Capitulo 30

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Peter había desayunado con su madre, quien le preguntó dónde estaban su nieto y Lali. Cuando su hijo le dijo a Claudia que no se sentía bien, la mujer dijo que era nada de más. Sonó el teléfono y identificó el número de Eugenia, se levantó de su silla y fue a responder a la sala de estar.

- Hola, Euge.

- Peter, ¿cómo estás? ¿Como fue el viaje? - La voz de su hermana sonaba alegre al otro lado de la línea.

- Todo estuvo muy bien, aunque no me gustan mucho los aviones. - Respondió y se sentó en el sofá - Lali que se sintió un poco mal.

- ¿Y cómo está ella ahora?

- Todavía no se siente muy bien, creo que fue el viaje, no está acostumbrada. - Respondió pasándose los dedos por el cabello - Se sintió un poco mareada cuando se despertó.

- Peter ... - dijo Eugenia un poco más en serio - Creo que estos síntomas significan que tenemos un bebé en camino.

- Por favor, Euge. No empieces a fantasear. - Suspiró impacientemente.

- No es fantasía, Juan Pedro. Usted mismo me dijo que discutió con Lali porque creía que ella solo tuvo relaciones sexuales con usted para quedar embarazada. Dado el tiempo que ha pasado desde entonces, creo que Lali está embarazada, su malestar lo indica.

- ¡Dios mio! - Se frotó la cara - ¡Obviamente, Euge! Solo puede ser eso.

- Creo que es mejor que hagas la prueba pronto, hermanito.

- Lo haré ahora. Hablamos después. - Colgó el teléfono a toda prisa.

Se apresuró a subir las escaleras y abrió la puerta de la habitación de Lali donde la vio abrazando a su hijo. La escena lo conmovió por un momento, pero necesitaba hablar algo importante con ella y no lo dejaría pasar más tarde.
- Santino ... - Peter llamó a su hijo.

- Hola papá. - El niño lo miró atentamente.

- La abuela te está llamando abajo para el desayuno. Hay pastel de chocolate. - Dijo acercándose a la cama.

- Wow!

Santino salió corriendo de la cama y salió corriendo de la habitación, y Lali le advirtió que tuviera cuidado al bajar las escaleras. Miró a Peter, todavía con un poco de náuseas, y tomó solo el yogur de la bandeja que Carlotta le había traído.

- ¿Qué pasa, Juan Pedro? - Ella preguntó con curiosidad verlo entrar por ese camino.

- Mariana, tenemos un asunto muy serio del que hablar. - Se detuvo junto a la cama y se metió las manos en los bolsillos. - ¿Estás embarazada? - fue al grano, no quería acurrucarse.

- ¿Yo? - Preguntó sorprendido.

- Eso, Lali. - Confirmado. Su malestar puede ser un signo de embarazo.

- No lo sé, Peter ...- Miró hacia abajo. Si estaba realmente embarazada, la acusaría de interés propio.

-Si no lo sabe, creo que tenemos que ir a una clínica para un examen y aclarar esa pregunta de una vez por todas. - caminó hacia su maleta que había quedado en la esquina de la habitación - Será mejor que te levantes y te prepares, te llevaré al médico ahora.

- ¿Por qué eres tan autoritario?

- Porque quiero saber si estás esperando o no un hijo mío. - Con cremallera - Te daré unos minutos para que te duches y te prepares, te esperaré abajo mientras me quedo con Santino.

Rápidamente salió de la habitación dejándola atónita. De hecho, se había olvidado de que podría haberse quedado embarazada de Peter. Suspiró y cerró los ojos, recordó cuando estaba embarazada de Santino y tuvo los mismos síntomas, su período tardó unos días, pero pensó que era normal. Ella puso su mano sobre su vientre instintivamente y lo acarició. Tal vez podría llevar a otro hijo de Peter allí, y aunque ahora estaba cerca, sabía que estaría molesto, porque la acusaría de querer golpearlo.

Se levantó con cuidado y se dio una ducha rápida por temor a sentirse mareada nuevamente. Se puso unos vaqueros y un suéter de vino, se puso una zapatilla blanca y agarró su bolso después de un ligero maquillaje. Peter estaba en la sala de estar con Santino contándole sobre la escuela.

- Hola mi príncipe. - Lali se inclinó y besó la cabeza de su hijo.

- Hola mama. - la miró curioso - ¿te vas?

- Sí campeón. - Le dio unas palmaditas en la cabeza al niño.
- Llevaré a mamá a la clínica y me comprometerás a comportarte mientras la abuela te cuida.

- ¿Mamá te duele algo? - Santino preguntó preocupado.
- No. - Le sonrió a su hijo. -Mami va allí solo para un examen, pero no tardaremos.

- Está bueno. - El chico asintió.

Peter se levantó y fue a su auto estacionado en el garaje de su madre. Era un modelo convertible rojo bastante diferente al de su mansión de Los Ángeles. Él abrió la puerta para que ella entrara, luego se acomodó detrás del volante. Ninguno de los dos dijo nada en todo el camino. Se frotó las manos tratando de controlar su nerviosismo.

- Cálmate, Lali. - Dijo abriendo la puerta para que ella se fuera.

- No consigo. - Suspiró - Tengo miedo de lo que sucederá después de este resultado.

- Positivo o no, lo arreglaremos.
- Él activó la alarma y caminó a su lado hacia la puerta de la clínica.

Completó el formulario y habló con el médico ya que Lali no entendía nada de italiano. A pesar de su nerviosismo, no pudo evitar encontrar a Peter extremadamente sexy hablando de esa manera. Después del análisis de sangre, mientras esperaba el resultado, decidió pasear con ella por el centro de Roma y Lali estaba encantada con el lugar.

- ¡Todo es tan hermoso! - Ella exclamó maravillada.

- Sí. - Caminó con las manos en los bolsillos. - No sabía que te extrañé tanto hasta que regresé a Roma.

- Yo imagino.

Ambos se detuvieron en una cafetería y comieron mientras Peter miraba el reloj. A la hora señalada, regresaron a la oficina y él tomó el sobre con el resultado en sus manos.

- Dígame, doctor ... - Peter miró al gentil hombre sentado al otro lado de la mesa - ¿Mariana está embarazada o no?

- Sí. - El doctor confirmó sacudiendo la cabeza - Un poco más de un mes. Al parecer, sus exámenes son geniales, sería bueno comenzar a hacer la primera cita.

-Sí! - respondió Peter sin volverse para mirarla. - Tan pronto como regresemos a los Estados Unidos, resolveremos esto.

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