Parte: 5

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Me dejó desconcertada.

Tengo un recuerdo que recorre mi mente difusamente, pero aun ni siquiera recuerdo como estoy aquí. Aun no logro aclarar mis recuerdos y recordar donde lo había visto o conocido antes de terminar aquí. Así que me dispongo a dormir en contra de mis pensamientos y dudas. Duermo, y me despierto sobresaltada por unos reproches que provienen detrás de la puerta.

Me alarmo, ¿Sera que ya llego mi hora?

Me calmo y trato de escuchar la disputa, pero no logro escuchar muy bien lo que hablan. Al parecer mi secuestrador discute y reprocha a tal vez uno de sus secuaces.

La puerta se abre sorpresivamente para mí, y yo me incorporo para poder mirar, y dejar que pase lo que tenga que pasar. Y lo observo a él parado en el marco.

– ¿Te puedes levantar? –pregunta con su dulce voz.

A lo cual respondo con un asentimiento.

El otro chico que escuche discutiendo se asoma y me observa. Es de tez morena, cabello semi largo y ligeramente rizado, y ojos tan oscuros como la noche. Se acerca a mí y me mira fijamente.

–Perdón –pronuncia con sinceridad.

– ¿Qué? ¿Qué me hayan secuestrado? –digo con sarcasmo mientras los miro a los dos, desafiante.

–Sí, –los dos se miran –por tenerte en este chiquero, –responde –estas no son condiciones humanas –baja la cabeza.

–Somos agentes especiales –el de ojos claros pronuncia con seriedad y con la amabilidad que me trato desde el principio. Saca su credencial y lo acerca a mí.

Yo observo la foto de él y una placa dorada a un costado al igual que un código de autenticación. Él se guarda la placa a un costado de su pantalón y difusamente puedo ver su arma.

–Pronto te explicaremos el porqué de todo esto, pero debes confiar en nosotros.

Me quedo perpleja mientras proceso toda esta información nueva en mi cabeza.

–Quisiera que respondieran algunas de mis dudas. –digo tímida observando la seriedad del asunto.

–Luego te las responderemos, primero necesitamos trasladarte de aquí. Se ha iniciado tu búsqueda hace aproximadamente una hora por parte de la policía de Caracas, pero tememos que si estas en sus manos corres peligro. Esta es una actividad en cubierto y no queremos que estés en peligro.

Al escuchar estas palabras, un gran alivio aflora en mí ser. Pero aun así, persiste el miedo. ¿Por qué corro peligro?, me pregunto a mi misma alarmada.

Esta explicación le da sentido un poco al comportamiento de mí supuesto secuestrador, aunque aun no entiendo su amabilidad, se supondría que me trataría de forma profesional, ¿O así trataran los policías especiales a los demás ciudadanos?

– ¿Por qué corro peligro? –pregunto obviando lo que me acaban de decir.

–Ya abra forma de explicártelo. Ahora necesitamos trasladarte a un lugar más seguro. –responde el de ojos más oscuros con tono profesional.

– ¿Aunque sea me pueden decir sus nombres? –pregunto de nuevo.

Soy muy necia, e insistente.

–Yo soy el agente Rolan Rodríguez, –menciona el moreno. –Y el –señala al de ojos hermosos –Es Zack Acosta

Asiento con la cabeza observándolos.

El apellido "Acosta" me es familiar, aunque no recuerdo de dónde.

Rolan se aleja de la puerta y dirige una mirada a Zack.

–Ayúdale a levantarse, prepararé el auto –dice, y se marcha a realizar lo dicho.

Zack se acerca a mí y me mira con sus hermosos ojos que me resultan conocidos.

–Ven; –me ofrece su mano –te ayudo a levantar.

Tomo su mano y me levanto débilmente.

Siento mi cuerpo muy débil y pierdo el equilibrio.

Él me toma con sus fuertes brazos y me mira a los ojos. La distancia que nos separa, son solo milímetros, me siento acorralada, pero siento seguridad en sus brazos.

– ¿Qué querías decir con recordar? –pregunto desafiante.

–Luego recordaras –sonríe.

Este chico sí que es un misterio, pienso para mis adentros.

Y un muy hermoso misterio.

Enamorandome del enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora