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Cómo era de costumbre, todas las mañanas iba a revisar su correo. En lo general le llegaban cartas de fans, pero esas venían en bolsas grandes, las que eran por cosas serias.
-¡Hola!- lo saludó amable el cartero.- Tiene esta bolsa de cartas- Roger la miró y asintió y este sobre que me pidió una señorita de forma personal que se lo entregará.
Roger solo asintió con la cabeza y le pidió si le podía dejar la bolsa a dónde siempre guardaba las grandes bolsas con cartas; en la habitación de huéspedes.
Se despidió del cartero y tomó el sobre color gris y al leer de quién se trataba corrió a sentarse. De lo desperado que estaba rompió el sobre y tomó el pequeño pápel que estaba muy dentro de este, lo abrió y se dispuso a leer lo que estaba escrito en ella.
Al terminar de leer corrió al teléfono. Se encontraba impaciente intentado marcar el número de Emma. Le había llegado el correo esta mañana y había leído la carta de su ex.
Tenía que hablar con ella de cualquier manera posible.
Era la décima vez que la llamaba y sabía que no iba a haber respuesta.
Roger se encontraba impaciente intentado marcar el número de Emma. Le había llegado el correo esta mañana y había leído la carta de su ex.
Tenía que hablar con ella de cualquier manera posible.
Era la décima vez que la llamaba y sabía que no iba a haber respuesta.
-Emma, sé que estás al otro lado del teléfono, ¿Podrías responder, porfavor? Tenemos que hablar.- le dejó un mensaje en la contestadora. Roger tenía razón, ella sé si encontraba escuchando todos los mensajes que Roger le dejaba, era solo qué tenía miedo de contestar.
No quería hacerse daño a si misma y muchos menos a él. Muy a fondo de su pecho sabía que lo quería, sabía que quería estar con él, pero su orgullo es tan alto que sólo tiene cabeza para no poder perdonarlo. Con valentía tomó el teléfono y remarcó el número que le había insistido la gran parte de la mañana. Esperó los tres tiempos y el hombre contestó.
