Capítulo 1 POV POCHÉ

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Estaba parada de pie al lado de la puerta, sacudiendo la ceniza de mi cigarro, recordé a la chica de la chaqueta rosa del círculo. La llamé Frutita, al momento sólo fue un apodo estúpido para hacerla sentir más incómoda de lo que se veía. Aparentaba inocencia en su rostro, pero al mirarla a los ojos me di cuenta de que escondía algo. Aparté de mi mente ese recuerdo. 

Matu seguía tumbada en el sofá viendo la televisión. Me pregunté porque seguía en el apartamento. Normalmente recogía sus cosas y se marchaba. La puerta rechino cuando la abrí. 

-Matu, me voy.

Se levantó, tomo su bolso puso las correas sobre su hombro y luego se puso sus zapatos antes de dirigirse a la puerta. 

-Mándame un mensaje si te aburres -me dijo sin mirarme.

Se puso sus gafas de sol y bajo por las escaleras sin siquiera mirarme. Esa indiferencia era una de las pocas razones por las que Matu era una de mis citas habituales. Aceptaba el arreglo tal y como era. 

Mi moto relucía bajo el sol de la mañana otoñal. Bajé trotando las escaleras y me puse la chaqueta. Faltaba media hora para la clase de Biología con Chaney, a él no le importaba si llegaba tarde. 

-¡Espera! -gritó Johan a mis espaldas -Al girarme lo vi parado en el marco de la puerta de nuestro apartamento con el cabello alborotado -¿Dejaste que Matu se quedara a dormir?
-No Johan, sabes que no hago eso. Puedo llevar a Juana a la escuela, si quieres -Juana era la chica con la que actualmente salía.
-Pues... no hace falta -sonreí divertida ante su reacción. Yo tenía la mala costumbre de seducir a las amigas de sus novias, y había una línea que no pensaba cruzar. Juana era suya y en cuanto él demostraba que una chica le gustaba, ella quedaba fuera de mi radar. 

Manejé en dirección al campus y estacioné mi moto en un lugar cercano al edificio. Crucé el campus para llegar a la cafetería. Justo antes de abrir las puertas dobles, Lele y Caeli aparecieron delante de mi. 

-Hola Poché -me saludó Lele, con una postura perfecta.

Pechos bronceados perfectos ayudados con silicona asomaban por debajo de su camiseta rosa. Eso fue lo que me suplicó que me la tirara, pero una vez era suficiente. Su voz era demasiado chillona.

-Hola, Lele -apagué mi cigarrillo y tiré la colilla. A pesar de mi desinterés las dos chicas me siguieron. -Johan -lo saludé con un asentimiento de cabeza. 

Estaba sentado con Juana, riendo con gente a su alrededor. La chica de la pelea de anoche anterior se encontraba sentada frente a él y jugueteaba con su comida. Oír mi voz llamó su atención. Note que sus grandes ojos me seguían al final de la mesa. Oí que Lele soltaba una risita y tuve que esforzarme para contener mi irritación. Cuando me senté, aprovechó para acomodarse en mi rodilla. Lele metió mano debajo de la mesa y me comenzó a acariciar mi pierna en dirección a mi parte central, yo abrí un poco más las piernas para que llegara a su objetivo. Justo antes de que llegara, Juana murmuro. 

-Me están dando ganas de vomitar -Lele se giró hacía ella.
-Te he oído perra. 

Juana lanzó un bocadillo en dirección a Lele. Johan y yo cruzamos miradas y desdoble la rodilla. El trasero de Lele rebotó en el piso. Se quejó antes de irse. Johan me miró agradecido. Tenía poca tolerancia para chicas como Lele. Tenía una regla demasiado importante: Respeto. A mí, a mis amigos y familia, incluso a mis enemigos. Le guiñé un ojo a Juana quien pareció satisfecha. 

-Diste una buena pelea anoche Pochesita -me dijo Kika al mismo tiempo que me lanzaba algo de comida.
-Cierra la boca imbécil -le contestó Paisa en voz baja -No te dejarán entrar otra vez si se enteran que andas hablando por ahí. 
-No me llames así. 
-¿Cómo? ¿Pochesita?
-Eso -nunca me ha agradado ese gusano.

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