Capítulo 18

123 20 5
                                    

—¿Tienes frío?

Es la tercera vez que me lo pregunta y por tercera vez consecutiva le respondo que no, sin embargo estoy temblando, de verdad temblando mucho. Eider se acerca despacio a mí y me envuelve con sus brazos casi temerosos de que yo lo rechace.

Tenía muchas ganas de venir a la playa, a pesar del hecho de que es casi de noche y estamos en noviembre. Compramos un poco de comida para llevar y establecimos un picnic improvisado con lo que encontramos en su auto.

Terminamos de comer hacía una media hora y desde entonces hemos estado teniendo una pequeña charla, conociendo más sobre nosotros, aunque yo procuraba evitar todas las preguntas personales por temor a que él también las hiciera.

Sin embargo, desde hace ya un rato ninguno de los dos le ha hecho al otro una pregunta, él sostiene mi mano, mientras me abraza con la otra y ambos estamos simplemente mirando las olas que se estrellan contra las rocas.

Me siento tan bien, que después de un rato descanso mi cabeza en su hombro.

—No he estado en la playa desde hace unos dos años—digo de repente.

—¿Por qué? ¿Te asusta el océano?

Alzo mi cabeza de su hombro y levanto las rodillas, envolviendo mis brazos alrededor de ellas.

—Antes venía todo el tiempo. Cada vez que tenía un día libre aquí es donde estaría. Pero las cosas cambiaron, pasó… pasó un accidente en mi familia—Carraspeo un poco— solo he estado muy ocupada cuidando de mis hermanas, estudiando y trabajando,  así que solo... no tengo ya tiempo para regresar.

Es la primera vez que digo algo tan personal y como consecuencia Eider se queda en silencio por demasiado tiempo. Parece no saber que decir al respecto.

—Se siente bien estar de vuelta —susurro.
Él aprieta mi mano y es todo lo que necesito.

— ¿Qué hay de tus padres?

—Solo diré que papá no está en condiciones de cuidar de nadie.

Asimila mis palabras un momento, supongo que no pasa por alto el hecho de que solo nombré a mi padre y me mira con admiración. Parece entender bien lo que estoy diciendo a pesar de no haber dicho casi nada. Envuelve su brazo a mí alrededor una vez más y me lleva a su pecho.

—¿Cuál es tu color favorito? —Pregunta de repente, sin duda tratando de aligerar el ambiente.

—Rosado.

—Que predecible.

—Eso es grosero de tu parte.

—Lo siento, quise decir, que buen gusto tienes.

Sin querer me hace reír.

— ¿Cuál es tú película favorita? —Pregunto ahora yo

—Diría que esa es constantine ¿y la tuya?

Se desliza más cerca de mí y me mira expectante.

—Orgullo y prejuicio.

—Eso es muy cursi.

—El hijo de mi prima que no es tu verdadero hijo, pero que es demasiado tierno para que lo niegues está a punto de quedarse sin padre.

Ambos reímos ahora. Mi risa termina con un suspiro. Eider me mira como si fuera lo más increíble que ha visto nunca.

—¿Qué más? —Pregunta —Las películas y los colores favoritos solo rasguñan la superficie. Podríamos  hablar  de  política  y  religión,  pero  probablemente  deberíamos guardar esos temas para cuando estemos perdidamente enamorados.

La vida es un instante | Completa✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora