Capítulo 4

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Es muy tarde cuando vuelvo a la cueva

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Es muy tarde cuando vuelvo a la cueva. El cansancio comienza a hacer mella en mí y me desplomo sobre el montón de pieles que habitualmente uso para dormir. De repente soy empujado para echarme a un lado y con los ojos todavía cerrados me muevo para dejar espacio a Hoseok.

Durante el largo invierno no pasaba ni una sola noche en la que él no se acurrucase conmigo. Al principio era yo su refugio, pero ahora que se ha convertido en un enorme lobo adulto es mi turno para acurrucarme entre su suave pelaje negro. El calor de su cuerpo me rodea y no tardo mucho en dormirme.

Uno de mis sueños habituales comienza a reproducirse. Corro. Asustado y llena de barro, simplemente corro. Las ramas secas de los árboles arañan mi piel con cada paso e incluso con la sangre goteando sobre la tierra, no me detengo. El tiempo parece ralentizarse. Las gotas de sudor que caen de mi frente flotan en el aire reflejando la escasa luz que se filtra entre las copas de los árboles.

El aire es expulsado bruscamente de mis pulmones cuando un cuerpo me embiste sin piedad. Salgo disparado contra el tronco de un árbol cercano. Mi cabeza rebota sobre la madera y todo a mi alrededor se tiñe de sangre. Frente a mi hay un lobo que reconozco sin esfuerzo. Es el lobo pardo que incluso me acosa en mis pesadillas.

Me reflejo en sus grandes ojos amarillos. No soy más que un cuerpo maltratado desangrándose sobre el suelo. La saliva inunda su boca mientras se acerca a mí con claras intenciones. Puedo sentir el miedo arremolinado en mi corazón. Sus tentáculos lo aprisionan causando un dolor frío y cortante. Congelado ante su mirada soy incapaz de apartar los ojos y es entonces cuando su color cambia. Parpadeo y ya no son amarillos sino rojos como dos rubíes. Sorprendido observo el resto de su cuerpo súbitamente teñido de blanco.

— Yoongi...

Un segundo después desaparece al igual que la sangre que me cubría. Me levanto confundido por mi repentina recuperación y escaneo los alrededores en busca del lobo blanco. Esto no había pasado antes. Normalmente el sueño se reproduce siempre de la misma manera: soy atacado por el lobo pardo de ojos amarillos y después me mata. ¿Por qué Yoongi estaba aquí?

De repente, el ambiente se vuelve cálido, casi sofocante. Tiro del cuello de mi camiseta intentando liberar algo del calor que comienza a asfixiarme.

— Jimin

Sobresaltado me giro buscando la procedencia de la voz. El susurro llega a mis oídos desde algún punto tras de mí. Es una voz profunda, algo rasgada y que jamás había escuchado antes.

— Jimin

Vuelve a repetirse, pero está vez desde el lado contrario. Nadie sería capaz de moverse así de rápido. Rodearme y aparecer al otro lado en apenas unos segundos es imposible. Repetidamente los susurros se suceden y doy vueltas en su busca. El calor y el agobio de no hallar respuesta me hacen caer de rodillas al suelo. Tomo grandes bocanadas de aire intentando recuperar la compostura.

Me quedo paralizado cuando siento un cuerpo pegado a mi espalda que se aproxima a mi oído y susurra:

— Jimin.

Despierto súbitamente con la respiración acelerada como si hubiese estado corriendo durante horas. Hobi se remueve a mi lado, pero no se despierta. Descubro rápidamente de donde procedía el calor sofocante de mi pesadilla, el lobo a mi lado lo desprende al igual que una estufa de leña. El sudor empapa mi ropa que se pega a mi cuerpo de forma molesta. Me levanto sin poder soportar más tiempo tal contacto abrasador y me dirijo al exterior. Me siento mucho mejor cuando la suave brisa de la primavera me golpea.

Justo en el borde del bosque veo a un grupo de lobos reunidos y entre ellos, los dos personajes principales de mi sueño. Yoongi, más grande y robusto que los otros, destaca por su pelaje claro que contrasta con las sombras de la noche. Frente a él hay cuatro lobos de diferentes tonalidades. Desde gris oscuro a cenizo claro surcado por mechones blanquecinos, pasando por dorado tostado hasta llegar al lobo de capa parda que sin esfuerzo consigue acelerar mi corazón.

No me gustó saber que pertenecía a esta manada y que como consecuencia tendría que convivir con él. ¿Compartir el mismo espacio, la misma comida y soportar las miradas de desprecio del lobo que estuvo cerca de matarme? Demonios, no. Por desgracia, me acabé resignando sabiendo que no podía hacer otra cosa. Eso no me ha impedido seguir odiándolo y temiéndolo al mismo tiempo. Sus constantes incursiones en mis pesadillas son muestra de ello.

Cada día un grupo de cuatro lobos se encarga de patrullar el límite del territorio. Casi la mitad del gran bosque, cuya extensión ocupa innumerables kilómetros, les pertenece. No siempre son los mismos lobos los que hacen el trabajo, van rotando siguiendo un patrón que por mucho que me he esforzado soy incapaz de averiguar. Cuando pienso que le toca a uno me quedo pasmado como un idiota viendo mi error.

Tras varios minutos los cuatro lobos se alejan, cada uno en una dirección diferente, sin mirar a atrás con la misión de mantener a la manada a salvo de cualquiera que se atreva a poner un pie en su territorio.

Cuando dejo de mirar fascinado la determinación de los lobos, me sorprendo al descubrir la cercanía de Yoongi. En completo sigilo, sin que yo me haya dado cuenta, ha cruzado el amplio espacio que nos separaba y ahora está parado frente a mí. Al verlo así, el recuerdo de mi sueño cruza mi mente.

— He soñado contigo esta noche —confieso un poco avergonzado —. Él también estaba allí.

Señalo en la dirección que el lobo pardo ha tomado. Me doy cuenta de que estoy omitiendo una parte importante del sueño. Esos extraños susurros que parecían deleitarse con mi nombre, pero decido guardarlo para mí mismo.

La brisa se incrementa y me causa un frío repentino. Me cruzo de brazos y de forma inconsciente mis dedos recorren el corno de las cicatrices que cubren mi piel. Yoongi no se pierde este movimiento. Al darme cuenta de lo que estoy haciendo descruzo los brazos y doy varios pasos atrás.

— Será mejor que vuelva adentro

Siento la mirada de Yoongi tras de mí en cada paso que doy hasta que desaparezco en el interior del sistema de cuevas que parece haberse convertido en mi hogar temporal.

Siento la mirada de Yoongi tras de mí en cada paso que doy hasta que desaparezco en el interior del sistema de cuevas que parece haberse convertido en mi hogar temporal

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Ahodwoahboa a quienes se lo preguntan, nop, no es omegaverse 7w7

¿Vieron la luna roja en su país?

En mi ciudad no se vio ni madres :'v

El señor de los lobos -YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora