Summer Rose

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-¿Qué pasó el día de tu cumpleaños? -dijo Ainia frunciendo el ceño.

-No fue el día de mi cumpleaños, ya verás.

Desperté como a las nueve de la mañana, Roman estaba en la puerta con una bandeja de desayuno, esta incluía hot-cakes y un batido, el me miraba con una sonrisa, como si su hija fuera lo más especial que el mundo le había dado

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Desperté como a las nueve de la mañana, Roman estaba en la puerta con una bandeja de desayuno, esta incluía hot-cakes y un batido, el me miraba con una sonrisa, como si su hija fuera lo más especial que el mundo le había dado.

-Feliz cumpleaños, Neo -me dijo.

Sonreí.

-Te acordaste.

-¿Cómo olvidarlo? Es tu día especial después de todo -colocó la bandeja en el velador y me dio un beso en la coronilla, luego se sentó en las orillas de la cama y me miró-. Hoy no tendré ninguna misión, solo seremos tú y yo durante un día. ¿Te gusta la idea?

-¡Me encanta!

Empezamos a desayunar waffles y un batido de naranjilla. Roman había planeado todo un cronograma para que este fuera el mejor día del mundo, primero iríamos a la piscina, luego a un parque de diversiones donde estaríamos hasta la tarde, después del parque iríamos a tomar helado y ver la puesta del sol, finalmente regresaríamos a casa donde soplaría la vela.

Todo el día fue exactamente como lo planeamos, risas por doquier, sentía que volvía a ser una niña solo con momentos felices. No recordaba un cumpleaños mejor, hubiera deseado que mis padres siguieran aquí, haber compartido este día con un hermano ya que siempre quise uno, pero no me arrepentía de haber venido con él. Nunca me arrepentí de haber venido con él.

Fue la noche cuando todo se empezó a torcer, Roman había preparado un pastel de chocolate, y yo iba a soplar la vela.

-¿Lista? -me preguntó, sonreí y asentí.

>>Manos arriba la fiesta empieza, todos juntos abajo dirán <<

Roman prendió las velas.

>>Pide un deseo y hazlo ahora, <<

Tomé aire.

>>Un año más, hoy celebras tu cumpleaños <<

-Pide un deseo, Neo.

>>Pide un gran deseo, es la fiesta de tu cumpleaños <<

Deseo nunca perderte.

>>Pide un gran deseo, es la fiesta de tu cumpleaños <<

Soplé la vela y sonreí.

-¿Que deseaste?

-Si te digo no se cumplirá, dum-dum. -reí levemente.

El rio y me despeinó, para luego abrazarme de una forma protectora.

-Vamos a dormir, Neo.

Subimos las escaleras, llegando a mi cuarto me puse la pijama y me acosté. Roman me susurró "buenas noches enana", me dio un beso en la frente antes de quedarme dormida. No supe cuando me desperté, pero estaba sedienta. Al bajar escuché a Roman hablar con cinco hombres. Lo correcto hubiera sido entrar, pedir agua y subir a mi cuarto, pero la curiosidad mató al gato. Mi inocencia era el gato y lo que pasaría el gato. Me escondí a la puerta de la cocina y empecé a escuchar.

Neopolitane, la historia de una criminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora