Parte: 8

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Es horrible sentirse culpable, cuando gracias a nuestra imprudencia ponemos a alguien que aun amamos, en peligro.

Yo la coloque a ella en ese lugar.

Era los últimos días del colegio, estamos por graduarnos de bachillerato. Todos los muchachos de nuestra generación estaban contentos y tristes a la vez, ya que a veces resulta difícil cerrar un ciclo de tu vida y emprender uno nuevo del que no sabes nada. Yo estaba emocionado por la vida que tendría, por las cosas que descubriría y por las nuevas experiencias que viviría. Todas las secciones de 5to año se juntaron para organizar la fiesta y el viaje que es típico en nuestro país. Principalmente a mí, esto me favorecía un poco, ya qué, como acabo de decir, las ultimas e importantes actividades del colegio, las realizaría junto a ella.

Llego el día de la foto, para el álbum de graduación y todos aparecieron muy bonitamente vestidos con su uniforme escolar, especialmente ella. Las chicas vestían su camisa marrón, con orgullo y una falda escolar azul oscuro hasta la rodilla que las hacían ver elegantes.

Y los chicos, su camisa marrón y su pantalón de vestir escolar azul oscuro. Todos estaban muy contentos y emocionados. Uno a uno, pasamos por una gran escenografía que montaron en la entrada del colegio, el comité especial de organización, a el cual, ella y yo pertenecíamos. Mostramos nuestra mejor sonrisa, pero ninguna era tan hermosa como la que ella mostraba. Se arreglo el cabello hermosamente, y mi corazón dio un vuelco al observarla sonreír frente a la cámara. Admirando los hermosos hoyuelos que en sus cachetes se marcaban.

Yo, quede como encargado de recibir las fotos e impartirlas a las demás secciones.

Esa mañana, llegaría el fotógrafo con las fotos y yo como encargado, debía impartirlas y darles el recibo de pago a mis compañeros.

Me levante, desayune y me coloque mi uniforme escolar.

Eran las 7:01am, llegue al liceo.

La clase de castellano empezó entretenida, teníamos que organizar una obra escolar y el profesor nos hablaba sobre la organización de esta.

Sonó el timbre, baje a la cantina y la observe a ella parada a pocos metros, llevaba su suéter gris de siempre y su cabello suelto, al parecer hablaba con su amiga mientras comía un pastelito.

Ella volteo, me observo y rápidamente su mirada se posiciono a otro a otro punto. Yo seguí observándola, pero mi vista se desvió, cuando a lo lejos escucho mi nombre:

– ¡Zack!

Volteo y observo a un compañero de clases junto al fotógrafo.

–Hola, buenos días. –digo al acercarme, mientras mi compañero se marcha.

–Buenos días. –observo la carpeta que tiene en sus manos. –Aquí traje las fotografías, necesito su firma, como delegado, para constar la entrega. –acerca un papel que leo, firmo y entrego. –Gracias por su preferencia, –me sonríe y me entrega la carpeta donde están las fotos.

Me despido del señor y subo a mi salón para organizarlas.

La coordinadora nos informo que teníamos esa hora libre, por lo cual, aproveche para organizar y hablar con los demás compañeros.

Al terminar las clases, me dirigí a mi casa caminando, aunque mi padre insistía en comprarme el auto último modelo, pero para mí, no hacía falta. Llevaba la carpeta en mi mano.

Una vez en mi casa, salude a Conchita, que preparaba el almuerzo, gracias a ella, también aprendí a cocinar. Subí a mi habitación y empecé a terminar de organizar las fotos por alumno, para entregarlas luego. Todo estaba en orden, pero llegue a las fotos de ella, de las cuales había una, de más. Decidí guardarla para mí.

Pasaron las semanas, todos recibieron sus fotos, y nadie supo nunca que yo me quede con una foto de ella, aunque esta en el futuro le costara la vida.

Nos graduamos por fin. La fiesta de graduación fue muy hermosa, todos disfrutamos, bailamos, reímos, y lloramos. Ella se veía hermosa con su vestido negro hasta la rodilla.

Luego de terminar mi bachillerato, semanas después. Me mude a Caracas porque fui aceptado en una de las mejores escuelas de policías del país, situada en esa localidad. Para mí, fue triste irme, no sabía si la vería a ella otra vez; pero a veces la vida nos juega un juego estúpido e interesante en el que si no participas, pierdes.

Gracias a mi empeño, fui reclutado para La Fuerza Policial Élite Secreta Independiente (FPESI) Fuerza que se encarga de descubrir los fraudes que tienen que ver con los delegados del gobierno. 

Enamorandome del enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora