capitulo 20

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El día de la fiesta que conmemoraba tres años de la creación de la tienda de deportes de Peter llegó y Lali en todos aquellos días sólo hablaba con él cuando tenían que llevar a Santino para pasear. En esas ocasiones, él se mostraba una persona más abierta a la conversación, incluso lograba otra vez o hablar sobre un hábito que tenían en la época que se enamoraban, lo que ella juzgaba un progreso ya que al principio parecía querer ignorar el paso entre ellos.

Peter se permitió firmar un cheque para que Lali comprara un vestido, un zapato y una joya para que pudiera asistir a la fiesta alegando que por ser madre de su hijo y por eso necesitaba vestirse a la altura. Ella hizo lo que él quería, compró un vestido de vino que iba hasta la altura de las rodillas y tenía un asa solo, con la falda suelta dando un movimiento gracioso a la ropa. Colocó un zapato negro con un salto fino y un pendiente de perlas. No quería dar motivos a Peter de haber gastado una fortuna en una solo ropa. Se controló al ver vestidos deslumbrantes y escogió uno más simple, pero elegante.

Lali vistió a Santino con un pequeño smoking y peinó el pelo del niño. En el comienzo el hijo se enojó en tener que usar ese tipo de ropa, pero cambió de idea al saber que el padre estaría vestido de la misma forma. Sería la primera vez que ella vería a Peter vestido tan formalmente y sabía que su cuerpo iba reaccionar a la misma hora. Él era un hombre sexy, y vestido de manera elegante, podría hacer que ella perdiera el suelo. Y fue lo que sucedió cuando bajó las escaleras de la mano con el hijo y vio a Peter parado con las manos en el bolsillo del pantalón social negro conversando con otro hombre.

Él desvió la mirada hacia la escalera, pareció haber notado una nueva presencia en la sala de estar y vio a Lali bajando los escalones con calma y elegancia. Se tragó en seco sintiendo el cuerpo calentarse al ver a aquella mujer tan bella. Lali aún conseguía moverse con sus sentidos, tal vez mucho más que antes, pues hace tiempo ya no dividían el placer de un sexo delicioso. Él todavía se recordaba de las veces que hacían amor y de cuanto su cuerpo encajaba perfectamente al suyo. Ahora estaba allí, aún más bonita, con los cabellos levemente rubios cayendo como olas por encima de los hombros y espalda y los labios acogedores con un toque suave de gloss. La mirada de ella quedaba aún más bello cuando era realzado por el maquillaje que solía usar.

- ¡Papá! - Santino lo llamó sacando de su trance.

- ¡Hola, campeón! - sonrió al niño.

- Estoy con la ropa igual a la tuya. - contó animado.

- Pero usted es más bonito que yo. - pasó la mano en los cabellos del hijo - Apuesto a que va a arreglar un montón de novias.

- ¿La mamá deja? - preguntó poniendo un dedo en la barbilla.

- No lo sé, creo que ella se quedará con celos. - se rió.

- Lo haré. - Lali dijo acercándose al hijo y luego deslizó los dedos por sus cabellos.

- Hola, Lali. - Peter la saludó - Ese es uno de mis socios, Mariano Martínez. - la presentó al hombre de bigote y de estatura un poco mayor que la suya - Mariano, esa es Mariana Espósito, la madre de mi hijo.

- Mucho gusto. - él tomó la mano de ella y le dio un beso educado.

- El placer es mio. - Lali respondió con la misma educación - Si me dan licencia, voy a dar una vuelta por la mansión y mirar la decoración, aprovechar que muchos invitados aún no han llegado.

Ella se alejó inmediatamente de la mano con su hijo, buscando salir de cerca de Peter lo más rápido posible. Él estaba poderosamente atractivo vestido con aquel smoking y el perfume masculino invadió sus narices dejándola extasiada. Si no fuera controlada, sería capaz de arrojarse en sus brazos e implorarse para ser besada como antes. Como sentía falta la pasión en los labios firmes cuando la besaba.

Un tiempo después se quedó sola. Los invitados estaban llegando y Peter tomó a Santino para presentar al niño a todas aquellas personas, dejando a Lali sola. Sin tener que hacer o con quien conversar, ella tomó una copa de champagne y se acercó a la escalera, donde al lado tenía una estatua de mármol. Estaba mirando la escultura cuando oyó a alguien hablar detrás de sí, pero no era una voz conocida. Se volvió y se encontró con un rubio rubio de cabellos lisos que iban hasta los hombros. Los grandes ojos verdes estaban detrás de las lentes de las gafas. No era un hombre hermoso, pero tampoco podía ser considerado feo.

- Si ésta no fuera una fiesta particular, yo le pagaría una copa. - el hombre dijo parando al lado de ella.

- No hay necesidad. - respondió tratando de mantener la educación.

- ¿Qué es una mujer tan bella como tú estás haciendo aquí sola? - preguntó sin desistir de tirar de la conversación.

- Me gusta estar sola. - Lali dijo mirando el líquido dentro de su copa.

- Soy Nicolas Riera. - se presentó - Contador de Peter.

- Soy Mariana Espósito, la madre de su hijo. - respondió ríspida molesta por estar siendo molestada por aquel sujeto inoportuno.

- Bueno, yo no sabía que estaba casado...

- No es necesario que esté casado para que tenga un hijo mío. - Peter interrumpió las palabras de Nicolas - Y hablando de eso, Lali ... - ahora él se había vuelto hacia ella - Santino preguntó por ti, creo que está en el jardín con Euge.

- Ah sí, yo voy allí ahora mismo. - ella salió apresurada sin mirar al otro hombre.

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