Capítulo 4

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- ¡Felices Juegos del Hambre y que la suerte siempre esté de su lado!- dijo Peppery antes de que nos separan en unos cuartos pequeños para despedirnos de nuestros seres queridos.

Caminaba de un lado a otro mordiendome las uñas. No podía ser cierto, era un tributo. Pero ¿Por qué me sentía angustiada? ¿Qué no para eso me inscribieron en la academia? ¿Qué no era para eso tantos años de entrenamiento? Si, todo era cierto pero no podía dejar de pensar que en todos estos años fui tan tonta para pensar que no había posibilidad algúna de mi muerte en los juegos. Que era tan genial que ningún otro tributo me ganaría, cuando podría morir de la manera más sádica existente.

El sonido de la puerta me sobresaltó. Eran mi madre, Dereck y papá. Suspiré de alivio aunque tampoco quería verme tan vulnerable o afectada por la situación. Papá me abrazó con sus fuertes brazos, dejándome difícil de moverme y respirar. No le devolví el abrazo porque sabía que no era uno afectuoso si no de orgullo. Se despegó de mi y apretando mis hombros con sus manos gigantescas me agitó y dijo:

- Estoy tan orgulloso de ti Clove. Eres la hija que siempre deseé. Ganarás los juegos, estoy seguro.- me miraba con alegría y un destello aparecía en sus ojos. Sólo intenté sonreír y me quedé callada. Estúpido. Me dio un pequeño beso en la frente y se retiró dejándome sola con Dereck y mi madre.

Me acerqué a mi mamá de manera violenta para darle el abrazo más fuerte que algún día le había dado. Tenía ganas de llorar pero no podía verme débil. Mi madre me acariciaba el cabello con delicadeza. Sabía que desde pequeña ese no era el destino que quería para mi pero mejor ir preparada que asustada. Después de unos minutos nos separamos y sólo me dedicó una sonrisa y se fue.

Dereck se mantenía inmóvil hasta que después de unos segundos de silencio dijo:

- Lo siento Clove,lo siento mucho.- sollozó aún inmóvil. Lágrimas caían desde su cara hasta chocar con el suelo.

- No importa. Todos estos años me he estado preparando para esto.- le dije.

- Si, tienes razón.- contestó el. Alzó la mirada y me vio fijamente.- Te quiero Clove, y perdón por ser tan distante. Eres la mejor hermana que pude haber deseado y no sabes cuanto te admiro y si podría ponerme en tu lugar lo haría.- dijo claramente. Me quedé callada.- Te amo hermanita.

Mis ojos derramaron varias lágrimas y uno que otro gemido. Me amaba. Tantos años de ni siquiera vernos la cara habían sido tan tontos. Era la mejor persona del mundo y yo sólo lo ignoraba. Me arrepentí en mi mente de no haberlo tratado como un hermano porque ahora talvez nunca lo vería otra vez. El maquillaje se resbalaba por mi cara y manchaba el vestido de una forma desgarradora. Por un momento ahora era yo la que lloraba. Dereck se merecía a una mejor hermana.

- También te amo, Dereck.- le dije con un tono muy alto. Estaba enojada conmigo misma que no podía evitar gritar.- Te merecías a una mejor hermana que todos estos años te diera abrazos y...- me quedé trabada en mis palabras.- ¡Soy una estúpida! ¡Lo siento mucho!- grité y lloraba con más fuerza. Mi mente era todo un terremoto. Dereck lentamente se acercó a mi y me abrazó con ternura.

- No digas eso, también fue mi culpa.- me susurró al oído. Negué con la cabeza pero lo único que le quería decir antes de que se fuera era:

- Te amo, Dereck.

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Los agentes sacaron a Dereck de la manera más brusca que pudo existir. El no grit ni se quejó, sólo me veía fijamente a los ojos. Cerraron la puerta y la habitación quedó en completo silencio. Me limpié la cara con la mano y con el vestido me tallé los ojos. Seguramente aún me veía como un total desastre, pero mejor no tener todo el maquillaje corrido. El delineador había quedado en el vestido de forma graciosa pero en estos momentos la risa no salía de mi boca.

El amor secreto del Distrito 2 (Clato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora