7

7.9K 589 150
                                    

Damián pudo ver la figura de Dick salir de la casa, parecía molesto, el Omega se apresuró a subir a su motocicleta y arrancó para marcharse.

Observó su recorrido hasta perderse en el laberinto de calles enfilándose de regreso a la mansión, sin embargo el no volvió sobre sus pasos, en cambio tomó su comunicador y llamó a la única persona que podría darle un consejo.

-¿Terminaste de patrullar?... ¿Quieres hablar conmigo?- le preguntó con la voz ronca por los sentimientos atorados en la garganta, del otro lado hubo un silencio, antes de darle la afirmativa y el lugar de reunión.

.

.

.

Sentado en el borde de un edificio, Jason palmeó el lugar a su lado como saludo, sin voltear a verlo.

El menor se sentó, estaban tan cerca que podía oler el aroma masculino a Alfa de Jason, su cercanía le reconfortó y en silencio ambos miraron las luces de los carros y los edificios, Gótica era una ciudad que nunca descansaba.

-Toma- le dijo el Alfa mayor y le entregó una cajita feliz, con papas y hamburguesa.

-Ya no soy un niño-refutó frunciendo el ceño, abriendo la caja, incluso contenía un pequeño carrito de juguete.

Jason tomó la suya dándole una mordida –A estas horas de la madrugada es lo único que venden, deberías estar agradecido y comer –le dijo mirándole. – Que ahora seas un Alfa no cambia mucho las cosas, sigues siendo un mocoso-  comentó.

Después de decirlo se arrepintió de ello, por las mejillas de Damián lagrimas comenzaron a correr mientras le daba pequeños mordiscos a su hamburguesa, forzándose a comer pese a los temblores del llanto.

-Hey... calma, no llores, ¿Qué pasó?- le preguntó nervioso, sin saber si debía tocarlo o no, Damián no le contestaba, y mantenía la vista fija en su hamburguesa comiendo pese a que las lágrimas le empañaban los ojos.

El mayor nunca lo había visto llorar y odiaba ser él quien tuviera que lidiar con aquello porque era incapaz de consolar a nadie, no tenía ni idea de que había sucedido que desencadenara el llanto en el menor –oye, Damián ¿te encuentras bien?- le preguntó y torpemente le sobó la espalda.

-¡Odio esto! -dijo de pronto asustando a Jason quien retiró su mano de inmediato - quiero crecer rápido y dejar de ser un niño para todos –le dijo limpiándose las lágrimas.

-No funciona de esa manera- respondió Jason aliviado al ver que las lágrimas se habían detenido. –No sé para qué quieres crecer rápido, es una trampa, lo único que se espera de ti es que consigas un trabajo y ganes dinero para mantener una familia- arguyó restándole importancia.

-¿Crees que algún día Dick me corresponderá? ¿O crees que después de todo es imposible? – le preguntó Damián mirándole, Jason odio un poco al Omega por ignorar sus palabras y ponerlo en aquella posición, si tan solo le hubiera hecho caso, quizás nada de aquello estaría pasando.

-No lo sé, las emociones de los demás no dependen de uno, solo puedes hacer lo mejor que puedas y esperar, por eso crecer es tan decepcionante, te das cuenta que nada funciona como uno desea - le dijo.

Damián le escuchó asintiendo a sus palabras, el no podía decidir las emociones de Dick, haría lo que estuviera en sus manos y esperaría por su repuesta cualquiera que fuera.

-Es tarde, será mejor que regresemos a la mansión - le dijo Jason poniéndose de pie siendo seguido por Damián quien recogió su cajita feliz guardando el pequeño auto en su bolsillo.

*. - *. - *. -

-Bienvenido, ¿listo para dormir? - le preguntó Dick cuando regresó,  le esperaba en la cama vestido con su pijama de seda y un albornoz, su cabello aún húmedo de una ducha reciente.

-No debiste esperarme-le dijo Damián caminando al closet comenzando a desvestirse hasta quedar en ropa interior y ponerse el pijama.

-Está bien, quise hacerlo-le dijo el Omega con una sonrisa - ¿Saliste a patrullar con Jason? ¿Qué tal te fue? - le preguntó platicador como siempre.

-Me fue bien descubrí algunas cosas-le dijo escueto - Además Jason podría no ser tan inútil como pensé, algunas veces incluso logra tener una conversación decente de Alfa a Alfa-comentó haciendo reír a Dick.

-Mi conversación con él me hizo pensar que debería tener una habitación propia, después de todo que estemos vinculados no significa que debamos dormir juntos, así será más fácil para ti escaparte por las noches- le dijo cruzándose de brazos sobre el pecho.

Dick sintió la sonrisa caer de su rostro a las palabras del menor, de alguna forma Damián sabía de su encuentro con Slade,  el Alfa no parecía triste ni enojado, sino práctico.

-¿Me seguiste?-le preguntó serio aunque ya sabía la respuesta.

Damián no respondió, en su lugar se acercó a él y estiró su mano para acariciar su mejilla, quitando un mechón de su cabello colocándolo tras su oreja, la acción sorprendió a Dick quien no hizo amago por quitarse del contacto.

El joven Alfa respiró profundo el aroma a Omega que llenaba la habitación, ya llevaban bastante durmiendo juntos así que conocía los hábitos nocturnos de Dick.

Richard siempre había tenido amantes, y era cuidadoso con ellos  nunca les dejaba marcarlo, sin mordidas ni moretones, no dejaba que le impregnaran su aroma.

Damián siempre sabía cuando regresaba de estar con alguien más, por su cabello húmedo impregnado del perfume de su champú y jabón, signo inequívoco del empeño por borrar  cualquier rastro sobre él.

-Mañana me llevaré mis cosas- le dijo retirando su mano, dejando extrañado a Dick.

-¿Estas enojado? ¿No quieres dormir conmigo? - le preguntó con tristeza, desacostumbrado al rechazo del menor.

Los ojos verdes de Damián le miraron y Dick los pudo ver oscurecer - No es eso-murmuró reduciendo el espacio entre ellos - Eres cruel, quieres tenerlo todo y no arriesgar nada, que las cosas no cambien entre nosotros, para ti es fácil y no te importa, porque tu no me ves como un Alfa, sigues pensando que soy un niño y que mis deseos son meros caprichos, pero lo cierto es que me afecta tu aroma, me nubla los sentidos y me hace pensar en cosas que no tienen relación con dormir, si permanezco aquí no seguiré imperturbable-le advirtió.

Dick se sonrojó por sus palabras, la voz del Alfa le hacía estremecer por su intensidad, dejándolo incapaz de pronunciar palabra.

-Descansa Richard-susurró Damián como despedida.

-No te vayas... - le pidió Dick sujetándolo suavemente por el pijama.

Se miraron uno al otro sin decir nada y los brazos de Dick le tomaron aferrándose a él, apretado a su cuerpo le arrastró con él a la cama, llenándose de su aroma y calidez, Damián le acarició quitándole el albornoz y Dick apagó la luz.

En la oscuridad se besaron, suavemente y con paciencia, sus labios se acariciaron conociéndose aprendiendo del otro.

Damián quería borrar cualquier rastro ajeno, llenar con su aroma a Dick de tal forma que siempre le llevara grabado en la piel, dentro de él donde ningún otro pudiera reemplazarlo.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora