Capítulo 4

604 47 1
                                    

—¿Eh...? - 

El tiempo se había parado para Mukuro Ikusaba. Como si todo a su alrededor se hubiera congelado.

Había sido conocida como la Mercenaria Definitiva.

Ya había sentido eso antes, cuando estaba con el grupo de mercenarios Fenrir. En situaciones en las que estaba rodeada por un sinfín de enemigos, en la jungla o en unas ruinas del desierto...  

Los enemigos parecían quedar paralizados en el tiempo, lo que le permitía conseguir una victoria decisiva en todos sus combates. Pero aquello no era un campo de batalla, así que no entendía por qué se había activado aquella sensación. Para entender lo que estaba pasando, Ikusaba intentó recopilar la información que le proporcionaba aquel mundo paralizado.

Enoshima y ella eran niñas de la desesperación... 

Pero Junko Enoshima, la Desesperación Definitiva, llevaba en su interior una oscuridad mucho más grande.  

A pesar de sus apellidos distintos, Ikusaba era la hermana mayor de Enoshima, conectadas por lazos de sangre. Había ayudado en el plan sin futuro de Enoshima y se había hecho pasar por ella como si también estuviera participando en el juego con los otros estudiantes.

Según el plan, Ikusaba debía oponerse a Monokuma, que era controlado por su hermana, y ser encerrada en una mazmorra como castigo. Aislada de los demás, podría escapar de la mazmorra y realizar diversos actos para privar a los estudiantes de toda esperanza. Ése era el papel que se le había asignado.  

Cuando Naegi sucumbió a su dolor de cabeza, Enoshima le mandó comprobar si el shock le había devuelto algún recuerdo, convirtiéndole en un lastre.

Se despertó cuando ella le estaba vigilando, así que estuvo hablando con él, pero no notó ningún cambio significativo en su comportamiento. Hasta aquel momento, estaba segura de que no debería haber ningún problema. Nada podía salir mal.  

Pisó a Monokuma, tal y como su hermana le había dicho, y recitó sin equivocarse las líneas que se había aprendido. Después debía caer a través de una trampilla a la mazmorra y quedar separada de los otros estudiantes. Ése era su papel. No se había equivocado en nada.  

No había cometido ningún fallo.

No había cometido ningún fallo.  

Se lo repitió a sí misma una y otra vez, en una especie de mantra silencioso.   Pero en aquel momento, lo que veía era… No una trampilla, sino cientos de lanzas… Y una había atravesado a Naegi por el costado.  

—(¿Por qué...? Naegi... ¿Por qué hay lanzas? ¿Gungnir? Estaría muerta si no me hubiera movido... ¿Ha cometido Junko un error? No, ella nunca se equivocaría....) - Pensaba Ikusaba confundida — (¿Ha intentado matarme...? ¿A mí? ¿Naegi me ha salvado...? ¿Por qué...? ¿Por qué dijo mi nombre...? ¿Acaso ha recuperado la memoria? ¿Acaso no me di cuenta? ¿Acaso cometí un error? ¿Es por eso que Junko se ha enfadado conmigo? ¿Es mi castigo? ¿Es culpa mía? Junko ha intentado matarme....) - Pensó estando en Shock.

—(Matarme...) -

—(Matarme...) -

—(Matarme...) -

Poco a poco, el tiempo fue volviendo a su mundo.

Ikusaba podía sentir cómo se iba poniendo pálida al mirar hacía Naegi.

Poro otro lado, los gritos de los estudiantes llenaron el gimnasio. Probablemente la primera en gritar había sido Maizono. Pero quién hubiese gritado primero no le importaba.  

—(Naegi... ¿Por qué...?) - Para Ikusaba Naegi era el Estudiante Perfecto Definitivo, siempre fue bueno en todo lo que hacía. Había sido su compañero de clase durante los dos últimos años, pero ahora era un sacrificio para la desesperación. No hacía tanto que él le había dado cierta respuesta durante su conversación en la enfermería. Él solo era un peón en el plan de su hermana… Pero ahora, un sentimiento de duda se había empezado a formar en la mente de Ikusaba.  

—(Yo... ¿Qué quería de Naegi?) - Siguió pensando, mientras su corazón latía sin parar.  

"¡Como agradecimiento, te prometo que si decido matar a alguien no serás tú!"  

—(¿Estaba... imitando a Junko en ese momento? ¿O... lo estaba diciendo en serio? ¿Cuándo empecé a sentir esta duda? ¿Ahora, cuando él me ha salvado? ¿O antes, cuando hablé con él en la enfermería? ¿O cuando hablé con él sobre este juego antes de que sus recuerdos volviesen? ¿O puede... que incluso mucho antes?) - Ikusaba se quedó ahí, confusa y acongojada, mientras Naegi abría los ojos poco a poco, con la lanza todavía sobresaliendo de su costado.  

—Agggh... ¿Iku... saba...? - Fue lo primero que dijo Naegi cuando medio abrió los ojos.

—Naegi... ¿Estás bien? - Ikusaba ya no se estaba haciendo pasar por la Estudiante Supermodelo Definitiva.

Mirándola desde el suelo del gimnasio, Naegi preguntó:  

—¿Por qué... llevas la ropa de Enoshima...? - Estaba sonriendo. Puede que ya no sintiera el dolor. O puede que se estuviera viendo afectado por otra cosa… Pero pese a todo, Naegi ignoró el hecho de que se estaba muriendo para sonreír cálidamente a Ikusaba — Estoy contento... de que... estés a salvo... Ikusaba... - Nada más oír la débil voz de Naegi, algo dentro de Ikusaba despertó… Desde dentro de la coraza de desesperación que había en su interior, una intensa emoción empezó a rebosar.  

—No... Esto no está... bien... - No podía resistir aquella emoción ni un segundo más... — No... No... - Y por primera vez en su vida, Ikusaba lanzó un grito hacia el mundo.

Danganronpa: Trigger Happy Havoc (Otra Historia Diferente)『Terminada』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora