Empezar de nuevo. Parte 2.

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Me despierto al fin, después de tres largos días sin salir de la cama. Hacia meses que no dormía tanto; esto del jet lag es agotador. Con el cuerpo aún entumecido me desplazo hasta el baño donde abro el grifo de la bañera, cuando el agua sale caliente pongo el tapón y dejo que se llene. Mientras, yo, busco mi móvil, el cual enciendo. Tres mensajes y dos llamadas. Vaya, parece que alguien empieza a interesarse por mí. Margaret: «¿Dónde paras ahora loqui?» Aaayyys Margaret, si supieras que estoy más cerca de lo que crees. Mensaje de llamada de mamá; luego la llamaré, ahora no quiero hablar con ella. Y por último, Anne: «¿Cuándo vuelves por tierras conocidas? Llámame cuando puedas, hay novedades. Un besote». ¿Novedades? ¿De qué coño me está hablando? Luego la llamo, o mejor, la veo.

Vuelvo hacia el baño, donde cierro el grifo, pongo mi lista de reproducción de música, me desnudo y me sumerjo en el agua; está tan caliente que revivo en seguida. Cierro los ojos, y me dejo llevar... «Do I wanna know... if this feeling flows both ways...» Con mi mejor solo la canto mentalmente dándolo todo, siguiendo el ritmo con el cuerpo. Que perfección de baño.

Contacto con un taxi, cuando ya estoy arreglada espero en el bar del hotel donde me tomo un gintonic y observo el panorama. Nada interesante a la vista. Hasta que aparece la chica de recepción comunicándome que el conductor me espera. Apuro lo que me queda en la copa y salgo en busca del taxi. Me subo en él y doy indicaciones del lugar a donde voy. Estoy emocionada, confusa, nerviosa, ilusionada, siento dentro de mí una bomba de sentimientos que en cualquier momento va a explotar. Anotación mental: alquilar un coche.

Cuando me bajo, todo me parece diferente. El lugar, la calle, la gente, la entrada... oh, el pub trébol... tantos recuerdos contigo... empezando por el nombre que ahora han cambiado. Eso me mosquea. ¿Pub Pegri? ¿Qué es eso?

Ensimismada en mis teorías, alguien se acerca por detrás y me toca el culo aprovechando mi distracción, me giro con toda mi mala hostia preparando el puñetazo que voy a meter, pero me freno en seco al ver a Margaret frente a mí.

—¡Tíiiiiiiiiiiiia, qué cambio! Y qué guapísima. Dios, estás espectacular.

—¿Cómo no voy a estar cambiada? Han pasado, dos años Margaret... ¡DOS AÑOS!

—Que te han sentado divinamente, pero bueno, ya tendrás tiempo de contarnos donde has estado, ahora vamos dentro que Anne estará esperándonos.

Al entrar en lo que antiguamente era el pub trébol una ola de nostalgia me azota la cara. Y miles de recuerdos me abordan en el momento. La primera vez que estuve aquí, el grupo de música, Max, la barra y sus Bítter, Max, el baño, Max, Max y Max. Por un momento siento ganas de huir, pero aguanto mi compostura al ver que dentro de lo que cabe han cambiado un poco la estética del local, en una de las mesas que hay al fondo vemos a Anne mirando el móvil. Nos acercamos con dificultad a ella empujando a la gente, haciéndonos hueco.

—¡¡¡Holly!!! Qué alegría. Cuando me has llamado esta tarde no podía creerlo. Tú por aquí, de nuevo. Me parece que estoy soñando.

—Menos sueños princesita, que es real, mírala bien, porque no sabemos cuando volverá a irse -.añade Margaret.

—Espero que tarde mucho mucho en irse de nuevo. No sabes cómo te he extrañado.

—Y yo a vosotras-. Sonrío.

Cuando nos ponemos en situación empezamos a contarnos algunos detalles de cómo ha sido nuestra vida, entre trago y trago a mi mojito me voy poniendo a tono, y voy calmando más mis emociones. Hasta que entre la gente me quedo alucinada al ver un espejismo. ¿Es Max? Un chico igual que él acaba de cruzar por mitad de la pista con dos cubatas en la mano, me quedo tan embobada que no le pierdo de vista hasta que Margaret pasa la mano por delante mía y me desconcentra. Vuelvo en sí, pero un poco aturdida. Me levanto y me dirijo al baño aún un poco en las nubes cuando de repente, tropiezo con algo que hay en el suelo y casi caigo; digo casi porque unos brazos fuertes me han detenido de la que podría haber sido una hostia ridícula. Vuelta en mí, me incorporo y me fijo en los brazos, son morenos y fuertes, poco a poco subo la mirada hasta que me detengo en sus labios, está tan cerca de mi cara que lo miro al dedillo y siento que en cualquier momento me besará. Es guapo, muy guapo, tiene el pelo rizado y alborotado, castaño, con grandes ojos verdes. Me encanta, ¿creéis en el amor a primera vista? Pues algo así acabo de percibir, vale no, miento, no es amor, es algo más abajo de donde suelen estar las mariposas lo que siento. Sus brazos siguen rodeándome y su gesto se destensa al ver que estoy bien,me provoca algo tan intenso y punzante en el bajo vientre, que el sentirle alrededor de mi cintura hace que se me encoja el estómago. Una mueca se dibuja en sus labios y sorda de mí no le presto atención. A ver, por favor, dejen espacio, un dios acaba de caer al mundo y necesita primeros auxilios. Finalmente los dos incorporados y viendo que todo es correcto desaparece de mi vista, dejándome tal desasosiego que ya no recuerdo ni a qué iba. Me acerco a la barra donde pido un mojito, y mientras me sirven busco concentrada el paradero de dicho chico. Que tonta, no he podido darle ni las gracias. Y como si nada, me desconecto y vuelvo a lo que ya se ha convertido en recuerdo. Esa mirada, esos labios tan jugosos, esa calidez. Me sonrojo al pensarlo de nuevo. Ojalá me lo vuelva a encontrar.

Cuando me dan el mojito vuelvo a la mesa con mis amigas, pero justo cuando estaba a punto de contarles lo sucedido, lo veo, de nuevo frente a mí. Lo miro mejor, todo él, es alto, delgado pero musculoso, con tono caramelo en la piel y una sonrisa arrebatadora. Tono caramelo... delicioso, le relamía hasta convertirlo en albino. Me muerdo el labio con un deseo desatado, ahora sí. Me mira fijamente y yo me destrozo el labio a la vez que me coloco el pelo tras la oreja, me estoy volviendo loca. Y como no, un nerviosismo me recorre por dentro al ver que se acerca a mi mesa, y no sé muy bien que hacer. Hasta que se planta frente a nosotras y nos saluda. Estoy embobada, como abducida por él. Pero como en una montaña rusa, todo lo que sube tiende a bajar, y así, pasa con mis emociones.

—¡Holly!¡Holly! ¿Estás bien? -me pregunta Margaret.

—Sí, sí. Disculpad.

—Holly, quiero presentarte a Phil. Es mi novio.

Shock. Jarro de agua fría. Plaf. Se me ha roto la cuerda del paracaídas y el choque contra el suelo ha sido tremendo. El bomboncito, es de Anne. Me pierdo en mi interior, me encierro en lo más profundo. Que estúpida. Todo se ha derrumbado.  

HOLLYPROBLEMSWhere stories live. Discover now