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Una vez la canción terminó, regresamos a la mesa. Park se había ido al baño y yo estaba escaso de cigarros.

—Nam, ¿Tienes uno? —el asintió.

—Volví —intervino mi cita y le sostuve el asiento para que se sentara.

—¿Que van a ordenar? —dijo un mesero que se acercó a nuestra mesa entregándonos la carta a cada uno.

—Una ensalada con arroz y carne bien asada y cerveza, creo que todos querrán lo mismo ¿No? —preguntó Namjoon. Yo negué.

—Para mí cuatro vodkas con soda y tres cervezas.

Mi galán abrió los ojos.

—Y lo que quiera el jovencito, unas cervezas ¿está bien? —le pregunté y Park negó con la cabeza.

—Solo agua, gracias.

Ahora la música estaba fuerte y algo de Elvis Presley estaba sonando. No escuchaba bien la letra de la canción. Desde que habíamos salido de la pista se me habían ido la ganas de estar allí, en la fiesta. Solo quería irme y dejar a Park en su casa para seguir tomando un poco en algún bar. Había salido todo mal.

—¿Sólo vas a tomar? —preguntó Park agarrándome la mano. Yo asentí.

—Sólo un poquito, nada más —contesté prendiendo otro cigarrillo.

—Oye Park, y dime, ¿Como conociste a Min? —intervino Chang Min.

Rápidamente mi cita se sonrojo y comenzó a jugar con las servilletas.

—Pues, el entró a mi cafetería y comenzamos a hablar... Fue muy educado, tú sabes, ¿Y cómo te fue a ti con Hoseok? —dijo avergonzado.  

—Cierto, ¿dónde se metió mi cita? —preguntó él.

—Aqui está el vodka con la cerveza y la ensalada con- —intervino el mesero.

—¡Dije que eran tres cervezas! ¡Joder! —golpeé la mesa y el mozo asintió pidiendo disculpas— Maldita sea, solo pedí una putas bebidas, carajo, ¿Acaso no saben escribir bien sus pedidos? Por la puta madre.

—Hey, Min, ¿estás bien? —preguntó Park sorprendido.

—Claro que sí, lo siento.

—¿Así se hablan entre ustedes? ¿Todo con maldiciones y malas palabras? —yo negué— ¿Entonces qué sucede? —susurró.

—No, nada, sólo que estoy un poco abrumado por el ruido —mentí, Namjoon me miró atento.

Park asintió y me sobó la mano— Creo que deberían bajarle un poquito el volumen —rió.

Seguí fumando y coloqué mi bebida en su lado.

Él negó.

—No, gracias, no tomo.

—Vamos, Park, es un vodka con soda —dijo mi líder, mi cita lo miró desconfiado—. No es casi nada de alcohol, es una bebida suave que siempre dan por aquí.

Namjoon había captado mi indirecta.

—Claro, amigo, ándale —dijo Chang Min—. Toma un poco.

Park no tenía escapatoria. Con la presión encima, bebió hasta el fondo. Y minutos después cómo cinco shots llenos de vodka. A decir verdad, no había casi nada de soda en ellos. Le habíamos mentido. Era puro alcohol y él comenzó a relajarse.

—¿Todo bien, Park? —le susurré divertido al oído. El asintió y unos segundos después negó.

—Necesito ir al bañ-

Corrió rápidamente sujetándose la boca para no vomitar y desapareció detrás de la puerta del baño.

Yo incluso había bebido el triple que él y para mí todo sabía a mierda. Me resultaba todo asqueroso y aburrido.

—Voy a buscar a Hoseokie, mi bebé —dijo Chang Min.

No obstante, en la pista de baile estaba Taehyung casi meneándole la cola a otras parejas mientras que Hoseok fumaba con los jefes del pelotón. Yo sabía que estaba buscando alguna oportunidad para pelear con Edawn quién estaba de la mano con el comandante general de los marines, Edawn no se conformaba con el simple jefe, estaba en busca de nuevas presas. Dios, ese hombre era puro puterío y a pesar de haber perdido, como nosotros lo habíamos anticipado, por momentos nos estaba derrochando la suerte que tenía de estar con el gran jefe de jefes en nuestras caras.

Hoseok se aproximaba para sacarle la mierda.

—¡Alto allí! —dijo un guardia de seguridad yendo a su dirección.

—Namjoon, esto está del asco —confesé arrojando el líquido de mi bebida al suelo.

Él asintió riéndose. Sabía que tarde o temprano Hoseok se iba a agarrar de las greñas con Edawn en frente del jefe. Y a pesar de ello, Namjoon sonreía pacífico, estaba consiente de que ya estaba frito.

—Creo que deberíamos irnos —dijo algo serio.

A lo lejos, observé cómo se reían los jueces de la pelea entre Hoseok y la perra del comandante general. Mi mejor amigo iba ganando y al parecer Taehyung estaba tratando de separarlos, pero como era demasiado delgado y débil, fugazmente terminó siendo golpeado por Hoseok.

Algunas personas susurraban que él era el ganador de la apuesta.

—Carajo, ¡¿Taehyung?! —pregunté sorprendido y Namjoon asintió dándole una calada a su cigarrillo.

—Ese hijo de puta, se ganó los mil trescientos dólares.

Estaba frito. Ese niño se había ganado todos mis ahorros desde cuando me enlistaron a las fuerzas armadas. Qué envidia por la puta madre. 

La última apuesta  💵  YoonminWhere stories live. Discover now