Between Drinks [KOOKV]

10

    Jungkook subió hasta su habitación, tiró su mochila a un lado y se dejó caer a su cama.

¿Qué mierda era lo que había pasado hace unas horas? ¿Por qué?

La puerta se escuchó ser tocada. —La cena está servida —avisó—. La Sra. Jeon me pidió que le avisara.

—Siempre ceno en mi habitación —le recordó a la chica.

—Lo sé, pero… su padre viene hoy y me pidieron encarecidamente que lo convenciera para que baje.

El azabache se sentó en su cama y talló su rostro con sus manos. —Lo haré en unos minutos.

—Lo esperamos —comentó y se escuchó cómo sus pasos se alejaban.

El menor dirigió su mirada hasta su mochila, la observó por unos segundos y después de eso, la tomó para revisar aquellos papeles que el pelirrosa le había entregado. Debía ser una broma y una de mal gusto.

Uno de cada mil hombres es un doncel. El menor no pensó ser tan de malas al tener su primera experiencia con ellos y que Taehyung terminara siendo uno, y, al parecer, uno jodidamente fértil.

—Es una broma —musitó para él, de la rabia iba a romper aquellos papeles pero se detuvo al instante de medio rasgar una parte.

¿Era una broma? Se preguntó y volvió a revisar tales documentos de forma quisquillosa, queriendo encontrar algo que le avisase que le estaban tomando el pelo. Pero no, no estaba siendo así y cada que repasaba cada parte de él, le demostraba lo muy hundido que iba a estar si su padre terminaba por enterado de esa situación. Aunque bueno, no iba a ser necesario. Según lo que había escuchado por parte del pelirrosa, no tenía mucho y el azabache suponía que aún estaban a tiempo para tomar medidas con respecto a esa situación. Quizá y para eso Taehyung lo estaba buscando.

No pensó más nada, se colocó de pie para después dejar aquellos documentos por debajo del colchón de su cama y se dio a la tarea de bajar para esperar aquella aburrida cena que le habían mencionado. Al llegar al salón, notó a la esposa de su padre en silencio y sentada a uno de los costados de la silla principal, ésa siendo ocupada únicamente por su padre cada que le daba tiempo.

—Jungkook, hola —saludó la mayor.

—Hola —respondió con simpleza y se sentó en la silla frente a ella.

—¿Cómo te fue hoy? —Preguntó y miró al chico.

—Muy bien, como siempre.

—Eso está bien. —Igual sonrió. —Hoy en la mañana estaba hablando con tu padre, ¿sabes? Sé que el tema de hoy te va a interesar —aseguró.

El menor enarcó una de sus cejas y prefirió quedarse en silencio.

—Cómo me encanta ver a mi familia reunida —mencionó con gusto un pulcro señor que entraba al salón.