Capítulo ocho

593 84 24
                                    

Se me secó la garganta y esperaba haber oído mal.

—¿Qué? —Fue lo único que fue capaz de salir de mi boca.

—Sí, señorita, escuchó bien. Desde el primer momento fue la principal sospechosa. Fue usted la última persona que lo vio esa noche.

—Me dijiste que no me estabas acusando de nada, que era solo un interrogatorio.

—Así es.

—¡Me dijiste que podía confiar en ti! —A Scott le cambió la cara por completo.

Estaba comenzando a perder los nervios y sabía que eso no me iba a favorecer en nada, pero en ese momento no podía pensar con claridad.

Scott cogió la grabadora que estaba situada en medio de la mesa, entre nosotros dos, y la apagó.

—¿Puedo serte sincero?

—Supongo...

—Yo no creo que hayas sido tú —en ese momento su semblante se suavizó y estoy segura de que el mío también—, ¿pero qué demonios quieres que haga? Vino Marilyn de los nervios a confesar que tú habías sido la culpable de todo, que estaba segura.

—O sea que era eso... —Reí incrédula. Él me miró con el ceño fruncido, confuso—. Sí, también vino a mi propia casa a culparme de todo, pero ¿acaso tiene pruebas? Es solo su palabra contra la mía, ¡no pueden acusarme por eso!

—Soy consciente de ello, por eso solo estás aquí pasando por un interrogatorio y no en la cárcel.

—Tú viste el estado en el que se encontraba y sabes que esa mujer no estaba bien.

—Sí, también soy consciente de que está pasando por un horrible momento y no puede estar muy estable emocionalmente.

—¿Entonces? ¿Entonces por qué me haces esto, Scott? Confié en ti... —Mis palabras sonaban dolidas, porque así era como me sentía.

Me costaba mucho confiar en las personas, más aún en un agente de policía al que no conocía de nada. Pero lo había hecho... Lo había hecho y me había fallado.

—¡Porque es mi obligación! —Levantó la voz. Las lágrimas escocían en mis ojos y él se dio cuenta de ello—. Leila, joder, escúchame. Es lo que tengo que hacer, no puedo hacer otra cosa.

—¿Pero sí puedes creer a una inestable? ¿Acusarme simplemente porque ella dice que es así, y punto?

—No la creo. Solo te estaba interrogando, ya está. Era lo que tenía que hacer, era mi deber. No te estoy acusando, ni voy a permitir que nadie lo haga.

No pude contener más las lágrimas y me derrumbé. Me derrumbé ahí mismo, delante de Scott. Delante de todas las personas que estuvieran mirando a través de los cristales.

Agaché mi cabeza y la tapé con mis manos. Odiaba que me vieran llorar, me avergonzaba mucho hacerlo en público, por eso aprovechaba siempre para hacerlo por las noches, sola con mi almohada. Mi mayor confidente.

—Leila, por favor... No me hagas esto aquí. Me mata verte así y no poder consolarte.

¿Había escuchado bien?

Levanté la cabeza al instante. No me podía creer lo que acababa de escuchar.

Scott desvió su mirada hacia otro lado, avergonzado.

—No me malinterpretes. —Sus ojos se volvieron a posar en mí—. Es solo que no me gusta ver a nadie llorar. Me parte el alma.

—Vaya... Así que tienes sentimientos.

Lo que ocultan sus ojos ✔ | #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora