c i n c o

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Mi día libre, es tranquilo y aburrido. Demasiado cómodo para mi, el único problema es salir a buscar comida, no puedo ni pedirle a Namjoon ya que él fue a visitar a sus tíos.

Giro en la cama, esperando que la pereza se vaya, lastima. No se puede.
Me levanto y voy directo al baño, afuera hay unos pequeños ruidos como si alguien limpiara o arreglase algo. Extraño, ya que vivo por completo sola.

“¿Hice algo malo? ¡Lo puedo arreglar, pero no me dejes! No lo hagas... ”

Me aseo y cuando me veo pasable en el espejo salgo. Tengo algunos billetes, y un tazón de ramen será suficiente para que mi estómago este conforme hasta el día siguiente. Aún hace frío pero solo tomo un suéter muy delgado para salir. Justo cuando voy a cerrar la puerta y chismosear de donde provienen los sonidos; lo veo.

Es un hombre, no un chico. Es de contextura fuerte para nada un flaquito y esta parado sobre una escalera pequeña arreglando el foco que días atrás seguía malogrado.

No se percata de mi presencia y allí es donde me tomó más tiempo en mirarlo. Definitivamente, me intriga. La ropa que trae puesta no le hace favor a su figura; es holgada, pero podría asegurar que tiene algo bueno debajo de todo.

Sin duda mi tipo.

— Ya era hora que arreglaran eso.

Me animo en dar unos pasos en su dirección. El detiene sus movimientos para bajar los brazos, dejando a un costado las herramientas que utiliza y ahí puedo ver mejor su rostro.

No es hermoso, pero si atractivo. Tiene algo, que me llama la atención sin duda.

— ¿Inquilina? — asiento al escuchar su voz. Varonil, un punto a su favor. Aunque no se ve muy interesado el muy bastardo. — No ví a nadie que se venga a quejar. —regresa a lo que estaba haciendo, sin darme mucha importancia. — No me molestes.

Ah, tipos duros y cortantes. Sin duda mi tipo. Muerdo mi labio sin dejar de mirarle. Pero me pregunto si él trabaja como electricista, quién sabe.

— Estoy pagando por el departamento. No vivo gratis aquí y este lugar se desmorona cada día.

— Si no te gusta, puedes largarte.

Con su puño golpea el foco y se baja de la pequeña escalera. Me mira encogiéndose de hombres, no me molesta su actitud, me quedo ahí parada cuando él prende el interruptor cerca a la pared verificando si esta bien su trabajo.

— ¿Y quién eres tú para proponerme algo así?

Recoge las herramientas con una mano y la otra la escalera. Tiene una media sonrisa, el muy gilipollas.

— Soy el encargado del edificio. Más claro, el dueño.

Cuando esta de espaldas, me quedo aturdida un momento. Entonces él, es el hijo de ese viejecillo amargado. — ¿Hijo del señor Kang?

— Si.

— ¿Cómo te llamas?

Me apresuro en caminar. Estoy con él, en el estrecho ascensor. Si que es grande. Le sigo mirando con curiosidad, ¿Namjoon de verdad le tenía tanto miedo a este tipo? Osea, si. Parecía un matón, pero no para tanto.

— Jungkook.

No preguntó mi nombre, se cruzó de brazos. Tampoco me moleste cuando de forma para nada discreta me da una mirada de pies a cabeza.

— Mhmn... Bueno, no deberías ser tan grosero con tus inquilinos Jungkook. A veces un poco de amabilidad, podría abrirte muchas puertas.

Cuando llegué al primer piso, le sonreí antes de irme sin más. Si había captado mi indirecta, perfecto y si no. Sería una pena.

Hostage ➵ jeon jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora