Llevo un rato.

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Llevo un rato delante de un papel en blanco que no se si seré capaz de llenar de tinta, no lo sé, porque ni si quiera yo se cómo me siento. Si te soy sincera me he despedido de gente que pensé que sería para siempre, he fallado mil veces y me han fallado otras tantas, he caído en incontables ocasiones y me he roto por la mitad más de una vez. Pero hoy es distinto. Ninguno de los golpes del pasado duele tanto como me está doliendo ahora. No estoy enojada, estoy triste, decepcionada, y sigo sin entender cómo alguien es capaz de jugar así. Cuando alguien se va, tarde o temprano aprendes a vivir con ello, pero cuando quien te destroza es quien tienes al lado y encima eres tu quien tiene que sacar valor e irte no sabes donde meterte. Maldita pelea entre lo que quiero hacer y lo que debo, entre lo mucho que te quiero y lo que te odio ahora mismo, entre todo lo bueno que me regalaste y el dolor que siento, entre las ganas de darte un abrazo o de salir corriendo y no volver a verte nunca. Cuando quien te hiere es quien dice quererte todo se complica. Puedes prometerme una y mil veces que no la vas a volver a cagar, pero ¿ que más da? Aquí ya no queda nada que romper, ya estoy completamente hecho pedazos. Sigo sin entender como alguien que dice que te quiere es capaz de hacerte daño, Yo también he cometido errores y los dos lo sabemos, pero hay cosas que nunca pondría en riesgo, y una de ellas eres tú. Pero parece que no te importó romperme por completo, de nada vale ya eso de arrepentirse, cuando alguien ya está roto con un « lo siento» no se le juntan las piezas, con un «soy un imbécil» no arreglas el dolor. No entiendo cómo alguien puede mentirte y seguir mirándome a la cara como si nada, no entiendo cómo todavía tuviste valor a decirme que no querías perderme. No te mientas, si quieres algo luchas por ello, quien juega con fuego se termina quemando, y tu, quemaste todos los motivos para seguir confiando en ti. Y no hay nada que duela más que no poder confiar en alguien a quien quieres. Porque puedes cagarla un millón de veces, pero cómo mínimo: se valiente. Que un enfado se pasa, una decepción deja una cicatriz de esas que el tiempo ya no puede curar. De esas que ya nunca volverá a ser cómo antes, por mucho que yo me empeñe en perdonar, y tu en pedir perdón. Cuando algo se rompe ya no existen vendas que puedan curar esas heridas, pueden taparlas por un tiempo, pero nunca serán capaces de cicatrizar del todo. Y sigues empeñado en decirme que no quieres perderme, y eso es lo que más me duele, porque puedes hacerme daño y luego irte de mi lado, que ya me encargaré yo de olvidarte. Pero no entiendo cómo puedes fallar a una persona que quieres, que dices que quieres, que te quiere, que daría todo lo que tiene por verte sonreír. Y ahora míranos, ninguno de los dos encuentra su sonrisa, pero no te equivoques, tu estás triste porque dices que no quieres perderme. Yo, estoy triste porque ya nos hemos perdido. Y créeme que me duele mucho más que a ti, porque yo no tuve que perderte para saber que te quería a mi lado, a mi nunca me hizo falta eso, pero no estoy dispuesto a quedarme al lado de alguien que no sabe lo que tiene hasta que lo rompe y es entonces cuando lo echa de menos. Yo siempre estuve ahi, siempre, No te imaginas lo mucho que te voy a echar de menos, ni lo duro que es tener que irte del único sitio donde querías vivir para siempre, pero yo no me fui, tu me dejaste ir. Así que no me digas que me echaras de menos, porque me tuviste al lado y no supiste valorarlo. Estaba dispuesto a dar mi vida por ti, lo que no sabia es que eras tu mismo quien me la quitaría. Y ¿ Sabes lo peor de todo? Que te sigo amando con cada uno de los pedazos que dejaste.

Sobre límite de tiempo.Where stories live. Discover now