VERDE, COMO LOS ARBOLES

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De niño amaba hablar con los árboles, no se por que. ¡No bromeó! Antes de que piensen que estoy loco, déjenme explicarles: no es un lenguaje como el que tenemos los humanos, no es verbal, es diferente; más bien es energético. Había uno en especial con el que me entendía muy bien, sentía que de verdad le respondía, lo llamaba "el árbol sabio". Estaba a un costado de unas canchas en las que jugábamos fútbol y era como un pino enorme. No me acercaba a él para contarle mis problemas, más bien le preguntaba el porqué de las cosas: "¿Por qué vivimos?, ¿estábamos solos?, ¿del universo es más grande de lo que conocemos?". Ese árbol me hacía pensar que podía haber vida más allá de este mundo, imaginaba que la Tierra como un pequeño pasto en un campo de golf, entonces pensaba que debía haber otro pasito por allá en el que hubiera vida. Hasta ahora, como cuando era niño, me gusta tocar los árboles, sus cortezas y hojas; no las arranco no las lastimo, sólo las acaricio. Medito rodeado de vegetación, pues creo qué hay alguna conexión entre los humanos y la naturaleza; al fin y al cabo ambos somos seres vivos.

 Medito rodeado de vegetación, pues creo qué hay alguna conexión entre los humanos y la naturaleza; al fin y al cabo ambos somos seres vivos

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CD9 "Nuestra Historia"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora