Intenso.

4 0 0
                                    

¿QUÉ COJONES ACABA DE PASAR? ¿Novio? ¿Anne? ¿Precisamente él? Joder, que mala suerte de verdad. En meses no ligo, y justamente lo hago y tiene que ser con el novio de Anne. ¡Dios! ¡¡Qué maaal!! Estoy furiosa, furiosa conmigo misma, por sentir lo que he sentido hacia él, pero si me lo estaba comiendo con la mirada y de repente... ni merienda, ni postre, nada.

La situación se vuelve incómoda, entre sus musculosos brazos, Phil tiene cogida a Anne con la cual se entiende muy bien. De vez en cuando cruzamos miradas y sonreímos por cortesía, pero para mí no está siendo algo agradable, tengo ganas de irme, y llorar o pegarle al cojín. Qué rabiosa estoy. Al rato de mantener una conversación cordial de esto y aquello, de la cual apenas he prestado atención me excuso inventando un dolor de cabeza horrible. Disculpándome, me marcho de allí. Ya habrá tiempo de contarles mi vida, pues me espera una larga estancia por aquí.

Saliendo a paso ligero del pub, saco mi móvil del bolso y busco el número del teletaxi, hasta que alguien me toca el hombro por detrás. Por un instante mi cabeza fantasea conque es él, preguntándome si me encuentro bien. Pero la realidad a veces traspasa unos límites que la imaginación no puede crear. De piedra. Así me quedo cuando me giro y cruzo mirada con él. No me lo puedo creer.

—Si no estoy soñando que me pellizquen para creérmelo. Porque me parece irreal. ¿Holly? ¿Eres de verdad tú? ¿Cuánto ha pasado? ¿Tres-cuatro años que no nos vemos?

—Hola -.es lo único que se me ocurre decir.

—Og, vamos, ¿sólo eso se te ocurre decirme después de tanto tiempo?

—Es que, estoy sorprendida, nada más. ¿Qué tal Max?

Maaaaaaadre mía, lo que me faltaba ya esta noche... Un cuarto día durmiendo también hubiese estado bien, la verdad... Si ya me sentía incómoda, ahora no sé ni describir esta sensación.

—¿A dónde ibas tan pronto? -pregunta curioso.

—¿La verdad? A huir... a huir a mi cama.

—¿Qué habrás hecho para tener que huir de esa manera? Aunque tu refugio me gusta, ¿hay sitio para uno más?

—Emm... pues sinceramente, no está previsto. Pero en cualquier bar a una copa más no le hago el feo.

—Vayamos pues.

Parece ser que el espejismo que había visto antes en el pub no era del todo incierto, efectivamente Max y no su recuerdo andaba por allí. Ahora, agarrada a él sobre su moto, dirección a mi hotel me empiezo a plantear cosas.

—¿La última? -le propongo.

—O la penúltima si lo prefieres.

La cosa empieza a caldearse un poco, y a surgir ese feeling que existía entre nosotros, un mar de sentimientos y emociones ocultos empiezan a revolotear por mi interior, confundiendo la situación. Mientras juego con la pajita removiendo mi bebida me doy cuenta que la presencia de Max ha traído algo bueno a esta noche, y es que ya no me acuerdo de mi ridículo con Phil. Sentados en una mesita baja en el bar del hotel nos tomamos la que puede ser la última. Charlamos un poco de estos años atrás, recordamos cuando quedábamos, cuando Margaret y su novio eran inseparables, y cuando Max y yo intentamos serlo. Mal asunto, sacar esos temas. Voy un poco borrachilla, estoy confusa y no tengo ganas de marearme aún más la cabeza. Max me mira con el mismo deseo de estos años pasados, y eso me hace sentir cosas, no sé muy bien que quiero hacer, pero de un largo trago me acabo mi copa y me levanto dirección al ascensor. Max me sigue comenzando un juego en el que no quiero caer, sube conmigo en el elevador, y la situación se vuelve peligrosa. En un momento de distracción, Max se me acerca, me coge la cara y me besa. Con dulzura y pasión, con frenesí y calma, deshaciéndose de mis dudas, nuestras lenguas se buscan, chocan y juguetean a perseguirse, a engancharse. Cuando llegamos a mi planta y se abren las puertas, salimos del ascensor como si nada, pero unos pasos antes de llegar a mi habitación, Max me atrapa por detrás y me besa por el cuello poniéndome la piel de gallina.

Finalmente en la puerta de mi habitación me llena a besos, los cuales no quiero frenar, pero de repente algo dentron de mí se acciona y lo detiene. Hasta aquí, no podemos seguir. Sé cómo vamos a acabar y cómo acabará lo que continuará.

—Max, no quiero que entres conmigo a la habitación.

—¿Por qué? Pensaba que nos lo estábamos pasando bien, y que podríamos pasárnoslo mejor...

—Sí, no te quito la razón, pero prefiero que esta noche lo dejemos aquí, si no te importa.

—No, claro, no te preocupes -.me dice con el gesto torcido, está molesto y lo entiendo.

—Mira, dame tu número y te llamaré para vernos otro día.

—¿Y cómo sé que me llamaras? -pregunta juguetón.

—Porque te doy mi palabra.

Finalmente, entro en mi habitación sola tal y como quería, cerrando la puerta tras de mí e imaginando a Max marchar en su moto. Dejo el móvil sobre la mesita, y me tumbo en la cama boca arriba mirando el techo y pensando en mil cosas. En la noche tan rara que he vivido, lo que he experimentado, conocer a Phil, ayys Phil... el reencuentro con Max, y lo extraño de la situación. Todo. Cierro los ojos imaginando un poco. Concluyendo así la noche y dejando todo en el aire.

¿Aquí siempre han sucedido cosas tan intensas?  

HOLLYPROBLEMSWhere stories live. Discover now