grande para cubrir a Norberto y a dos de nosotros.

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A la mañana siguiente se encontraron con el problema de la mano de Ron. Se había inflamado y estaba enorme. ¿La Señora Pomfrey reconocería una mordedura de dragón? Al final Ron tuvo que ir a la enfermería.

Al finalizar el día, Harry, Hermione y Annie fueron corriendo a la enfermería para visitar a Ron. Estaba terrible.

—Por dios, Ron. Te ves terrible —dijo Annie tratando de aligerar el ambiente. Ron la fulminó.

—No es sólo mi mano —susurró— Malfoy vino y le dijo a la señora Pomfrey que quería pedirme prestado un libro, vino y estuvo riéndose. Me amenazó con decirle qué me había mordido. No debí pegarle en el partido de quidditch.