El Hombre de Metal

4 0 0
                                    

     He comprendido la verdad, soy de metal. Lo descubrí de repente un día que pasé junto a una rosa que se había recién abierto a la verdad del día; sin embargo, seguí de largo. Más tarde un pájaro se posó en mi hombro y comenzó a cantar y yo ni siquiera me di cuenta. Entonces un niño me detuvo para decirme que cantaba bellamente el ave de mi hombro. Miré y por primera vez vi la avecilla. Le quite de allí con mis manos por temor a que me ensuciara la camisa. Pero la estrangulé sin darme cuenta. Y lo peor de todo fue que no me apené en lo absoluto por lo sucedido. Tal vez de haber tenido tiempo lo hubiera hecho, pero iba de prisa. El niño lloró y sus lágrimas parecían pequeños espejos dónde se reflejaba la muerte del ave. Me acerqué para decirle que no se preocupara por una cosa tan pequeña. Y asustado miró mi brazo que se posaba en su hombro. Me extrañaron su mirada y su miedo. Pero cuando yo mismo miré mi mano posada sobre el nivel, noté un brillo extraño en mi piel, jamás observado.

      Marché a mi casa asustado, caminando muy pesadamente. Me sentía extraño como si no me reconociera, o tal vez como si me conociera por primera vez, muy bien. Caminé derecho hasta un espejo me miré. Y comprendo la terrible verdad de mi existencia. Yo soy de metal.

            - Roberto Hernández Sánchez

Fraces de almas perdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora