Capitulo 3

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Narra Poche

Los días en este lugar se hacían cada vez más eternos, muchas enfermeras entraban y salían de mi habitación obteniendo de mí, la misma respuesta de siempre. La única diferencia es que por alguna razón las ganas de discutir con ellas se me habían agotado, tenía días sin decir una sola palabra y la verdad no me apetecía nada hablar. Seguía sin probar bocado alguno, ni si quiera me había querido ver al espejo para no tener que torturarme con nada. Los recuerdos de aquella bella mujer llegaban a mi mente como un flash de vida que jamás olvidaría.

*Flashback*

- ¿Donde están mis bebes hermosas? - preguntaba mi mamá mientras Vale y yo nos habíamos escondido.

- Aquí!- gritó Vale, siempre hacía lo mismo y mamá terminaba encontrandonos.

- Vale callate!- le di un pellizcon.

- Poche amor..pidele disculpas a tu hermanita.. Cuando yo no esté tu serás quien la cuide.- asentí con la cabeza para luego besar la frente de Vale quien me miraba como perrito castigado.

- Perdoname Vale..- ella me sonrió y me abrazó tan fuerte que ya casi no sentia la sangre recorrer mi cuerpo.

- Así me gusta que se lleven mis niñas.. Ahora vamos a comer.- nos tomó a ambas de las manos y nos llevó hacia la cocina. El olor de la lasagna recien preparada inundó mis fosas nasales. Era mi comida favorita y mamá lo sabía...

*Fin del flashback*

El sonido de la puerta interrumpió mi recuerdo, a mis oídos había llegado la información de que pronto llegaría un nuevo doctor a mi habitación, al menos eso escuchaba que las enfermeras rumoraban. Supuse que sería él, dado a que aun no llegaba la hora de la segunda comida del día así que me puse de pie frente al gran ventanal que daba al patio de aquel lugar. Em estos días había pasado horas y horas asomada en aquel gran cristal que me permitía al menos tener una distracción en el día. No me dejaban salir de mi habitación así que no tenía de otra que tan solo ver...

- Señorita Garzón.- la voz de una mujer retumbó en mis oídos y la sorpresa de no escuchar una voz varonil provocó que me volteara a ver de quien se trataba.

- Es un gusto conocerla, seré su doctora a partir del día de hoy - volvió a hablar acercandose un poco más a mi, pero retrocedí unos cuantos pasos al sentir su cercanía.

- Esta bien.. Esta bien no me acercare, tranquila..- su voz era cálida, paciente, su mirada penetraba mis ojos de manera diferente a la del resto de doctores.

- Tomamos asiento?- me preguntó al ver que no me movía.

Seguí de pie esperando a que ella se sentara primero en la silla, me animé a sentarme en mi cama algo alejada de ella para evitar cualquier contacto, hace mucho que no me acercaba a nadie y el simple hecho de que los medicos dijeran que no era seguro ver a mi familia, me hacía ver como alguien peligroso y comenzaba a creermelo pues temía hacerle daño a cualquiera que se me acercara.

Comenzó a revisar sus papeles, tenía mi expediente en sus manos, aquel que nunca he podido ver para saber la razon por la que sigo aquí.

- Bien Maria Jose, como estás? - preguntó. <¿Enserio estaba preguntandome eso?>. La miré confundida sin decir palabra. - Cuentame de ti...- <enserio ella cree que le contaré algo de mi?> pensé, pues no la conocía si quiera. Estaba comenzando a enfadarme hasta que volvio a hablar.

- Vaya... En verdad es difícil hablar con usted.- bufó. De seguro habló con el doctor Zurita sobre mi pero no me importaba... O al menos eso creía.

- Haremos algo, te contaré sobre mi y luego si deseas hablaremos sobre ti.. Te parece?- dijo como si hubiera entrado en mis pensamientos.

- Mi nombre es Daniela Calle, tengo 19 años.- alcé una ceja al escuchar su edad. ¿Que hacía ella aquí si apenas debió salir del colegio? - Te ví!- soltó de golpe un grito que provocó que me asustara un poco. - Esa es la misma cara que ponen todos cuando les digo mi edad y que soy doctora..cuanto odio eso, pero bueno- sonrió.

- Hice el colegio en línea asi que avancé tres años escolares en uno solo y de esa manera entre a la universidad a mis 16 años, por eso hoy en día soy Psicologa profesional.- afirmó orgullosa de si misma y vaya que sorprendía lo que decía. Se debe ser muy inteligente para hacer aquello.

- Se bailar, cantar, actuar, tocar piano y muchas cosas más que en el proceso te darás cuenta.- estaba tan perdida en sus palabras que no me di cuenta en que momento me había acercado más a ella. Ni ella lo había mencionado, quiza para ella eso podría ser un avance.

- Cuando tenía 12 años mis padres se divorciaron, desde ese entonces mi mama vive en Miami mientras yo me quede con mi papá pero actualmente vivo sola en un departamento.- continuó su platica. - A veces extraño tanto a mamá, pero siempre que puedo la llamo para hablarle de mi día..- <como desearía yo poder hacer aquello..> sin darme cuenta una lagrima recorrió mi rostro, no recuerdo cuando fue la última vez que lloré por mi mamá.

- Llora si eso es lo que deseas, estoy aquí para ser un apoyo para ti. No te obligaré a hablarme porque sé que tu sola lo harás cuando te sientas lista...- aquellas palabras me tranquilizaban un poco, las lagrimas continuaron cayendo sobre mis mejillas y ella comenzó a rebuscar algo en su bata de doctora.

- Te las secaría, pero se que quieres hacerlo sola.- me extendió un pañuelo rosado el cual observe por largos segundos. Entendió que no lo tomaría a menos que lo colocara cerca de mi y así lo hiso. En cuanto lo tomé limpié mis mejillas y volví a colocarlo en el mismo luhar donde ella lo había dejado antes para que lo tomara de vuelta. - Quedatelo, es un obsequio...- sonrió.

Se levantó de su asiento sin decir una sola palabra más, acomodó la silla en su lugar y volteó a verme con una sonrisa en su rostro.

- Mañana será un nuevo día Poche, fue un gusto el conocerte...


Toma Mi Mano - Cache💗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora