Salí con, literalmente, la pijama puesta. No tenía lencería ni mucho menos ropa provocativa, así que opté por ponerme la que era más fácil de sacar. Tenía dos botones y casi nunca la usaba.
Siempre pensé que aquella prenda era extraña.
Min Yoongi tenía un semblante distinto. Normalmente se veía totalmente molesto, serio o despreocupado. Pero ésa vez pude ver lo que era un Min Yoongi nervioso.
—Bien, me echaré en... —señalé su costado y él abrió los ojos como si recordara recién que estaba en mi cama.
—Oh, claro, sí, déjame hacerte espacio.
Me metí bajo las sábanas y comencé a moderar mi respiración. Estaba muy nervioso. No podía creer que estábamos tan cerca y que él estaba casi semi-desnudo. Podía ver su pecho al descubierto.Cada vez que nuestras rodillas chocaban, ambos nos disculpábamos y desviábamos la mirada del otro rápidamente.
Estuvimos así, simplemente recostados en mi cama escuchando mi disco favorito de Bob Dylan durante un muy buen rato.
Me preguntaba qué estaría pasando en la mente de Min. Él era un muchacho muy incierto. Ambos eramos tan distintos de acuerdo a opiniones políticos, sociales y hasta en las maneras de hacer las cosas... Pero cuando estábamos juntos era como si nuestras almas congeniaran y nos conociéramos de toda la vida.
Y a la vez siendo unos desconocidos de tan sólo un día de amistad.
—Park... —me llamó.
—¿Sí? —respondí mirándolo fijamente. Él parecía no encontrar las palabras apropiadas para decirlo.
—Cómo decirlo... —dijo tomando su barbilla con la yema de sus dedos— ¿Te puedo llamar... por tu nombre?
Abrí los ojos de sorpresa y él pareció sonrojarse al escuchar sus propias palabras— Por supuesto que sí —respondí.
—Bien.
Él de repente me besó en los labios y muy lentamente intento colocarse encima mío. Yo no sabía cómo reaccionar.
POV YOONGI
Estaba muy... ¿cómo se dice? rígido. Empecé dando simples besos en sus labios y él sólo cerró fuertemente los ojos frunciendo el ceño.
—¿Qué haces? —me detuve riendo.
—¿Qué cosa? —preguntó él confundido. Estaba todo sonrojado.
—Jimin... —lo regañé. Sonaba tan lindo su nombre que quise llamarlo muchas veces más en mi mente— No quiero obligarte a nada, ¿sí? Tu me dices cuando parar.
—¡¿Qué?! ¡No, no! Por favor, sólo sigue —rogó él asustado y me agarró el rostro con las manos—. Perdón, no quise malograr el momento.
Yo negué con la cabeza.
—No te preocupes, sólo... —dije acariciando su nariz con la mía— dime si te sientes incómodo o algo, no quiero forzarte a nada.
Él asintió apenado como si le regañara de algo que hizo mal. Me sentí culpable.
Pero no podía hacer más. Ambos estábamos nerviosos, incluso yo el doble se podía decir. Temía que una vez mis manos entraran en su pantalón o tocara alguna zona que a él no le agradara me empujara o reaccionara mal por el miedo.
Todos empezábamos así.
Jimin y yo comenzamos de nuevo.
Empecé a besarlo mientras el aún sostenía mi rostro entre sus manos. Por ratos me daba pequeños masajes en el cuello. Se veía las ganas que quería volver a intentarlo, así que yo también puse de mi parte.
Dejamos de darnos tiernos besos a unos más largos y profundos. Metí mi lengua poco a poco y él correspondió. Cuando atrapé la suya, soltó un pequeño gemido y comenzó a bajar sus manos hacia mi pecho.
Yo por supuesto, no me quedé atrás.
Paseé mis manos por su abdomen, cintura y poco a poco las conduje hacia sus nalgas. Park se removió en el momento en el que ligeramente las apreté, parecía haberle gustado.
Una vez nos separamos para retomar el aliento, abrí los escasos botones que traía su camisa a rayas y llevé los besos hacia esa zona. Besé su pecho y luego el abdomen. Lo estaba disfrutando.
Por momentos me miraba fijamente y luego yo subía mi vista hacia él. Estaba muy rojisimo y su pecho subía y bajaba lentamente. Fue hasta cuando desaté el pequeño listón azul que ajustaba su pantalón que comenzó a respirar más rápido.
—Minnie... —susurró él. Yo asentí con una cálida sonrisa.
—Tranquilo, déjamelo a mí.
Lo bajé hasta sus rodillas, tenía un bóxer de color verde pastel y sin apartar la vista de él, comencé a bajarlo con cuidado. Quería asegurarme de que me estaba dando permiso de acceder a él.
POV JIMIN
Coloqué mi cabeza hacia atrás en una de las almohadas. Él tenía las manos frías. Me estaba sintiendo muy extraño, sentía algo raro allá abajo mientras que Min bajaba mi ropa interior. No quería ver. Me resultaba muy vergonzoso.
Abrí la boca en cuanto toco mi aparato reproductor, luego empezó a subir y a bajar su mano. Estuvo así durante un rato hasta que los movimientos se volvieron más rápidos y estaba a punto de estallar.
—Más... —le pedí nervioso y él aumento la velocidad.
Min Yoongi se levantó y se acercó a mí para besarme el cuello. Pero claro, sin dejar de masturbarme. Daba besos lentos y uno que otro con lengua en esa zona. Dios, esa era mi parte más débil.
Besaba muy bien.
—¿Te gusta? —musitó en mi oído. Yo asentí cohibido.
Intenté hacer algo por mi parte y llevé mis manos hacia su pecho desnudo otra vez. Mientras lo masajeaba me resultaba curioso sentir cómo era su piel en esa zona. Él era trigueño. Tenía algunos lunares cerca de sus pezones y cuando bajé a una de sus costillas izquierdas, de repente apretó el pecho.
Había tocado una de sus cicatrices causadas por sus entrenamientos.
Él era todo un héroe.
En todo el momento no dejó de besarme. Así que volví hacia él y lo besé de igual manera.Le gustaba que lo besaran en su cuello. Él me susurraba "Ninguna marca, por favor" a lo que yo asentí y me reí. Sólo le daba dulces lamidas y luego subí a sus labios.
Casualmente le mordí y el intensificó el beso cuando atrapé su lengua por primera vez.
Era un beso real.
Todo me resultaba nuevo, el roce de nuestras pieles, el sabor de sus labios. El indefinido movimiento que daba en mi miembro y el cómo darle vida a todas esas zonas. Quería explorar más.
Él comenzó a masturbarse y al verlo tan excitado intenté ayudarlo. Minnie se sorprendió, claro, y le dije que todo estaba bien. No quería que siguiera nervioso. Quería satisfacerlo.Justo cuando estaba listo, me repitió lo mismo que el principio.
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La última apuesta 💵 Yoonmin
Fanfiction1963: un grupo de jóvenes marines de las Fuerzas Armadas hacen una curiosa apuesta en su única noche en una ciudad de paso en Estados Unidos, San Francisco. El trato consistía en llegar a conseguir salir con un chico... Pero claro, no uno cualquier...