"Debería haber sido varón"Es un recuerdo imborrable en su vida. Diana Spencer estaba sentada tranquilamente al pie de las frías escaleras de piedra de su hogar en Norfolk, aferrada a la baranda de hierro forjado mientras que alrededor se oía un gran alboroto. Oía a su padre cargando valijas en el baúl del auto, luego a Frances, su madre, caminando por el jardín, la puerta del auto que se cerraba y el sonido del motor en marcha y a su madre que atravesaba los portones de Park House alejándose de su vida. Diana tenía seis años. A pesar de que han pasado veinticinco, es un momento que aún recuerda vívidamente y que sigue despertando en ella aquel sentimiento de dolor y soledad que provocó la separación de sus padres.
Tal vez los hechos ocurrieron de otro modo, pero así es como Diana lo recuerda. Hay muchas instancias de su niñez que aún perduran en su memoria. Las lágrimas de su madre, los silencios solitarios de su padre, las numerosas niñeras a las que vivía rechazando, el incesante ir y venir de sus padres, el llanto de su hermano Charles hasta quedar dormido, el sentimiento de culpa por no haber sido varón y la idea fija de que no era más que un "estorbo" en la casa. Diana ansiaba caricias y besos; en cambio, recibía el catálogo de la juguetería Hamley. Fue una infancia en la que le sobraron cosas materiales y le falto afecto. "Viene de un ambiente pribilegiado, pero tuvo una niñez muy dura", dice su astrólogo Felix Lyle.
La honorable Diana Spencer nació la tarde del primero de julio de 1961. Fue la tercera hija del vizconde de Althorp, que por entonces tenía treita y siete años, y de la vizcondesa de Althorp, doce años mas joven. Nació con casi cuatro kilos y mientras que su padre expresaba su deleite ante aquel "perfecto especimen físico", la familia no se molestó en ocultar el sentimiento de frustación, o total desilusión, por el hecho de que no había nacido el tan anhelado heredero varón que perperuaría el apellido Spencer. Tal era la expectativa de un varón que la pareja no había pensado siquiera un nombre de mujer. Al cabo de una semana acordaron llamarla "Diana Frances Spencer", en honor a su madre y a una ascendiente de los Spencer.
Si bien el vizconde de Althorp, el difunto conde Spencer, tal vez estaba orgulloso de su hija ---Diana era la luz de sus ojos---, podría haber sido más diplomática al referirse a su buena salud. Apenas dieciocho meses antes la madre de Diana había dado luz a John, un bebé tan deforme y enfermo que apenas sobrevivió diez horas. Fue un período difícil para el matrimonio. Sintieron mucha presión por parte de los mayores, que querían indagar sobre "cuál era el problema que aquejaba a la madre". Querían saber por qué sólo gestaba niñas. Lady Althorp, que sólo tenía veintitrés años, fue enviada a varias clínicas de Harley Street, en Londres, para que la sometieran a estudios. Para la madre de Diana, una mujer muy orgullosa, combatida y obstinada, fue una experiencia humillante e injusta; mucho más ahora que se sabe que es el padre quien determina el sexo del bebé. Tal como lo expresa su hijos Charles, el nuevo conde Spencer: "Fue una época terrible para mis padres y tal vez el origen de su divorcio porque creo que jamás lo superaron".Aunque Diana era demasiado joven como para entender, sin duda alguna captó aquel tono de frustación familiar y, creyendo que no era más que un "estorbo", aceptó cargar la culpa y el fracaso por haber desilucionado a sus padres y familiares, sentilientos que ya ha logrado aceptar y reconocer.
A los trea años del nacimiento de Diana, llegó finalmente el hijo tan esperado. A diferencia de Diana, que fue bautizada en la iglesia de Sandringham y cuyos padrinos fueron plebeyos adinerados, su hermano Charles fue bautizado como correspondía en la abadía de Westminster y entre sus padrinos se distinguía la Reina. El niño era el heredero de una fortuna que, aunque disminuía progresiva y rápidamente, seguía siendo sustancial y que había sido amasada durante el siglo XV cuando los Spencer eran unos de los criadores de ovejas más acaudalados de Europa. Merced a esa fortuna, Charles I les concedió la condición de nobles, construyeron la casa de Althorp en Nothamptonshire, crearon un timbre portal y un lema---"Que dios defienda lo que es justo"--- y adquirieron una exquisita colección de pinturas, antigüedades, libros y objets d' art.
Durante los tres siglos posteriores, los Spencer se instalaron en los salones de Kesington, Buckingham y Westminster, ya que ocuparon diversos puestos dentro del Estado y de la Corte. Si algún Spencer no llegaba a instalarse en la cumbre, de cualquier modo gozaba del privilegio de recorrer con paso seguro los pasillos del poder. Hubo personajes de apellido Spencer que ocuparon los puetos de caballeros de la Orden de la Jarretera, consejeros de la Corona, embajadores y uno llegó a ser primer lord del Almirantazgo, mientras que el tercer conde Spencer fue un firme candidato para ocupar el puesto de primer ministro. Estaban emparentados con Charles II, los duques de Marlborough, Devonshire y Abercorn y, por un capricho de la historia, también estaban emparentados con siete presidentes norteamericanos, incluyendo a Franklin D. Roosevelt, y con el actor Humphrey Bogart. Según se dice, también con el gángster Al Capone.
Las condiciones de los Spencer para ocupar puestos públicos y sus valores de honorabilidad quedan bien expresados en el servicio que prestaron para la Corona. Varias generaciones de hombres y o de la familia Spencer ocuparon el cargo de lord chambelán, asistentes de cámara de algún miembro de la Casa Real, damas de compañía de la reina, entre otros. La abuela paterna de Diana, la condesa Spencer, fue la dama de la recámara de la reina Isabel, la Reina Madre, mientras que su abuelo materna, Ruth, Lady Fermoy sigue siendo hoy día una de las damas de cámara, función que ha desempeñado a lo largo de casi treita años. El difunto conde Spencer ocupó el cargo de asistente del rey Jorge VI y de la actual Reina.
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DIANA
Historical FictionEscrita por el escritor Británico Andrew Morton. Cuenta la verdadera historia de la Princesa Diana de Gales. Del libro de Andrew Morton. Biografia