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Cuando la familia se mudó a Althorp en 1975, se encontró con el salón de baile perfecto. En verano practicaba arabescos apoyaba en las balaustradas de la casa y, cuando las visitas se retiraban, bailaba en la sala de recepción, con piso de mármol blanco y negro, conocido oficialmente con el nombre de Wootton Hall, y adornado con los retratos de sus distinguidos antepasados. Ellos no eran los únicos espectadores. Se negaba a bailar en público, pero su hermano y el personal de la casa se turnaban para ver por la cerradura cómo Diana practicaba con su malla negra de baile. "Realmente nos impactaba", dice Charles.
La familia se mudó a Althorp cuando murió el abuelo, el séptimo conde Spencer, el 9 de junio de 1975. Aunque tenía ochenta y tres años, aún era muy vivaz y su muerte, a consecuencia de una neumonía que lo obligó a quedar internado en el hospital durante un breve período, produjo una conmoción familiar. Su muerte trajo aparejados grandes cambios. Las niñas pasaron a ser Ladies, y Charles, que por entonces tenía once años, se convirtio en vizconde, su padre pasó a ser el octavo conde y heredero de Althorp. En virtud de las cinco mil hectáreas en Northamptonshire, la más de cien cabañas, la valiosa colección de cuadros, varios de ellos pintados por Sir Joshua Reynolds, los libros antiguos, las porcelanas, los muebles y la platería del siglo XVII, incluyendo la colección de Marlborough, Althorp era todo un estilo de vida más que una residencia lujosa.
El nuevo conde también heredó una deuda de 2,25 millones de libras y ochenta mil libras de costo anual por mantenimiento. Pero esto no le impidió instalar una piscina para que sus hijos se divirtieran en su nuevo dominio durante las vacaciones. Diana se pasaba el día nadando, caminando por los jardines, manejando el cochecito azul de Charles y, por supuesto, bailando. El personal de la casa la adoraba, porque les resultaba simpática y modesta, con una pasión por los chocolates, los dulces y las novelas acarameladas de Barbara Cartland.
Diana esperaba con ansiedad la época en que Sarah regresaba de Londres trayendo consigo a sus sofisticadas amigas. Inteligente y sagaz, Sarah era considerada una reina por sus compañeras, sobre todo después que su padre organizó una espléndida fiesta en 1973 en Castle Rising, un castillo normando en Norfolk, para presentarla en sociedad. Los invitados llegaron en carruajes tirados por caballos y el sendero que conducía al castillo estaba iluminado con antorchas. Todavía hoy se habla de esa fiesta tan suntuosa. Sus pretendientes pertenecían a su mismo rango. Todos esperaban que se relación con Gerald Grosvenor, duque de Westminster y el aristócrata más adinerado de Gran Bretaña, terminara en matrimonio. Sarah se sorprendió, al igual que todos, cuando el duque no optó por ella.
Diana estaba radiante con la gloria de su hermana. Lucinda Craig Harvey, que compartía una casa en Londres con Sarah y que luego empleó a Diana para que se la limpiara a una libra la hora, conoció a su futura empleada durante un partido de criquet en Althorp. La primera impresión que le causó dejó mucho que desear. Diana le pareció "una chica enorme que vestía horrorosos vestidos de embarazada diseñados por Laura Ashley". "Era muy tímida, se sonrojaba fácilmente y merecía ser la hermana menor. Sin duda, distaba mucho de ser elegante y no valía la pena siquiera mirarla." Sin embargo, Diana participaba de las fiestas, de los picnicsby de los partidos de criquet con sumo entusiasmo. Esas confrontaciones deportivas entre los habitantes de la casa y sus vecinos terminaron con la llegada de un personaje que cualquier director de cine hubiera codiciado.
Tal como está asentado en forma críptica en el libro de visitas, "Raine puso fin a la diversión". Raine Spencer es un fenómeno más que una persona. Con su peinado exagerado, sus plumas sofisticadas, su encanto efusivo y su sonrisa radiante, es una condesa hecha caricatura. Hija de la novelista romántica, Barbara Cartland, Raine ya había ingresado en el Quién es quién con una descripción de media página antes de conocer a Johnnie Spencer. Esa mujer, Lady Lewisham, que en 1962 pasó a ser condesa de Dartmouth, era una figura muy controvertida en el mundo político de Londres, donde cumplía la función de cosejal en representación del condado de Londres. Sus pintorescas opiniones le granjearon popuralidad y su rostro aparecía a menudo en las columnas de chismes.
Durante la década del 60, adquirió fama porque lucía como una parodia del partido Tory: llena de perlas y joyas y con opiniones tan rígidas como su peinado. "Siempre se cuándo visito la casa de un conservador, porque lavan las botellas de leche antes de usarlas" fue uno de los desaciertos que le valió unos cuantos chiflidos por parte del público estudiantil que la escuchó en la Escuela de Economía de Londres.
Pero sus exabruptos esconden su carácter férreo que se combina con un encanto formidable y una gran facilidad de palabra. Trabajó con el conde Spencer en un libro sobre el Consejo de Londres publicado con el título ¿Cuál es nuestro herencia? y pronto advietieron que tenían muchas cosas en común. Raine tenía cuarenta y seis años y hacía veintiocho que estaba casada con el conde Dartmourh. Tenían cuatro hijos, William, Rupert, Charlotte y Henry. Johnnie Spencer y el conde Dartmourh habían sido grandes amigos durante sus años en el colegio.
Raine prodigaba su encanto avasallante no sólo sobre el padre de Diana sino también sobre su abuelo e hizo las veces de intermediaria para que el difunto conde Spencer se reconciliara con su amante durante sus últimos años de vida. El viejo conde la adoraba, sobre todo porque para cada uno de sus cumpleaños y para Navidad le compraba un nuevo bastón para aumentar su colección. Los niños estaban impactados. Raine hizo su aparición por primera vez, como un galeón en alta mar, a comienzos de los años 70. De hecho, su presencia en la fiesta organizada en Castle Rising cuando Sarah cumplió dieciocho años, fue motivo de muchos murmullos entre la alta burguesía de Norfolk. Una cena por demás incómoda, celebrada en el restaurante de un hotel de King's Lynn, fue la primera oportunidad que tuvieron Charles y Diana de examinar de cerca a la nueva mujer de su padre. En apariencia, la cena tenía como propósito celebrar que se podría en marcha el plan impositivo que permitiría a la familia salvar su fortuna. En realidad, fue una ocasión para que Charles y Diana conocieran a su futura madastra. "No nos gustó para nada", dice Charles. A su padre le dijeron que no les haría ninguna gracia que se casara con ella. En 1976, Charles, que tenía doce años, expreso abiertamente sus sentimientos enviándole a Raine una carta "soez" mientras que Diana instó a una compañera a que le escribiera a su futura madastra una carta llena de "veneno". El indicente que provocó esta reacción en los niños fue que, poco tiempo antes de que su abuelo muriera, descubrieron una carta de Raine le había enviado a su padre en la que hacía planes para Althorp. La oponión que le merecía el abuelo de Diana no se correspondía en absoluto con el modo fingido con el que lo trataba en público. A pesar de la oposición de la familia, Raine y Johnnie contrajeron nupcias, sin concitar la atención, en el registro civil de Caxton el 14 de julio de 1977, poco después de que el conde de Dartmouht hubiese mencionado el nombre del padre de Diana durante las instancias de su divorcio. A los niños no les anticiparon nada acerca de la boda y Charles se enteró de que tendría una madastra por intermedio de la directora de la escuela.
De inmediato se produjo un cambio radical en Alrhorp, ya que la nueva señora de la casa estaba empeñada en sanear la economía de la familia, de modo que se pudieran cancelar las deudas exorbitantes que el nuevo conde había contraído. Redujo el personal al mínimo y, a fin de habilitar la casa al público, y así ganar dinero para la familia, el establo fue transformado en una casa de té y negocio de venta de regalos. Los niños afirman que a lo largo de los años, se vendieron numerosos cuadros, muchas antigüedades y otros objets d'art a precios muy bajos y critican el modo en que se "reformó" la casa. El conde Spencer siempre defendió el manejo firme que su mujer hizo de la propiedad aduciendo que "los costos de la reforma fueron inmensos".
Pero a nadie escapa la mala relación que existe entre Raine y los hijos del conde. Raine comentó en público esta desavenencia cuando fue entrevistada por la columnista de prensa Jean Rook: "Estoy harta del papel de la 'mala madastras'. Ustedes nunca me van a mostrar como un ser humano, porque a la gente le gusta pensar que soy la madre de Drácula, pero la verdad es que todo fue muy difícil al principio y ahora la situación mejoró un poco. Sarah me enfrentaba y hasta se oponía a que me sentara a la cabecera de la mesa. Además me desautorizaba frente al personal. Jane no me habló durante dos años, ni siquiera cuando nos tropezábamos en un corredor. Diana era dulce, siempre estaba en lo suyo."
De hecho, Diana contuvo su indignación durante años hasta que finalmente hizo eclosión en 1989 cuando se hacían los preparativos en la iglesia para el casamiento de su hermano con Victoria Lockwood, una modelo muy famosa. Raine se negó a dirigirle la palabra a la madre de Diana en la iglesia, aun cuando estaban sentadas al lado. Diana dio rienda suelta a todo el enojo que había almacenado en su interior durante más de diez años. Cuando Diana a enfrentó, Raine respondió: "No tienes idea de todo el dolor que tu madre le causó a tu padre". Diana, que desde entonces admitió que jamás había sentido tanto odio, la atacó. "Dolor. Esa sí que es una palabra que usted ignora. Yo veo cómo sufre la gente; en cambio, usted no lo verá jamás y sin embargo habla de dolor. Hay muchas cosas que usted no sabe." Y dijo mucho más, en el mismo tono. Tiempo después, su madre dijo que aquella había sido la primera vez que alguien de la familia la había defendido.
No obstante, durante los primeros tiempos de Raine en Althorp, los niños la tomaban en broma. Se divertían con su afición a clasificar a los invitados según su categoría social. Cuando Charles regresó de Eton, donde había asistido a clases, les pidió a sus amigos que se presentaran con nombres falsos. Por ello, uno de sus compañeros dijo que se llamaba James Rothschild, sugirieron que pertenecía a la famosa familia de banqueros. A Raine se le iluminaron los ojos. "De modo que eres hijo de Hannah", dijo Raine. El amigo de Charles dijo que no estaba seguro y luego se puso en evidencia cuando escribió incorrentamente el apellido en el libro de las visitas.
Durante un pinic en fin de semana, una de las amigas de Sarah apostó cien libras a que Charles no se atrevía a arrojar a la piscina a su madastra. Raine, que apareció con un vestido largo medio de esa reunión en la que todos estaban en shorts y remera, aceptó la invitación de Charles de bailar cerca de la piscina. Cuando Charles se preparó para hacerle una toma de judo, Raine se dio cuenta de cuál era su intención y se escabullo. Las navidades en Althorp bajo la dirección de Raine Spencer eran una comedia ridícula, comparada con el lujo habitual de Park House. Raine presidía el momento de la apertura de los regalos como si tuviera un cronómetro en la mano. Los niños sólo podían abrir los regalos que ella les indicaba, para lo cual primero miraba el reloj y luego vociferaba la orden. "Era algo absolutamente loco", dice Charles.
El único momento agradable fue cuando Diana decidió darle uno de sus regalos a uno de los guardias, bastante irasciable, que trabajaba en la residencia. A pesar de que ese hombre tenía fama de ser temible, Diana estaba convencida de que eso se debía a que simplemente estaba muy solo. Fue con su hermano a verlo y el hombre se emocióno tanto por el gesto que se hecho a llorar. Éste es un ejemplo de su alto grado de sensibilidad frente a las necesidades de los demás, cualidad ya advertida por la directora de la escuela, la señorita Rudge, que a fines e 1977 le otorgó el Premio Miss Clark Lawrence por haber sido tan servicial.
Diana adquiría poco a poco seguridad y confianza en sí misma, lo que le valió el honor de que la nombraran prefecta de la escuela. Cuando terminó sus estudios en West Heath, Diana siguió los pasos de Sarah, ya que se inscribió en el Institut Alpin Videmanette, una escuela muy costosa cercana a Gstaad, en Suiza, cuyo objetivo era preparar a las señoritas para la vida social y donde tomó clases de economía doméstica, corte y confección y cocina. No podía hablar más que francés durante todo el día. Pero se pasaba el día hablando en inglés con su amiga Sophie Kimball y lo único que aprendía con placer era esquiar. Triste y aburrida con la rutina de la escuela, Diana no hacía más que pensar en el día en que se marcharía. Escribió miles de cartas a sus padres rogándoles que le permitieron volver a su casa. Finalmente accedieron cuandon adujo que ellos no hacían más que malgastar su dinero.
Habiendo dejado atrás sus años escolares, Diana sentía que la habían aliviado de un gran peso. A partir de ese momento, se mostró más serena y las amigas de sus hermanas la miraban con nuevos ojos. Aunque tímida y con kilos de más, se convirtió en una persona muy popular. "Era muy divertida, agradable y buena", dice una amiga.
Sin embargo, Sarah estaba celosa del cambio favorable que se estaba gestando en Diana. Londres era su reino y no quería que su hermana opacara su esplandor. La rivalidad sobrevino en uno de los últimos fines de semana al viejo estilo de Althorp. Diana le pidió a su hermana que la llevara a Londres. Sarah se negó argumentando que gastaría demasiado dinero en nafta llevando a alguien más en el auto. Sus amigas se burlaron, lo que puso en evidencia por primera vez cómo la balanza se inclinaba a favor de la adorable Diana.
Diana había sido la cenicienta de la familia durante mucho tiempo. La rutina escolar había sofocado su espíritu natural y su personalidad se había visto afectada por el lugar secundario que ocupaba en el seno de su familia. Diana ansiaba desplegar sus alas y empezar una nueva vida en Londres. La atraía la posibilidad de adquirir independencia. Como lo señala su hermano Charles: "De pronto el insignificante patito feo se estaba transformando en un cisne".

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