Capítulo 20

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Cuando Amy y yo llegamos la casa de los Wright, vemos a Cam y su padre Ezra jugando baloncesto. Inconscientemente siento una punzada en el corazón al ver a un padre y a su hijo jugando, un padre comportarse como lo que es. Es una cosa real y me gustaría tapar la cara de Amy para que no vea de lo que se está perdiendo.

Lo que me recuerda…

—Amy.

—¿Si?

Desvía la mirada del juego que ambas estábamos presenciando para mirarme a la cara. Detallo la ropa que lleva, lo desgastada y pequeña que se le ve. Y las trenzas que tanto se esmeró en hacerse se le soltaron en algún momento mientras jugaba con Abril. No tiene un aspecto nada cuidado.

—Sabes que papá ha estado… —Trato de encontrar las palabras correctas. —No muy bien últimamente ¿verdad?

Amy se queda quieta. Tensa.

—Si. —Responde por fin.

—Bueno, eso es algo que no queremos que nadie más lo sepa ¿verdad?, es decir, Megan lo sabe. Pero nadie más puede saberlo.

—Dijste que buscaremos ayuda para papá.

—Sí, y así será pero...

—Pero papá va a mejorar, solo está pasando por un mal momento.

Mi corazón se encoje, él está pasando por un mal momento dice.

—Sí, bueno pero aun así. No queremos contarle a nadie porque quizá para otros es un poco más complicado entender eso. A lo mejor mal interpretan la situación.

—¿Cómo que papá no se quiere recuperar?

Hay muchas cosas dentro de la cabecita de Amy de las que yo no sabré nunca.

—Quizás o quizá solo que él no debería estar en esa situación.

—Papá solo está triste, eso se le pasará.

—Aún así, no todos lo entenderían. Y no queremos que piensen mal.

—Pero, ¿qué importa lo que piense la gente?

—Amy, solo no menciones a papá y ya ¿bien?

—Bien.

Desvío la mirada sin poder verla y respiro hondo para poder calmarme y fingir que todo está bien. Cuando me siento lista continuamos el camino de entrada de la familia Wright.

La casa de los Wright me recuerda mucho a la casa en la que Amy y yo crecimos.

No en el sentido de ser una magnífica casa que está en la mejor parte de la Ciudad —aunque esto nos habría encantado, sin duda— sino porque está llena de calidez y de verdadera solidaridad familiar. Es un hogar.

Después de lo sucedido en mi familia, la madre de Megan se presentó un día en casa a invitarnos personalmente a Amy, papá y a mí a una de sus cenas familiares de fin de semana.

Para evitar que viera el estado en el que estaba papá, ya que para ese momento la bebida ya lo tenía dominado, tomé a Amy y salimos directo a casa de los Wright, y lo pasamos tan bien que en lo sucesivo asistimos a la cena semanal de los Wright siempre que nos fue posible.

Me encantan estas comidas porque es el único rato en que Amy y yo somos nosotras mismas, o algo así. Y más allá de lo que ellos supieran, nunca nadie pregunta directamente por papá, aunque la duda siempre ha estado allí, latente.

El caso es que estando aquí Amy y yo podemos relajarnos unas horas a la semana sin pensar en él. Y hay un plus, Linda es un amor y su esposo Ezra es como sería papá si no estuviera ocupado tratando de acabar consigo mismo. Ellos nos adoptaron como parte de su familia.

La vida es un instante | Completa✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora