Es jueves, me levanto temprano para asistir a la Libró Café, mi lugar de trabajo. Hoy tengo día libre en la universidad, donde estudió de 1:00pm a 6:00pm, por lo cual trabajaré hasta las 3:00pmy me tomaré la tarde libre para estudiar.
Apago la ruidosa y fastidiosa alarma y me incorporo en la cama.
Doy un largo bostezo y estiro mis brazos, estrujo mis ojos y me levanto de la cama.
Antes de avanzar al baño verificó la hora en el despertador. Son las 6:00am tengo una hora para alistarme y desayunar. Tomo mi toalla que se haya en una silla de mi habitación y me adentro al baño. Me quito la ropa de dormir y la ropa interior, las colocó en la cesta de ropa sucia, la cual ya está casi llena, debería lavar mi ropa.
Me coloco debajo de la ducha y doy un pequeño salto al encenderla; el agua está fría y esto me estremece un poco. Aplico jabón por mi cuerpo y champú en mi lacio cabello castaño. Termino de bañarme y busco en mis gavetas la ropa interior, me la coloco y busco los pantalones que me pondré con la camisa del trabajo. Me termino de vestir y me observo en el espejo de mi habitación.
Que horrible soy, pienso y río.
Me aplico un poco de polvo compacto y labial rosa en los labios, no soy de maquillarme mucho.
Observo la hora: 6:20am, y me alivia tener todavía tiempo para desayunar. Salgo de mi habitación, me dirijo a la sala y encuentro a Érica, mi mejor amiga sentada esperándome para que prepare el desayuno. Hoy me toca a mí.
–Tengo hambre –exclama al verme. Yo solo la observo y río para mis adentros.
– ¿Qué quiere para desayunar mi dama? –digo cordial, con un muy mal y fingido acento francés.
– ¡Panquecas! –exclama entusiasta, como una niña pequeña al pedir dulces.
–Sus órdenes son deseos. –me mira y ríe. –Mierda es al revés, –noto mi error y ella ríe más fuerte –sus deseos son órdenes –corrijo, ella aun no para de reír.
Me paro frente a ella con los brazos en forma de jarra.
– ¿Ya terminaste de reírte como foca epiléptica?
A lo cual ella asiente y da una última carcajada.
Me dirijo a la cocina para preparar las panquecas que Érica quiere que haga; desde pequeñas cuando hacíamos fiestas de pijamas en mi casa, ella mostró ser muy amante de las panquecas de desayuno. Yo soy un poco más criolla y prefiero arepas con mantequilla y queso.
Saco la harina de trigo de la despensa y me coloco a preparar la masa.
– ¿Cuántas quieres? –grito para que me pueda escuchar desde la sala.
– ¡Tres! –responde.
Hago las panquecas y las sirvo, limpio la cocina y los utensilios que utilice. Agarro las panquecas y las sitúo en la mesa del comedor.
–Ya está lista la comida –digo llamando a la comelona de mi amiga.
Ella rápidamente viene y se sienta el frente de mí, en la mesa de cuatro personas del comedor.
Comemos rápidamente y nos levantamos para lavar nuestros respectivos platos.
Lavo mi plato y me secó las manos, Érica hace lo mismo.
Voy a mi cuarto y recojo mi bolso, donde llevo mis cosas personales.
Érica me espera en la puerta, salgo de mi cuarto y voy hacia la puerta del departamento para que cerrar. Subimos al ascensor y presiono el botón de planta baja. Érica no dice palabra alguna, al igual que yo, no quiere llegar tarde y está nerviosa por eso.
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Enamorandome del enemigo
RomanceElla, despierta con las manos atadas en una mugrienta habitación. No recuerda nada de la noche anterior, el dolor de cabeza nubla sus pensamientos. Ha sido secuestrada. Lo que no sabía es que su secuestrador terminaría siendo su salvador. Él, siemp...