11-. Mascota

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Había pasado una semana después de lo sucedido, era la primera vez que experimentaba con droga, era la primera vez que Newt gemía su nombre con deseo y lujuria.

Su vida estaba cambiando y él no sabía si era para bien o para mal.

La madre de Thomas apenas llegaba a la casa, dejaba dinero para que su hijo se hiciera su propio almuerzo, pero ella… Brillaba por su ausencia.

En esa semana el rubio no habló con el moreno, ni siquiera en los pasillos de su escuela lo miraba, era como si Thom hubiera dejado de existir.

Era por eso que este se encontraba triste, y un poco desolado. Minho había hablado con él el lunes, pero fue una corta conversación y de ahí que no se habían visto más.

Los amigos de Thomas podían notarlo, y el castaño sabía muy bien que lo hacía. Ya que le preguntaban casi siempre por como estaba, si necesitaba algo, si podían hacer algo, si era por el colegio, si quería algo, etc. Y todo tenía dos respuesta, su familia, y el rubio.

Extrañaba a su padre y a California, quería volver, e incluso a veces deseaba no haber ido a Inglaterra nunca en su vida, o conocer a Newt.

Al comenzar la otra semana, el lunes para ser exactos, pudo respirar tranquilo, ya que no iban a hacer gimnasia, significando que no iba a ver a Zico o Jake o Ten, pero no podía cantar victoria tan rápido.

Su profesora de artes corporales, Dara, como se hacía llamar, mandó a Thomas a quedarse un poco después de clases para que la ayudara con la ornamentación y la puesta en escena de la clase de actuación.

Cuando llegó a la sala donde Newt y sus amigos fumaban y bebían, pudo notar una pared gigante de cartón, y pintura blanca a sus pies.

-Thomas, que bueno que llegas –Dijo Dara al entrar a su sala. –Voy a traer a un chico que lo deje en detención, y este te ayudará, ya que es bastante lo que me tienes que pintar – Y con una sonrisa se fue, pero antes se asomo por la puerta –Muchas Gracias, Thomas, siempre puedo contar contigo –Guiñó su ojo izquierdo y se fue directamente a otro lado.

El moreno se había puesto la capa que le prestó su profesora y comenzó a pintar, su mano pasaba de arriba a bajo con la brocha, y la capa blanca estaba quedando perfecta en el gran cartón.

Se sobresaltó y su corazón comenzó a palpitar fuerte al sentir un brazo pasar por su cintura, el pecho de alguien contra su espalda y los labios de alguien posados en su oreja.

-Así que tu eres la mascota de Dara –sintió sus manos sudorosas y sus mejillas calentarse por la aproximación de Newt contra él, el aroma del rubio pasó fuertemente contra las fosas nasales del moreno, dándole el placer de sentir la exquisita esencia, la respiración de Newt era la perdición de Thomas, el menor podía sentirla contra su oído, creándole diferentes sanciones y escalofríos recorriéndole por su cuerpo.

-Newt… Me… Me asustaste –Dijo esté cuando el rubio se alejo de él, con una sonrisa malévola en la cara, tomo la capa para cubrirse de la pintura y tomo otra brocha.

-Te veías tan inocente aquí, que tuve que hacerlo –Murmuró, con una sonrisa completamente abierta, dejando que Thomas tuviera el placer de poder verle sus encías y sus pequeñas arrugas que se le creaban en sus ojos. “¿Cómo es que es tan hermoso?” Pensaba el moreno.

-Jajajá, muy gracioso Newt –Se burló sarcásticamente, y al segundo se arrepintió, no podía ver la cara del rubio ya que había comenzado a pintar, pero… Tenía miedo de que hubiera tomado esa burla en una forma ofensiva, por el simple hecho de que con Newt era todo muy relativo y todo el mundo sabía que este era demasiado impredecible.

Bad Boy (Newtmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora