Capítulo 9

240 28 2
                                    

Narra Calle

- Wow!! A esta...esta mujer yo la conosco... - mi mente viajó años atrás permitiendome tener una idea clara de la mujer que tenía ahora en mis manos.

- A quien conoce doctora..- Maria Jose salió del baño con su pijama puesta, se veía tan tierna pero debil a su vez.

- Maria Jose quien es la persona que dibujaste? - se acercó a mi quitandome suavemente la hoja de mis manos y sentandose en la cama.

- Es... Era mi mamá - se secó una lagrima que sin darme cuenta ya había derramado, debía explicarle el porque de mi pregunta y quizá eso la acercaría más a mi.. Pero como?

- Alguna vez estudiaste en MISI? - ella asintió con la cabeza y me acerqué a la cama con una silla, me senté frente a ella. - Yo... Yo conocí a la mujer de tu pintura Poche. - Me miraba desconcertada sin saber que decir, un poco confundida tal vez.

- Como doctora? - se acomodó en la cama quedando justo en la orilla, tome sus manos que estaban heladas y le sonreí.

- Estudié en MISI muchos años atrás y recuerdo tanto a tu mamá. Ella siempre estaba junto al grupo de madres que esperaban a sus hijas en la academia..- Poche sonrió penosa quiza al recordar a su madre en esa etapa de su vida. - Un día me acerqué a ellas y tu mamá me regalo un dulce que hasta el día de hoy puedo encontrar nuevamente, sabía tan bien...

- Yo se de que dulces habla doctora, cuando yo salga de aquí...- suspiró apenada quedandose callada.

- Saldrás de aquí Poche, tan rápido como menos lo piensas. - me puse de pie y la abrace. Aquella pequeña mujer me transmitía tanto con solo sonreír.

- Yo la llevaré donde venden aquellos dulces doctora..- me sonrió y le devolví la sonrisa, ahora teníamos un lazo, una promesa que cumplir.
Yo le ayudaría a ella a salir de aquí y ella me ayudará a mi a conseguir los dulces que su mama me había dado cuando era niña.

*1 Semana después*

Narra Poche

Una semana había pasado después del día en que la doctora Calle afirmó haber conocido a mi madre. Mi tratamiento tenía altos y bajos pero definitivamente era otra persona desde que la Dra. Calle está como mi psicologa de planta.

El hecho de saber que la doctora conoció mi mamá me hiso confiar más en ella y seguir al pie de la letra cada cosa que ella me decía, aún no me atrevía a hablar de lo que ocurrió el día en que mamá murió. Pero tenía que hacerlo el día había llegado y ese día era hoy, la doctora no había permitido que los agentes de la policía ingresen a mi habitación a tomar mi declaración porque entorpecían mi tratamiento. Sin embargo, ellos necesitaban dar por concluído el caso y yo debía ayudarlos.

El sonido de la puerta me alertó y me levanté del escritorio en el que estaba dibujando, la figura de la doctora Calle fue la primera en aparecer y con ella, una sonrisa en mi rostro.

- Poche, tu estás segura de querer hacer esto? - preguntó preocupada, días anteriores el simple hecho de pensar sobre el tema me llenaba de ansiedad pero debía intentar superarlo.

- Si doctora..- asintió con la cabeza extendiendome su mano que no dude en tomar. Empezaba a acostumbrarme al molde de su muñeca.

Salimos de mi habitación y caminamos unos cuantos metros hacia otro cuarto del hospital, era algo así como una sala de conferencias.

- Señorita Garzón..- se puso de pie un hombre alto de tes morena, muy bien vestido extendiendome su mano como saludo - Detective Daniel Patiño, por favor tomemos asiento.- en cuanto nos sentamos me di cuenta de que la Dra. Calle iba a salir me puse de pie y hale de su brazo.

- Detective, necesito a la Dra. Calle presente aquí por favor..- repliqué.

- Es justo y necesario que usted este aquí en este momento por alguna circunstancia Dra. Calle. - se sentó a mi lado. Pude notar claramente cuando el detective saco de su maletin una pequeña grabadora.

- Bien, Procedemos a tomar las declaraciones de la señorita Maria Jose Garzón por el caso de la muerte de su madre..- me miró fijamente esperando algo de mi. - Señorita Garzón, comencemos.

- Recuerdo tanto aquel día, mi mamá y yo iríamos a comprar un regalo para mi hermanita faltaban pocos días para su cumpleaños...

*Flashback*

Estaba en mi práctica de soccer en el equipo para el que me habían contratado mientras estudiaba la universidad, cuando volteé a ver a las gradas del campo de juego ahí estaba ella, sentada como siempre viendome jugar. Siempre me apoyó aunque a mi padre no le gustaba tanto porque era un deporte de varones, ella siempre estuvo ahí para mi.
En cuanto terminó el entrenamiento me acerqué a ella con un beso en la mejilla.

- Viniste antes mamá.- sonreí al verla tan elegante como siempre solía vestir.

- Quería verte jugar un momento, ahora ve a ducharte que se nos hace tarde..- besó mi frente y salí corriendo a las duchas para bañarme lo antes posible.

Al entrar tropecé con Erika Nieto, la hija de nuestro entrenador. Nunca nos llevamos bien, no encajabamos sin embargo nos tocaba jugar en un mismo equipo por decisión de su padre.

- Mira por donde caminas enana! - me gritó y todas comenzaron a reir. Estaba cansada de sus insultos e hipocrecía delante de mis padres y de los suyos desde el colegio, en la universidad cada quien tomó su carrera pero para mi mala suerte nos contrataron para el mismo equipo de soccer.

- Es la última vez que te soporto un insulto Nieto! - me abalancé contra ella y la golpeé en la cara, no justifico mis actos pero estaba realmente fastidiada.

- Me las pagarás pitufo te voy a dar donde más te duele!- gritó en cuanto lograron separarnos.

Siempre supe que Erika Nieto era parte de una pandilla o secta no se como le llamarán, pero nunca me atreví a decir ni hacer nada por miedo a quienes la rodeaban.
Salí de las duchas buscando a mi madre quien ya me esperaba en el auto, me subí y ella hecho a andar no sin antes darse cuenta de un rasguño que tenía en la cara.

- Que te ocurrio en el rostro mi niña..- me preguntó sin quitar la mirada del camino.

- Al bañarme me he rasguñado..solo eso.- hiso un gesto de desaprobación como si no me creyera lo que le había dicho.

Llegamos al centro comercial y lo primero que hicimos fue almorzar en el restaurante favorito de mi mamá, al salir fuimos por el regalo más hermoso que mi hermana podía tener, lastima que nunca lo tuvo en sus manos...
Mientras ibamos camino a casa un auto negro nos cerro el camino, mi mamá y yo nos miramos sin saber de que se trataba. Del auto se bajo un tipo, tenía cubierta gran parte de su cara, se acercó al auto y saco un arma...

- No puedo, no puedo doctora no puedo..!

Toma Mi Mano - Cache💗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora