Naruto: mira a las estrellas

capítulo 125: campanas de plata

Capítulo 125- Campanas de plata

Mientras Shino escuchaba al doctor decirle que nunca más podría usar su brazo, sus ojos se perdieron. Aunque no duró mucho. Un destello de luz y Naruto estaban en la habitación. Con las manos en los bolsillos mientras miraba a Shino. Él asintió, y Shino lo devolvió. Naruto miró al doctor antes de volverse hacia Shino.

"Te hablan de tu brazo", preguntó Naruto con una expresión un tanto solemne.

Shino solo asintió.

"Los tendones y los nervios han sido arrancados, lo que sucedió cuando el anfitrión atacó", preguntó Naruto.

"Anfitrión", preguntó Shino.

Naruto asintió.

"Resulta que fue una kunoichi infectada con un color infantil. Ella robó el meteorito y, por lo que podemos adivinar, lo introdujo en su cuerpo a través de su pecho, permitiendo que un adulto adquiera mayor movilidad", dijo Naruto.

Shino miró a Naruto por un momento antes de asentir.

"Mis insectos reaccionaron inusualmente a su alrededor. Él hundió sus dedos en mi hombro, sosteniendo a mi reina en sus dedos. Tuve que sacrificar mi brazo para salvar mi colmena", dijo Shino.

Naruto asintió.

"¿Y ahora qué?" Preguntó Shino.

Naruto miró el brazo de Shino antes de soltar un suspiro.

"Tendremos que quitarte el brazo, posiblemente reemplazarlo con una prótesis como la del Tercer Hokage. O podemos encontrar una alternativa. Depende de ti", dijo Naruto.

Shino absorbió eso mientras cerraba los ojos. Pensándolo un momento, él asintió y luego abrió los ojos.

"Preferiría una alternativa, pero no me opongo a una prótesis", dijo Shino.

Naruto asintió mientras su mano iba a su barbilla.

"Bueno, podemos darte una semana mientras tú y mis investigadores intentan encontrar algo. Después de eso tendremos que amputar. Podemos mantener el brazo vivo hasta entonces", dijo Naruto.

Shino solo asintió.

"Muy bien, puedo ... Aceptar eso", dijo Shino nerviosamente.

Wilbur Whateley caminó a través del pueblo escondido al abrigo de la noche y las sombras. Haciendo su camino hacia el área más cercana donde se puede encontrar el libro amarillo. Una vez que lo encontraron, supo que la aldea no duraría mucho, pero tenía que darse prisa. Al ver una simple librería, caminó hacia ella. Saltando, se puso de pie sobre el edificio y se sentó a esperar. Si bien había pocas personas fuera, había algunas, solo lo suficiente como para dejar caer el libro en las garras de alguien desprevenido. Esperó, pacientemente. Pasaron los minutos hasta que un hombre salió de la estantería, sosteniendo una bolsa de papel llena de libros.

Usando su cola, rápidamente y silenciosamente deslizó el tomo amarillo en la bolsa cuando el hombre se dio la vuelta para cerrar la tienda. Luego se fue en un instante. De vuelta a los demás. moviéndose mucho más rápido que antes, logró llegar a sus copias en solo un momento. Aterrizando en cuclillas antes de levantarse lentamente.

"¿Está hecho?", Preguntó uno de los Whateleys.

"Es, lo que ahora", preguntó el original.

"Debemos obtener el Necronomicón. No podemos estar seguros de que Nyarlathotep nos permita mantener el hechizo. Sabemos dónde se guarda el libro, simplemente tenemos que llevarlo", dijo una copia.