capitulo 1

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Tulsa, Oklahoma, Estados Unidos, 2007

- Lah, mira el regalo hermoso que mi amor me dio! - Rocio exclamó mostrando el anillo reluciente en su dedo.

Sonriendo levemente, Lali intentó aparentar que estaba feliz por la amiga, pero la verdad era que la deprimía más. Quería poder ganar una joya de aquella, pero Peter no podría comprarle una. Se acordó del día en que le pidió en novia hace casi tres años. Se quedó radiante, él era hermoso, cariñoso y bastante gentil. Estaban totalmente apasionados, ella tenía diecisiete años y él con veinte. Lo que la desanimaba en aquella relación era que Peter era un simple vendedor que trabajaba en una tienda de artículos deportivos y su salario no le permitía ciertos lujos.

Ahora, a los diecinueve años, Lali hacía un curso de moda y soñaba en un día vivir en Nueva York y tener su propio taller, en oposición a eso, Peter vivía conformado con su situación y parecía no importarse de vivir el resto de la vida trabajando como vendedor. A pesar de amarse, ambos tenían diferentes visiones de la vida. Lali era ambiciosa y soñaba alto, Peter era simple y conformado.

Mientras caminaba al lado de la amiga, Lali avistó al novio recostado en su coche, un Chevette 86 del que se enorgulle. Se compra en una tienda de autos usados ​​después de ahorrar cada centavo que sobraba de su presupuesto mensual.

- ¡Hola mi amor! - Lali lo abrazó por el cuello después de correr en su dirección.

- ¡Hola, bella! - él sonrió y le dio un sello.

Ése era un detalle que le dejaba aún más atractivo. Peter era italiano y aún conservaba algunos rasgos que no escondía su origen. Cuando era adolescente, él había venido a Oklahoma junto a su madre, que había sido transferida en el trabajo, y la hermana Euge. Lali se encantó con él en el primer momento en que lo vira y conforme el tiempo pasaba, él se quedaba aún más bonito. A pesar de estar viviendo en Estados Unidos desde los quince años, Peter mantenía su raíz italiana. Su comida preferida aún era el macarrón a la salsa de cuatro quesos y cuando se irritaba, empezaba a hablar en italiano sin ni siquiera percibir. Lali no entendía prácticamente ninguna palabra, pero podía comprender algunos saludos y apodos que él usaba para referirse a ella.

- ¿Te gustó la sorpresa? - Peter preguntó alisando su cara con la espalda de las manos.

- ¿Adoré mi amor, pero porque vino directo? Podría haber cambiado de ropa antes. - pasó las manos por el pectoral de él sintiendo el tejido de la camisa del uniforme de él.

- Lali, yo aproveché que salí temprano de la tienda para buscarte y te quejas de mi ropa? - se quejó.

- Es que te quedas mucho más bonito cuando te fijas, Peter. - agarró su cara con las manos - No se molesta.

- Todo bien. - te besó la frente - Te vine a invitar a tomar un helado.

- Acepto. - sonrió y dio otro sello en él.

Peter le ayudó a entrar en el auto abriendo la puerta y entró enseguida después de dar la vuelta. Se fueron a una pequeña heladería de la ciudad y compró dos casquitas de vainilla. Mientras disfrutaban su helado, ambos contaban como había sido el día. Como siempre, Lali empezó a reclamar de la ciudad donde vivían e iniciaba su discurso sobre su sueño de vivir en Nueva York.

- La nieve es mi sueño. Creo que un máximo de caminar por las calles de Nueva York con esas chaquetas maravillosas protegiendo el frío, tomando un chocolate caliente en Starbucks ... - ella suspiró encantada - ¡Es hermoso!

- Creo que está queriendo llegar a donde sus manos no llegan, Lah. - comentó mientras disfrutaba su helado.

- Claro que llegan. Si quiero, van a llegar. - bufó - Que manía de siempre creer que no podemos tener cosas mejores en la vida.

- Sólo creo que cuanto más alto, mayor es la caída. No te quedes esperando mucho de la vida porque ella te puede decepcionar. Lo que venga, acepte de buen grado.

- Si seguimos vamos a discutir. - ella lamió su cascara - Vamos a cambiar de asunto. ¿Sabías que Rocio ganó un anillo hermoso de novio? - hizo una pregunta retórica, ya sabía la respuesta - Nunca gané una joya, Peter.

- ¿Sabes que no soy como los novios ricos de tus amigas, no es, Lah? - amasó la servilleta que usaba para sostener la casquinha que ya había terminado - No gano lo suficiente.

- Yo se. - suspiró y desvió la mirada - Era sólo un comentario.

- Prometo que así que lo logro, te doy algo. - tomó la mano de ella - Sé que merece, amor.

- Todo bien. - miró de nuevo a él.

Peter fue totalmente apasionado por Lali desde que se conocieron. Quería verla feliz y sabía que una joya haría una hermosa sonrisa brotar en aquellos labios bien contorsionados. Habría horas extras y juntaría el dinero para comprar algo para ella. Se quedaron un poco más conversando, pero Peter pronto dejó su novia en casa, pues tenía que despertar temprano para trabajar al día siguiente.

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