Between Drinks [KOOKV]

40

Dos años después.

    Taehyung observaba en silencio cómo Jungkook se encontraba sonriendo y atendiendo a muchos familiares y conocidos que se tomaron el tiempo de llegar a esa reunión para felicitarlo por su grado.
Todo había pasado lo suficientemente rápido como para no darse cuenta que estaban llegando al punto de asumir sus responsabilidades por caminos diferentes y optar por un hábito de vida en donde ninguno era la molestia del otro. Aunque aún existían cosas que no iban a cambiar, entre ellas, las constantes reuniones; la forma en que muchos se acercaban a Taehyung para preguntar sobre su vida privada y, en los peores casos, no acercarse y hablar tras su espalda. Pensó tontamente que era cuestión de tiempo para que lograse acostumbrarse, pero ya se había dado cuenta que no sería así.

Su mejor momento era en donde se encontraba solo en la universidad o atendiendo a su pequeño Eunwoo.

Captando tal nombre, el castaño frunció su ceño y cayó en cuenta de que Eunwoo estaba jugando con sus primos en el jardín trasero, siendo cuidado por su sobrina, la cual se encontraba de visita. Se acercó hasta el mencionado lugar, notó cómo Hiyio se encontraba sentada en el cesped y hacía reír a su pequeño.

Llegó hasta ellos y se mantuvo de cuclillas. —¿Qué hacen? —Preguntó, con una pequeña sonrisa.

—Woonie tiene que decirte algo. ¡No fue mi culpa! —Alegó Hiyio.

—¿Qué hicieron? —Rió.

—Apato —dijo el niño de cabello azabache, mientras señalaba uno de sus pies.

Taehyung miró hacia el lugar señalado por su hijo y se dio cuenta de que el niño, además de traer un sólo zapato, mantenía una de sus medias muy sucias.

—¿Otra vez? —Enarcó una de sus cejas. —Como Celhyn Noona se entere, te va a regañar. ¿No sabes en dónde lo dejó? —Dirigió su mirada hacia su sobrina y la niña negó. —Bien. —Tomó al niño y se colocó de pie. —¿Cómo haces para ensuciarte tan rápido? Vamos a cambiarte de ropa para que no se entere. ¡Será un secreto!

Hiyio igual se colocó de pie, limpió su vestido de las pocas hojas que habían quedado colgadas en él y siguió a su primo.

Entraron al ostentoso lugar y optaron por subir unas escaleras que daban con algunas habitaciones privadas. Taehyung iba a abrir una de las puertas, pero escuchó unas voces muy conocidas para él.

—Tienes que hablar con Jungkook —habló Dong, mientras miraba a su mayor muy seriamente—. ¿Esperar dos malditos años para que el niño tome una decisión contundente? Es una estupidez. ¿A qué jugamos? Los socios empiezan a quejarse. Si no hablas con él, las medidas las tomaré yo. No estás bien y dudo que aguantes otro jodido mes en donde tu hijo se haga de rogar.

—Lo único que esperábamos era este momento —mencionó el señor, muy sereno—. Sé cómo piensa Jungkook. Quiere estar al tanto, pero no mostrándose como aquél que está al frente. Es una carga muy pesada para él.