9. Paraíso.

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Risas salían de la cueva, risas de dos voces completamente distintas. Una era fría, la otra era sensible, por desgracia. La alegría dominaba el territorio natural de aquella sala de estar, donde dos osos de pelajes similares se hallaban, sentados juntos, bastante cerca, casi abrazados. Su charla parecía divertida, el panda era quien más palabras soltaba, mientras que el polar parecía hipnotizado por la voz de su contrario, ajeno a todo lo demás, le estaba prestando tanta atención que daba gusto hablar con él. Más que una charla, parecía una prueba de cómo se sentía estar en el paraíso.

Creo que me emocioné explicando lo que sucedió ayer, después de que Café Cueva abriera sus puertas al público... y las cerrara horas después. Es que, literalmente, se sintió fascinante hablar con Polar, nunca creí que fuera tan agradable charlar a solas con él, pues es alguien callado y tímido. Sinceramente, creía que iba a ser un diálgo aburrido e incómodo, que sólo yo hablaría y que él no me entendería, pero sí me entendía. Sabía de lo que hablaba, parecía interesado. Seguía mi conversación, preguntaba, mencionaba cosas en común conmigo.

Esta sensación fue de las mejores que he vivido.

Ahora me hallaba en mi cama, acostado con las piernas abiertas y brazos extendidos a los lados, me sentía tan relajado... Sus palabras. Aún recuerdo sus palabras.

“A Polar le gustaría llevarte a ver ese anime al cine”, me dijo él cuando le mencioné Your Name, un anime sobre un chico y una chica que cambian de cuerpos un par de veces a la semana.

“Polar puede cocinarte todo el ramen que quieras”, ofreció cuando comenté que amaba el ramen y que sería capaz de comerme todo un restaurante de ello.

Antes de acabar la charla, recordé el peluche de panda que me había dado, por lo que quise comentar sobre ello: “¿Sabes? A-Aún conservo ese peluche que me diste en el parque de diversiones. Duermo junto a él y Miki-Chan, s-son muy buena compañía. E-En serio...”, pero no pude continuar porque escuché una risita proveniente de mi hermano, su sonrojo se hizo notar en tonos bajos.

– ¡N-No te burles! —le dije ruborizado a más no poder.

– Polar nunca se burlaría de Panda —dijo, aumentando mi sonrojo y disminuyendo el suyo—. A Polar sólo le pareció tierno lo que haces.

Sería imposible describir lo roja que estaba mi cara por lo que dijo. Tan sólo pude reaccionar soltando una risa nerviosa y desviando la mirada. Finalmente, reímos un par de veces por vernos simultáneamente a los ojos. Fue un momento bastante... peculiar. No esperaba ver esa acciones por parte de Polar. Llamarme tierno, sonrojarse y reír nervioso, no es nada común en él.

. . .

Volviendo al presente, me encontraba aún en la cama, jugando con los dedos de mis manos. Era una mañana aburrida, me había despertado bastante temprano. Polar aún no volvía a casa con las compras, Pardo seguía durmiendo y yo ahora caminaba con mi inseparable celular hasta el sofá de la sala de estar; éste se había vuelto el lugar donde más suelo pasar el rato en casa.

Me entretuve revisando las redes sociales, viendo algunos videos de Everyone's Tube, apareció nuestro canal, el que Pardo había creado para hacernos virales cuando admirábamos a Nom Nom, el tierno y desgradable koala más famoso de Internet, en la plataforma podía observar algunos videos que hicimos. Obviando el primero, claro, ese es una total vergüenza ajena, era penoso. Después, volví a revisar las redes, noté que tenía una foto con Polar, esa que me tomé hace un muy buen tiempo, cuando encontramos la chaqueta de mezclilla maldita. Yo era quien la usaba en ese entonces. Miré la foto con ojos enamorados, tenía foto juntos y ni enterado estaba.

Yo trataba de parecer cool con la chaqueta puesta, mientras que Polar estaba simplemente recostado en el suelo, sus brazos cruzados detrás de su cabeza y mirando al cielo. Me levanté y fui hacia mi habitación, deseaba poder ver esa foto muchas veces. Por lo que llegué a mi laptop y la coloqué como fondo de pantalla, después de un aburrido proceso de pasar la imagen de mi celular al computador. Suspiré con ilusión. Me sentía como esas personas que colocan una foto con su pareja como fondo de pantalla en sus celulares, o familias en sus computadoras, etcétera.

SEÑAL - [ Polar × Panda ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora