No seré yo |SasuSaku|

Capítulo 11

—Estoy tan agradecida de que aceptaras venir —dijo Hinata con la voz quebradiza—, Saku, te he extrañado tanto —sin previo aviso se lanzó sobre mí y me abrazó fuertemente.

Le mostré una sonrisa forzada y no correspondí a su abrazo, pero tampoco la alejé, tenía que ser paciente, escucharía lo que tenía que decirme y después decidiría si creerle o no.

—He sido tan egoísta, lo siento mucho —tomó mi mano y me guió hasta la sala, donde tomamos asiento frente a frente—, eres mi mejor amiga y nunca quisiera dañarte, lo sabes, ¿verdad?

—Si tú lo dices —alcé los hombros, dándome igual sus últimas palabras, si ella se quería mentirse a sí misma era su problema, no el mío.

—Por favor, Sakura, mi intención jamás fue romper nuestra amistad —me aclaró, poniendo una mano sobre su pecho y una mueca de dolor en su rostro. Hinata sí que era una buena actriz—. No creí que nos afectara tanto el que yo saliera con Naruto, además, pensé que lo olvidarías y nos apoyarías, tal como yo te apoyaré si decides salir con...

No pudo terminar de hablar, pues el sonido de la puerta nos interrumpió, ella de inmediato se incorporó y atendió, mi sorpresa fue grande al ver a Naruto entrar.

—¡Mi amor! —Hinata se lanzó a sus brazos y lo besó exageradamente, él le correspondió enseguida y la sujetó por la cintura.

Fue tan incómodo para mí ver esa escena, por lo que bajé mi mirada y esperé a que se separaran, y a que Naruto notara mi presencia.

—Hinata, tenemos que hablar —se apresuró a decir, sin despegar sus ojos de ella.

Muy en el fondo sentí envidia, porque él nunca me miraría de esa manera.

—Oh, claro, pero ahora estoy ocupada, Saku vino a visitarme —sonrió forzadamente y volteó a verla, el rubio imitó su acción, quedando desconcertado.

—Sakura... —la pelirrosa levantó la mirada y la enfocó en él, Hinata al notarlo se apresuró a tomarlo de la mano—. ¿Qué haces aquí? —preguntó interesado.

—Hinata quería hablar conmigo.

—Sí —asintió mirando atentamente a Naruto—, quería pedirle disculpa por dañarla, nunca quise herirla —dijo abrazándolo.

Rodeé los ojos, ella se estaba haciendo la mártir, se mostraba tan arrepentida para que Naruto la consolara, y lo logró, él la abrazó cariñosamente y besó su frente, ¿en serio era mi mejor amiga? Parecía que solo quería restregarme en la cara que él la amaba.

Podía notarlo, cuando me miró se olvidó de Hinata, pero cuando ella tomó su mano instantáneamente se olvidó de mí, era bastante obvio, su prioridad es ella, la escogió a ella, no a mí, tenía que recordarlo.

Me levanté de golpe y caminé hacia la puerta, pasando al lado de ellos, tragué saliva pesadamente y aclaré mi garganta.

—Creo que es mejor que me vaya, solo hago mal tercio aquí —reí nerviosa.

—Espera —Naruto quitó una de sus manos de la cintura de "mi amiga" y la puso sobre mi brazo, logrando así detenerme. Miré a Hinata, quién parecía estupefacta por la acción del rubio—, también necesito hablar contigo, es sobre... Sasuke —mi corazón se aceleró al escuchar su nombre, mis nervios se alteraron, pero traté de calmarme—. No te apresures, tomemos asiento y hablemos, ¿está bien? —asentí aún nerviosa, él quitó su mano de mi brazo y soltó a Hinata.

Caminamos de vuelta a los sofás en silencio, esperé a que hablaran, pero parecía que ninguno sabía que decir, hasta Hinata parecía no entender la situación.

—Sakura, no soy quien para decírtelo, pero...

—¿Decirme qué? —pregunté apresurada mientras alzaba una ceja.

—Verás —pasó una mano sobre su nuca y respiró exageradamente—, él está enamorado de ti —dijo directo, mi estómago se apretó y mi corazón dio un brinco, ahora Naruto también se había dado cuenta.

—De eso quería hablarte, Sakura —confesó Hinata apresuradamente, ya no parecía tan feliz como hace unos minutos—, también sabía que Sasuke estaba enamorado de ti, incluso me ofrecí a ayudarlo.

—¿Hiciste qué? —ahora Naruto fue quién lanzó su pregunta, mirándola con el ceño fruncido—. Ese asunto no te concierne, no deberías meterte.

—Saku parecía tan triste por culpa mía, creí que sería bueno apoyarlos y unirlos —contestó entristecida—, es nuestra culpa que ella estuviera triste, merece ser feliz con Sasuke.

—Tú no puedes decidir por ella, maldición —contestó molesto, Hinata cerró los ojos fuertemente, intentando retener las lágrimas.

Vaya pareja perfecta, pensé con ironía. Los desconocía, habían cambiado tanto desde que empezaron a salir, este no era el Naruto del que me había enamorado alguna vez.

—En realidad ninguno debería estár al tanto de nuestra relación —dije aburrida al ver la escena que montaban frente a mí, me levanté del sofá y di unos cuantos pasos hasta que la voz de Naruto me paró nuevamente.

—Sakura, respóndeme algo —pidió mientras se ponía de pie—, tú... ¿Estás enamorada de él? ¿Estabas enterada de sus sentimientos?

Giré levemente mi cabeza y lo miré por el rabillo del ojo.

—Sí, sabía cuales eran los sentimientos de Sasuke, y sí, también estoy enamorada de él —contesté sin pensar, pero siendo sincera no creo arrepentirme de lo que acababa de confesar.

—Él se está aprovechando de ti —dijo apresuradamente.

¿Esa era su manera de contraatacar? ¿Qué se aprovechaba de mí? Él hacía todo menos aprovecharse. No solo le basta con romperme el corazón, sino que también quiere arruinar mi relación con Sasuke, solo yo podía juzgar si estaba aprovechándose de mí. Me aproximé a la puerta y la abrí lentamente, sin siquiera mirarlos.

—¿No me escuchaste? Sakura, tienes que alejarte de él.

—Naruto —lo llamó Hinata—, si ambos están enamorados no entiendo tu disgusto, debemos apoyarlos.

Ella seguía siendo tan egoísta, por supuesto que quería vernos juntos, se retorcía por verme lejos de Naruto, y le daría el gusto, él ya no era el chico del que me había enamorado, era mi amigo y ahora parecía otra persona. Ni decir de Hinata, era una mentirosa y envidiosa. No necesitaba de estas personas, no las quería cerca de mí, podía quedarse con él, de todas maneras mi idea de estár junto a Naruto se había borrado de mi mente.

Ahora lo veía con claridad, no era amor, era capricho lo que sentía, porque siempre lo supe, supe que él jamás se fijaría en mí, por fin había abierto los ojos.

—Concéntrese en su relación —dije irritada—, lo que pase entre él y yo no les importa. Espero que sean felices, adiós —sin más salí de la casa. Apenas cerré la puerta pude respirar con tranquilidad, y en vez de sentirme destrozada, me sentí aliviada.