Will

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A decir verdad, Miguel me cae bien. Es una persona diferente, siento que se puede confiar en él. Obviamente no doy nada por sentado pero es lo que mis instintos sugieren.

Hoy he tenido tanto trabajo que con solo parpadear, podría caer en un sueño profundo. Pero no puedo llegar a ese límite, llegué a donde estoy por el trabajo y esfuerzo que he demostrado así que seguiré así.

Las investigaciones indican que la lámpara cayó por el óxido acumulado en los últimos 20 años pero no me lo creo. Antes no había dado señales de peligro o ya la habríamos cambiado.

Esto apesta a magia negra.

Sé que no está demostrado que la magia negra o blanca exista pero he estado leyendo sobre eso y me consta que hay suficientes coincidencias.

Tengo que averiguar pronto lo que ocurre verdaderamente pues la vida de Dyn está en riesgo y si algo le pasara... no me lo perdonaría.

Ahora que recuerdo... no la he visto desde el incidente. Tengo que ir con ella.

Llego y noto algo extraño nada más tocar la puerta, la dulce voz de ella llega desde dentro y pregunta

-¿Quién?

-El conejo de Pascua- ¿Quién más podría tocar?-

-Ah! Muy bien... ¿traes regalos para mí?- pregunta con vocecita de niña

-No si no abres, querida princesa

-Oh, vamos... pasa ya

Entro como si estuviese en casa, con toda tranquilidad a recostarme en la cama.

-Hey! Las botas, quítatelas o ensuciarás la cama- me riñe la condenadamente limpia chica.

-Luego- respondo y debido al agotamiento reacciono demasiado tarde al acto inesperado de Dyn: se lanza sobre mi abdomen (dejándome sin aliento) y empieza a hacerme... ¿cosquillas?

-Te recuerdo que no tengo cosquillas desde los 12

-No, tienes cosquillas pero están escondidas- me quita las botas y me rasca los pies como loca maníaca

-Eso no es hacer cosquillas!

-Nop, pero con esto aprenderás a quitarte las botas

Y de la nada como si hubiese apretado un botón, siento cosquillas. ¿Pero qué?

-Lo sabía-  exclama triunfal al ver mi expresión de risa

Yo cambio repentinamente de posición, dejándola a ella vocación arriba en la cama y yo encima, inmovilizándola. Ella me mira juguetonamente y con una fuerza increíble, libera una pierna de mi jaula y me patea directo ahí.

Duele como mil demonios y me tiro al suelo, ella se carcajea arriba de la cama, mirando mi reacción, expectante.

En eso, tocan la puerta y ella se pone de pie instantáneamente y me mira como preguntando qué hacer. Le hago señas que indican que yo estaré detrás de la puerta mientras ella atiende.

Asiente con la cabeza y yo me pongo a la izquierda de la puerta para pasar inadvertido.

Dyn abre la puerta y escucho:

-Buenos días princesa, ¿cómo va el día?

-Muy bien, gracias

-¿Lista para mañana?

-Claro,  ya saboreo esas enchiladas

-Muy bien porque le prepararé otra sorpresa que seguro le fascina

-Lo espero con  ansias, muchas gracias

-De nada, hasta mañana

-Hasta mañana

Cierra la puerta con un sonoro clic y suelto el aliento que ni sabía estaba conteniendo.

-Era Miguel, quedamos de vernos mañana para desayunar

-Oh, entiendo. Solo una advertencia... a veces la gente se enamora de la comida mexicana. O eso me han dicho.

-Bueno, probaré mañana

-Bien, me recostaré un rato

Y me acuesto en la cama, casi instantáneamente cierro los ojos y me sumerjo en una bienvenida y esperada oscuridad.

Amor enfermoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora