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Steve llevaba dos noches sin pisar la torre.

Tony no encontraba un gran problema en eso, de verdad, solo que estaba inquieto, la picazón no desaparecería si el capitán se alejaba primero, no podría seguir los pasos para deshacerse de esa adicción si el objeto de dicha adicción no está presente para lograr que se canse lo suficiente de él, simple lógica.

Dejó caer el desarmador para frotarse la frente, observó el actual estado inerte de DUM-E. Su mañana había comenzado con pensamientos ciertamente agobiantes, el estúpido chico al cual había humillado había dado una entrevista y los medios definitivamente habían tenido un día de campo con su comportamiento, el titulo mercader de la muerte había estado en más de diez periódicos en las últimas cuarenta y ocho horas, las protestas según Pepper habían aumentado y ni hablar de lo que se decía en internet respecto al video que alguien había subido de él siendo receptor de la ira de una anciana loca.

—Ah, la vida maravillosa —masculló con ironía tomando nuevamente el desarmador para continuar con las mejoras del robot.

Había comenzado haciendo ajustes en la cafetera para ignorar su pensamiento sombrío desde el amanecer, de ahí había continuado con cada uno de los electrodomésticos que no solía utilizar de la cocina hasta entrar al taller y observar a Dummy nuevamente inactivo.

Pepper había exigido que la dejara encargarse del asunto junto al estresado grupo de relaciones públicas, también le había hecho prometer que no le daría más vueltas.

Era más fácil decirlo que hacerlo, Tony no podía hacer desaparecer las consecuencias que dejo Ultron, ni cambiar de la noche a la mañana la opinión de las personas, habian pasado mas de nueve meses y no lo olvidavan, dios no los culpaba. Tampoco podía ignorar lo insatisfecho que se sentía al no haber visto a Steve, ni lo que eso podría llegar a significar.

—Listo chico, solo no tires nada, empiezo a recordar porque decidí dejarte dormir un poco, tú y U son mi perdición —dijo al alejarse de su robot y ver como comenzaba a moverse alrededor.

Tony salió del taller en dirección a la sala de estar, encontrándola completamente en silencio no se le dificulto percatarse del tono de llamada desde su celular.

—¿Que sucede Potts?

—Tony tengo una buena noticia, estamos en octubre.

—Si, puedo deducirlo yo solo si reviso el calendario.

—¿Olvidas lo que sucede este mes? —preguntó empezando a sonar frustrada.

—¿Halloween?

—El simposio nacional de ciencia y tecnología.

Ah, sí, lo recordó, la convención de hombres pomposos que financiaban a científicos.

—¿Y?

—Debes ir Tony, es una oportunidad perfecta para mejorar tu imagen con tus allegados, colegas de la ciencia que te entienden, y ese tipo de cosas.

—Vaya, elocuente, los que tu llamas allegados, son en realidad un grupo de idiotas envidiosos que o quieren asociarse conmigo por conveniencia o quieren robar mis ideas, y solo menos de la mitad ahí son verdaderos científicos.

—Vamos Tony —suplicó Pepper, percibió el cansancio en su voz.

—¿Es realmente necesario?

—Bueno, sí, quizás puedas buscar nuevas inversiones y escuche de la presentación de varios proyectos los cuales podrían interesarte 

—Hmpf, bien.

—Diste tu palabra, y no olvides tu discurso en el MIT, será una semana antes que el simposio, claro que seguramente ya estás preparado para eso...

El día en que Steve Rogers llegó a su limiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora