CAPÍTULO 6 - REMORDIMIENTOS

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No hubo tiempo para lamentaciones.

El Comandante Erwin Smith habría deseado contar con al menos un par de días para recuperarse del torbellino de emociones que ahora poblaban su mente. Necesitaba poner sus pensamientos en orden y recuperar de una vez el control.

Había sido un iluso al aceptar el plan de Levi. Eso era lo único que tenía claro. Y no porque no se fiara de la capacidad de su Cabo, sino porque lo que pretendía era un imposible. ¿En serio creía que un poco de sexo iba a ser suficiente para volver al campo de batalla con la mente despejada?

Tal vez si fuera un soldado más eso habría bastado, pues soltar las tensiones que se acumulaban tan pronto como salían de los muros era algo que todos necesitaban. Y qué mejor manera de hacerlo que además disfrutando un poco.

Pero eso no servía con un oficial, menos aún con el más alto cargo del Cuerpo de Exploración. Un hombre para el que la tensión nunca desaparecía, ya fuera dentro o fuera de los muros: Dentro debía recopilar toda la información de la que dispusieran hasta entonces, sin que se le escapara el más mínimo detalle, para preparar una nueva estrategia que ocasionara el menor número de bajas posibles. Y fuera debía observar desde la retaguardia cómo el plan que había ideado se llevaba acabo, sabiendo que tanto si la misión era un éxito como un fracaso siempre habría muertos. Y que todas y cada una de esas muertes se habrían producido porque él, desde la comodidad de su despacho, se había dedicado a mover a sus soldados como peones en una partida de ajedrez, condenándoles a morir por el bien de un objetivo superior.

Un fin último, el triunfo de la humanidad, que tenía claro que él no llegaría a ver cumplido, pues la guerra en la que se había embarcado duraría años, tal vez décadas.

Y ser consciente de ello hacía que en ocasiones fuera especialmente difícil tomar cada decisión.

¿Realmente creía que revolcarse con Levi bastaría para silenciar todas sus frustraciones? ¿Todos sus temores?

Tal vez lo consiguió durante minutos, cuando lo único que veía era a ese soldado que era un terremoto para su estabilidad emocional, y eso que era con diferencia el hombre más impasible que había visto jamás... Pero cuando ese placentero momento terminó lo único que quedó fueron resentimientos.

Se había equivocado en su elección.

Y ahora tocaba pagar las consecuencias.

Mientras cabalgaba en el centro de la formación eso era lo único en lo que podía pensar Erwin Smith. Era bien consciente de que no podía distraerse con nada, y menos con temas tan banales, pues su cordura mental no era nada comparado con lo que se estaban jugando: aunque algunos de los hombres que ahora le acompañaban jamás regresarían, mejor si ese número era lo más reducido posible... Algo que no ocurriría si seguía imaginándose el cuerpo demacrado de Levi en su cama.

- ¿Está bien, Comandante?

A su lado Hange le miraba preocupada, viendo que estaba más taciturno de lo normal.

- Estaba pensando en esas nubes. –Observó el cielo, disimulando rápidamente-. Espero que no nos den problemas.

- No parece que vaya a haber tormenta. Y si todo sale bien llegaremos a nuestro destino en un par de horas.

Erwin miró a su izquierda y derecha, donde los distintos grupos de soldados mantenían la formación con una precisión milimétrica. La formación para larga distancia había dado numerosos éxitos y era uno de los orgullos del Cuerpo de Exploración.

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