CAPÍTULO 13 - LA TENSA ESPERA

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A la mañana siguiente un pequeño destacamento, con el Comandante Erwin Smith al frente, salió del cuartel general del Cuerpo de Exploración rumbo al muro Sina.
La marcha ni siquiera fue anunciada. No era con motivo de una expedición sino por una visita rutinaria de la que volverían, si todo marchaba según lo previsto, en tres días. Si se le daba más pompa de lo necesario, por ejemplo con los altos mandos del Cuerpo despidiendo al Comandante, se preocuparía innecesariamente al resto de la tropa, además de alertar a los posibles espías que tuvieran dentro.
Lo mejor era actuar como si no estuviera ocurriendo nada extraordinario.

Por ese motivo Hange y Levi, quienes se quedarían al cargo del cuartel, ni siquiera bajaron al patio para desearles buen viaje. Les observaron desde el despacho del Comandante; Levi teniendo que agarrarse a la mesa para no salir corriendo detrás de él y a punto de romperla de lo mucho que la estaba apretando, y Hange intentando fingir que no veía sus nudillos tan blancos ni su expresión tan demacrada. Sus ojeras solo eran comparables a las del Comandante Smith.

Aguantaron en ese tenso silencio hasta que la puerta marcada con las alas de la libertad se cerró y, cuando ya no pudo ver más de esa cabellera rubia que tanto le desesperaba cuando le conoció, Levi se preguntó qué podría hacer ahora para no volverse loco por la espera. Se suponía que se le había encomendado el correcto funcionamiento del cuartel pero...
De pronto una idea cruzó su mente. Entrecerró los ojos, observando desde la ventana a los soldados más madrugadores y que ya se estaban haciendo cargo de las tareas de limpieza.

- Reúne a los nuevos en el patio –ordenó a Hange, dirigiéndose ya a la salida-. A ver si conseguimos que aprendan algo, para variar.

Media hora después el Capitán Levi se encontraba en el campo de entrenamiento, pasando revista a los nuevos y anunciando su cometido para los próximos días. Erwin le había pedido que vigilara bien a los soldados y vaya si iba a hacerlo. Más aún si eso le permitía distraerse, limpiar en condiciones el cuartel, entrenarse para terminar de recuperar la flexibilidad de su tobillo y, de paso, darle un poco de caña a los nuevos. Eso último nunca venía mal, sobre todo si estaba ante los cadetes más inútiles que había conocido hasta ahora: entre la que robaba comida, los que estaban todo el día peleándose, los que eran incapaces de seguir órdenes y los que si llegan a ser más tontos no nacen, sería un auténtico milagro que volviera uno solo con vida de la próxima expedición, fuera esta cuando fuese.
Mejor tenerles listos para entonces.
Además, si algo bueno tenía ser el Capitán Levi es que todo el mundo ya sabía que era un borde. Nadie sospecharía sobre el por qué hoy estaba siendo especialmente capullo.

En cuanto se colocaron en formación Levi dividió rápidamente a los nuevos en dos grupos, cuyas tareas se alternarían a lo largo de la jornada: mientras el primer grupo limpiaba cada milímetro del cuartel, que luego él revisaría minuciosamente para asegurarse de que todo estaba en orden, el segundo se quedaría en la zona destinada al entrenamiento para aprender nuevas técnicas de combate. Y tras la hora de comer se intercambiarían las posiciones sin perder un segundo. Así hasta que el propio Comandante regresara y diera nuevas órdenes.
Los soldados se miraron de reojo mientras Levi explicaba la situación, conscientes de que se avecinaba el infierno. No sabían si era porque la nueva posición de mando le había dado aires de grandeza, pero estaban a punto de conocer al Capitán Levi más cruel.
En un minuto los grupos ya estaban hechos y desde ese instante el cuartel del Cuerpo de Exploración se convirtió en un auténtico hervidero. Jamás había habido tanto movimiento en una época de supuesta paz y sin ninguna expedición a la vista.
Por supuesto, a nadie se le ocurrió comentarle que a lo mejor se estaba excediendo un poquito en sus obligaciones. Todos conocían su obsesión por la limpieza, por lo que sabían que tarde o temprano eso pasaría. Y en cuanto al entrenamiento especial sería el propio Levi el encargado de enseñarles las nuevas técnicas, por lo que no dejaban de estar aprendiendo del mejor.
Eso era algo positivo, se mirara por donde se mirase.
Otra cosa eran sus modos y que dejaban bastante que desear.

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